Piden 107 años a Cásper por una veintena de delitos extremadamente violentos

La Fiscalía pide 107 años de cárcel por una veintena de delitos para el conocido delincuente Ángel Suárez Flores, “Cásper”, que será juzgado en la Audiencia Nacional el próximo jueves como dirigente de una organización extremadamente violenta que se dedicaba a robar a narcotraficantes.

“Cásper”, condenado ya por robar obras de arte de la vivienda de Esther Koplowitz, era el cabecilla de una peligrosa organización en la que estaban implicadas otras 25 personas que también serán juzgadas por la sección primera de la Audiencia Nacional, acusadas de decenas de delitos de amenazas, torturas, lesiones, blanqueo, narcotráfico, falsedad documental y tenencia de armas.

La Fiscalía explica cómo Suárez encabezó de 2009 a 2011, año en que fue detenido, una organización dedicada a los llamados “volcados de droga”, es decir, a robar estupefacientes a otras bandas.

Contaba con una rama “técnica”, liderada por Jorge Juan Berzosa, “El Informático”, que controlaba los dispositivos de vigilancia, escuchas y grabación y planificaba y ejecutaba las acciones, mientras que la “dura o valenciana”, orquestada por Diego Moreno Jiménez, “Mario”, llevaba a cabo las acciones más violentas, como asaltos, secuestros y extorsiones.

Las dos tenían la cobertura de la rama de “apoyo o francesa”, liderada por Bruno Pierre Jacques Morone, “El Francés”, y por otra “logística” que le prestaban apoyo constante.

La organización usaba medios, destaca el fiscal en su escrito de acusación, “extremadamente violentos”, como a los que recurrieron el 18 de diciembre de 2009, cuando varios miembros de la organización se hicieron pasar por guardias civiles e interceptaron en Algeciras a un hombre que colaboraba con unos narcotraficantes.

Al hombre, testigo protegido en el juicio, lo llevaron en un coche hasta una nave donde lo retuvieron más de diez horas, tiempo en el que lo torturaron dejándolo en ropa interior, le amenazaron con pegarle un tiro en la cabeza, le pegaron en varias zonas de su cuerpo y finalmente le cortaron el dedo gordo de un pie con un machete.

Como consecuencia de la paliza que sufrió, el hombre requirió de tratamiento quirúrgico y la secuela permanente de impotencia sexual de origen psíquico.

Esta víctima les dio el nombre de otro hombre, al que también torturaron, que les facilitó la dirección de un tercero en una casa en Lebrija (Sevilla), que procedieron a asaltar vestidos también de guardias civiles.

Allí usaron armas como barras de hierro para golpear a los narcos de la otra banda. A uno de ellos le rompieron las dos piernas, las muñecas y varias costillas y le quemaron con un soplete, torturas por las que llegó a perder la conciencia. Entonces le dejaron tirado en la puerta de un centro de salud.

Finalmente, la banda de Suárez consiguió hacerse con un alijo de 211 kilos de cocaína provenientes de Bolivia con un valor de 6 millones de euros.

El dinero que conseguían de robar a otras bandas lo intentaban introducir en el circuito económico legal, para lo que “Cásper” planeó con el también acusado Alejandro Conde, “empresario de la noche”, abrir en un hotel de Santa Pola el prostíbulo más grande de Europa.

Para ello, pagaron al dueño del hotel, JM, unos 800.000 euros y pactaron un alquiler del edificio, pero el negocio no llegó a fraguarse porque Suárez fue detenido.

Entre los acusados se encuentran algunos de los narcotraficantes que fueron robados por “Cásper” y también su mujer, que se ocupaba a localizar a personas en las que su marido tenía interés.

El matrimonio, explica el fiscal, tenía un elevado nivel de vida que no justificaba su actividad profesional, “con gran gasto en restaurantes, salidas, ropas y viajes” y varios vehículos de lujo que no figuraban a su nombre.

Vivían en un dúplex en Majadahonda (Madrid) en cuyo registro se encontraron 33.600 euros en metálico (de ellos, 19 billetes de 50 euros en la habitación de una de sus hijas), así como relojes de lujo por 75.931 euros y otros objetos como un bastón eléctrico de 700 vatios.