Activistas claman por la obra de un viaducto en el Jardín Botánico asunceno

Al grito de “el pueblo consciente defiende el medioambiente”, un grupo de activistas se manifestó este martes frente al Jardín Botánico de Asunción para mostrar su rechazo a la construcción de un viaducto que se levantará sobre uno de los parques más emblemáticos de la capital paraguaya.

Los manifestantes se concentraron a las puertas del Botánico, donde los operarios ya han comenzado con los primeros trabajos de adecuación que implicarán la tala de más de 200 árboles para habilitar el corredor asfáltico.

El lugar, que en la jornada del lunes fue escenario de cargas policiales cuando un grupo de manifestantes trató de acceder a la zona de las obras, se encontraba este martes custodiado por un fuerte cordón policial y por tres camiones de agua propulsada que utilizan las fuerzas del orden para controlar las protestas.

Sin embargo, la movilización ha transcurrido de forma pacífica, mientras los asistentes, ataviados con pañuelos verdes y pancartas, realizaban recorridos circulares alrededor del parque, al tiempo que coreaban consignas como “el cemento no es progreso”.

La imagen de la marcha la completan las pintadas que han aparecido en las vallas que rodean las obras, donde se pueden leer consignas a favor del medioambiente y en defensa de la libertad de expresión y de manifestación.

Durante varios minutos, los manifestantes han realizado cortes de del tráfico de vehículos, lo que ha provocado las pitadas de algunos conductores indignados y los vítores de otros que han secundado la movilización.

Precisamente, se trata de una de las arterias de Asunción por donde circula un mayor número de vehículos particulares, autobuses y camiones para acceder al centro de la capital desde las ciudades del área metropolitana, razón por la cual se ha decidido la puesta en marcha de la infraestructura vial.

“En donde hay viaductos mueren las comunidades de pequeños comerciantes, queda solo para los grandes depósitos, muere la vida en esa zona”, expresó a Efe Gladys Fariña, una de las portavoces del movimiento ciudadano “El Botánico no se toca”.

A pesar de que la obra cuenta con los permisos medioambientales, los manifestantes denunciaron que los operarios están incumpliendo su compromiso de arrancar de raíz algunos de los árboles para poder replantarlos en otro lugar.

“No solo estaban cortando los árboles que se llaman eucaliptos, que son de rápido crecimiento y a pesar de todo tenían más de 30 años, estaban cortando también los tajý (lapachos) que son autóctonos”, exclamó Fariña.

La activista denunció que la puesta en marcha de la obra obedece a los intereses de las empresas constructoras y de los transportistas que quieren tener una nueva ruta para exportar la soja y la carne.

“Este es un centro que nació para servir a la ciencia y especialmente a la ciencia de la botánica, hoy esta Intendencia lo está convirtiendo en un mercadeo de carne vacuna”, expresó.

En ese sentido, lamentó que no haya un plan para mejorar el servicio público de transporte con la incorporación de autobuses eléctricos menos contaminantes.

Fariña es una de las personas que fueron detenidas en la noche del lunes tras los altercados con la Policía de la anterior concentración, aunque después fue puesta en libertad por la Fiscalía.

Ante estos hechos, denunció la acción de los agentes de la Policía, a quienes acusa de haber golpeado a otro de los detenidos, un joven de 32 años del mismo movimiento, y de no haberle dejado ser asistido por los médicos de emergencia.

De hecho, el cántico de “a la Policía le quedan dos caminos: unirse con el pueblo o ser los asesinos” fue uno de los más repetidos durante la marcha.