Las convenciones partidarias impulsan la carrera por la Presidencia de Brasil

La carrera por la Presidencia de Brasil, la más incierta de los últimos años, comenzó hoy a tomar forma con la apertura del plazo para que los partidos decidan en sus convenciones los candidatos para las elecciones de octubre.

Mientras las formaciones trabajan a contrarreloj para acabar de tejer las complejas alianzas políticas, los laboristas abrieron hoy la veda de las convenciones y proclamaron este viernes al centroizquierdista Ciro Gomes como su candidato.

El veterano político, de 60 años, extendió su mano para cerrar coaliciones con los más diversos partidos e hizo también un guiño a los sectores más progresistas al afirmar que, si llega al poder, apostará por un “proyecto nacional de desarrollo” que exigirá un “gran sacrificio” del Gobierno y del “mundo más rico”.

“Voy a mirar con lupa cada cuenta, cada privilegio. Conmigo los privilegios acabarán, sean los que sean”, afirmó Gomes, quien cuenta con alrededor del 8 % de las intenciones de voto, según los sondeos.

Ciro Gomes podría intentar capitalizar los votos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en caso de que el antiguo líder sindical, al frente en las encuestas, sea finalmente inhabilitado por una condena en segunda instancia a 12 años y 1 mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.

El exgobernador de Ceará, sin embargo, también ha intentado conquistar el apoyo del bloque de partidos de centro, conocido como “centrao”, pero la aproximación no llegó a ser fructífera.

Las formaciones del “centrao” optaron en la víspera por trasladar su apoyo al candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin.

Integrado entre otros por Demócratas (DEM) y Progresistas (PP), el “centrao” cuenta actualmente con 164 de los 513 diputados, lo que le convierte en un bloque fundamental en las negociaciones legislativas, y tiene cerca del 40 % del tiempo de televisión.

En el tablero político, el apoyo del “centrao” a Alckmin, que todavía no ha sido anunciado oficialmente por el PSDB, supone un impulso para el candidato socialdemócrata, estancado en las encuestas de intención de voto con un 6 %.

También este viernes el Partido Social Cristiano (PSC) oficializó la candidatura de Paulo Rabello de Castro, expresidente del banco estatal de fomento brasileño, mientras que el resto de formaciones tienen de plazo hasta el próximo 5 de agosto.

El Partido de los Trabajadores (PT), por su parte, pretende reafirmar a comienzos de agosto la postulación de Lula, líder en todas las encuestas a pesar de su arresto y su probable inhabilitación.

Si Lula finalmente es apartado de la carrera electoral, lo que es probable, el liderazgo en las encuestas queda en manos el líder de la extrema derecha Jair Bolsonaro, cuya candidatura debe de ser reafirmada este domingo en Río de Janeiro por el Partido Social Liberal (PSL).

A pesar de su popularidad, Bolsonaro enfrenta dificultades para cerrar acuerdos con otras siglas y, en caso de no conseguir el apoyo de más partidos, tan sólo contaría con ocho segundos de publicidad gratuita en radio y televisión.

El excapitán del Ejército todavía no ha conseguido un compañero de fórmula para su singladura política. Primero lo intentó con el senador Magno Malta y más tarde, también sin éxito, con el militar Augusto Heleno, quien encabezó la misión de estabilización de las Naciones Unidas en Haití el 2004.

De acuerdo con algunas versiones de prensa, la abogada Janaina Paschoal, impulsora del juicio político que destituyó a Dilma Rousseff, está en el radar y podría ser anunciada como vicepresidenta en la convención del domingo del PSL.

La convención del PSDB, por su parte, está prevista el próximo 4 de agosto y dos días antes el partido del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), del presidente Michel Temer, definirá su candidato.

El nombre que suena con más fuerza dentro del MDB es Henrique Meirelles, exministro de Hacienda mimado por los mercados financieros pero con poco peso en las encuestas.

A falta de menos de tres meses para las elecciones, los sondeos de opinión presentan un escenario totalmente atomizado e imprevisible.

Las últimas encuestas atribuyen a Lula un 33 % de los votos, seguido del ultraderechista Jair Bolsonaro, con 15 %, la ecologista Marina Silva (7 %) y el laborista Ciro Gomes y al socialdemócrata Geraldo Alckmin, ambos con 4 %.

Sin embargo, las normas electorales en Brasil impiden presentar un candidato con una condena ratificada en segunda instancia, como es el caso de Lula, por lo que si el PT le inscribe, las autoridades electorales podrán vetarlo.

Según la firma Ibope, en un escenario sin Lula, las preferencias de los electores se inclinarían por Bolsonaro (17 %), seguido por Marina Silva, con un 13 %, en tanto que Ciro Gomes subiría al 8 % y Alckmin alcanzaría un 6 %.