El PP celebra una victoria amarga que fortalece a Ayuso en su pulso con Casado

Aitor Riveiro

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Los adelantos electorales se sabe cómo empiezan, pero no siempre cuál va a ser el desenlace. En diciembre, Alfonso Fernández Mañueco rompió con Ciudadanos y convocó a los castellano-leoneses a las urnas para gobernar en solitario. Este domingo, las urnas han certificado el descalabro del partido que dirige Inés Arrimadas y su relevo por Vox como socio imprescindible para que el PP mantenga el Ejecutivo. El resultado ha quedado lejos del inicialmente previsto, con tres procuradores y apenas dos puntos sobre el PSOE. Pese a que la dirección nacional del PP ha celebrado la victoria, esta resulta un tanto amarga porque no se ha reeditado el resultado de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, el gran objetivo de Pablo Casado para lanzarse desde ya a su tercera intentona por alcanzar la Moncloa.

La presidenta madrileña sale, de hecho, reforzada en su pulso con el presidente nacional del partido, después de que el candidato haya recurrido a ella en el tramo final de la campaña. La presencia prevista de Ayuso estaba limitada a un acto en la primera semana y el cierre del pasado viernes. Pero su éxito entre las bases del PP y la tendencia a la baja de Mañueco en las encuestas encendieron las alarmas. Sobre la marcha se improvisó otra jornada con varios actos de la dirigente madrileña.

La estrategia trazada en la sede nacional de la calle Génova, de Madrid, pasaba por arrasar en Castilla y León, convocar de forma inmediata en Andalucía y, ya en 2023, enlazar el triunfo en municipales y autonómicas con las generales, previstas para finales de ese año. Pero Pablo Casado ha tropezado en el primer escalón. El triunfo de Mañueco ha sido por la mínima y su Gobierno depende de Vox. El presidente de la ultraderecha, Santiago Abascal, ha dicho este mismo domingo que tienen “el derecho y el deber de formar gobierno en Castilla y León”.

El presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, llegó a amenazar con convocar elecciones en la misma noche electoral de Castilla y León, ante el bloqueo que existe en el Parlamento autonómico tras la ruptura entre Vox y su Gobierno, en coalición con Ciudadanos. Las elecciones andaluzas tienen que celebrarse este 2022, pero ahora no está tan claro que el PP tenga prisa por hacerlo.

Si Casado quería cambiar el efecto Ayuso por un efecto PP que identificara los triunfos con él, el plan no ha terminado de salir bien. De hecho, la intervención de Ayuso en el mitin final en Valladolid fue interrumpido en múltiples ocasiones por los aplausos de los asistentes. Y eso que la presidenta madrileña pasó muy de puntillas por el motivo del acto, las elecciones en Castilla y León.

Ayuso planteó un discurso con más claves internas que externas y en el que expuso qué ideas debería defender el PP y cómo tendría que hacerlo, en su opinión. Un decálogo que sonaba a impugnación tanto del planteamiento de campaña de Mañueco como del propio Pablo Casado, con quien mantiene un durísimo enfrentamiento por el control del partido en Madrid desde el pasado verano y cuya fecha límite de resolución cada vez está más cerca. En principio, el congreso autonómico debería ser como tarde el próximo mes de junio.

En la sede nacional de Génova, que cumple un año en venta, no esperaron ni un minuto desde el cierre de los colegios electorales para lanzar la consigna: “El PP gana las elecciones, el PSOE pierde”. El recuento fue acercando a Mañueco y al candidato socialista, Luis Tudanca, hasta dejar la diferencia en apenas tres procuradores y 1,3 puntos porcentuales de voto. “Objetivo conseguido”, aseguraban fuentes de la dirección a los periodistas a lo largo del recuento.

La tesis en Génova es que el PP ganó donde perdió en 2019, que supera la suma de PSOE y Unidas Podemos y que triplica a Vox. Pero la aritmética también indica que Mañueco tendrá que sumar 10 escaños que solo le puede aportar Vox, salvo que se de una abstención socialista o incluso una negociación entre los dos grandes partidos.

Al filo de las once de la noche ha comparecido en rueda de prensa el secretario general, Teodoro García Egea, quien ha defendido que su partido “Gobierno sin ataduras”, en solitario, en Castilla y León. “A Pedro Sánchez le interesa hablar de una coalición con Vox”, ha asegurado, para no responder si se plantean gobernar con la ultraderecha. “Ningún tema va a tapar que el PSOE ganó en Madrid y Castilla y León en 2019 y ahora ha perdido”. “Es la noche que peor va a dormir” el presidente del Gobierno, ha dicho. “El PP está más fuerte que nunca. No es una buena noche para Moncloa ni Ferraz, salimos a ganar”, ha zanjado.

La reacción de Pablo Casado se ha limitado a un tuit en el que ha asegurado que “el cambio de ciclo en España es imparable”. El presidente del PP, a diferencia de Ayuso, empezó la precampaña y la campaña con una gran presencia, que se fue suavizando a la vez que endurecía su discurso, precisamente por el empuje de Vox. Su “el PP o el caos” del cierre de la campaña no ha parecido convencer a los castellano-leoneses, quienes han dejado un panorama tan abierto que en la dirección del PP responden con encogiendo los hombros a la pregunta de si descartan la repetición electoral.