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Equo: “redes de cambio” para que los partidos sean otra cosa

Taller de Democracia. Los simpatizantes se dividen por pequeños grupos y luego van rotando a otros para ir revisando propuestas (Equo)

Luz Sanchis

Hay partidos con grandes estructuras y programas electorales que son revelados como una especie de dogma a sus militantes y luego se resumen en unas cuantas promesas para obtener el voto de los demás. Otros, como Equo, aspiran a que los demás hagan política con ellos porque no la entienden sin su participación. Dentro de Internet o fuera de ella, el objetivo es tejer redes.

A través de herramientas digitales, los militantes y simpatizantes de Equo discuten, proponen, y votan. También se reúnen de forma presencial, organizan actos y toman decisiones, pero esta fórmula les permite cruzar ideas, discutirlas, filtrarlas y luego darles forma de documentos que acabarán convirtiéndose en programa electoral. A través de la Equomunidad, las elecciones primarias están abiertas también a los simpatizantes. Basta con registrarse y escanear el DNI si se hace a través de ella o acercarse el domingo hasta la urna.

El partido tiene estructura federal y este fin de semana se celebra el congreso de Equo Madrid. Una vez presentado el balance de gestión y las cuentas, se elige hoy la Mesa de Coordinación, formada por seis hombres y seis mujeres. Inés Sabanés, actual coportavoz junto a Ramón Linaza, aspira a ser reelegida. Las listas son abiertas.

Iniciativas, experiencias y laboratorios de ideas

Hay una mesa para vender chapas, tazas o camisetas. Ahí se acaban las similitudes con un congreso político tradicional. Este no es un congreso “de caras” ni de saludos protocolarios. No hay delegados. Por el edificio Abogados de Atocha, de CCOO, desfilan representantes de diferentes plataformas ciudadanas, asociaciones e iniciativas. Se escucha, y se habla, con un miembro de la Parroquia de San Carlos Borromeo, con alguien de la plataforma que lucha contra Eurovegas, de la FAPA Giner de los Ríos o con defensores de la sanidad pública o los derechos de los animales. Los que no se han movido de casa, lo siguen en streaming y en la etiqueta #ReiniciaMadrid, en Twitter.

Equo no tiene aún representación política propia en los parlamentos autonómicos o en el Congreso. Como partido nació en 2011 y las elecciones generales les sorprendieron con mucho trabajo por hacer. Su candidato, Juantxo López de Uralde, no llegó a obtener escaño, aunque la formación obtuvo 215.000 votos. La decepción interna desinfló las expectativas y ahora tratan de remontarlas. En elecciones autonómicas han optado por pedir el voto para formaciones como ICV en Cataluña o coaligarse con otros partidos, como Compromís en la Comunidad Valenciana.

Sabanés resume el reto de Equo Madrid: “organizar redes de cambio y hacerlo desde abajo”. A sus debates quieren sumar el trabajo de otros para luchar contra problemas de Madrid como la especulación o la privatización de los servicios públicos. Tienen claro que la regeneración democrática es una necesidad imperiosa y que hay que sumar los esfuerzos de todos.

Otro aspecto que les diferencia de los partidos tradicionales es que no venden el paquete completo. Lo que llaman sus tres “patas” son la Democracia y los Derechos, la Sostenibilidad y la Economía de lo común y Sociedad, pero no a todos los ciudadanos les interesa todo por igual. En torno a cada área se crean varios talleres y grupos de trabajo. Muchos asuntos son transversales, así que lo más probable es que se crucen. Tres pizarras a la puerta de la sala se irán llenando después con las aportaciones. La comunidad interesada podrá también enmendar el documento. Antes de llegar al momento de votar se habrá buscado la posición común. Por debate no quedará.

Sin el caos de los inicios

Actuar de forma horizontal ya no les lleva tantas horas como al principio. Su responsable de comunicación, Pepa López, admite que la primera asamblea que celebraron en Rivas fue “caótica” y que hubo muchas prisas. Han aprendido mucho desde entonces para organizarse mejor y no perderse.

Hasta ahora tienen unos 2.000 militantes y calculan que unos 16.000 simpatizantes. El grueso ronda los 40 años aunque tienen un gran porcentaje de jóvenes que cuenta con su propia red, Equojoven. Para afiliarse pagan 120 € o 50€ al año, en función del bolsillo de cada uno. No se les exige ningún documento justificativo a los que pagan menos. Con esos fondos se organizan. Nada de pedir créditos. La transparencia que se exige se practica con el ejemplo: todas sus cuentas son públicas.

La falta de medios obliga a darle vueltas a la cabeza para gastar muy poco. La página web, por ejemplo, es el resultado de muchas horas de trabajo de cinco voluntarios. ¿Cómo recaudar dinero para seguir? Se plantean que el siguiente paso sea el crowdfunding para pedir pequeñas cantidades a los interesados en causas concretas.

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