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Burocracia y disputas políticas atascan dos nuevos parques nacionales para España

Un mero en El Hierro / David Barrio WWF.

Raúl Rejón

Dos proyectos de nuevos parques nacionales en España están atascados en el laberinto de la burocracia: el de la Sierra de las Nieves en Málaga y la propuesta de primer parque exclusivamente marino en la isla canaria de El Hierro. En ambos casos, discrepancias entre administraciones lastran el objetivo final de la protección ambiental.

Contar con áreas de gran protección parecería, en principio, un sello objetivamente apetecible. Pero las implicaciones económicas, las tensiones políticas y el control sobre los proyectos hacen que no resulte tan sencillo. Todos los actores políticos implicados en los dos proyectos reconocen los altos valores ecológicos de las áreas. Declararlos parque nacional ya es otra cuestión.

Así las cosas, el Cabildo Insular de El Hierro votó el pasado martes por la noche en contra de una propuesta de Podemos para que se acepte ya el proyecto de Parque Nacional en el Mar de las Calmas. Ese parque sería un hito en España por ser el primero 100% acuático. Sin embargo, el Cabildo siente que se está dando cierto “avasallamiento” por parte del Gobierno central.

La propuesta partió del Organismo Parques Nacionales, pero, “la declaración de parque nacional supone proteger valores medioambientales que ya están protegidos al ser ahora mismo el Mar de las Calmas reserva marina y de la Biosfera. Para abrazar ese sello se necesita conocer la letra pequeña”, explican fuentes insulares.

Al hablar de letra pequeña se refieren, entre otras cosas, a aspectos económicos: a la posibilidad de explotación pesquera tanto profesional como recreativa (foco de atracción turística). “La propuesta habla de cuotas a la baja cuando El Hierro ha demostrado que vive de cara al mar con un modelo pesquero sostenible”.

Así que, aunque la presidenta del Cabildo, Belén Allende (que pertenece a la Agrupación Herrereña Independiente), se comprometió a dar una respuesta en junio, todavía no se ha atrevido a posicionarse. “Ninguna organización política ni ecologista me va a marcar los tiempos”, dijo Allende para justificar su indefinición en el último Pleno.

“Es una cuestión de voluntad política, no técnica”, contrapone Yasmina Encinoso, técnica marina de WWF en Canarias, organización que impulsa la declaración. “Es un proyecto positivo no solo por la conservación de sistemas exclusivos sino de desarrollo social”, asegura. Sin embargo, el Cabildo no parece tenerlo tan claro: “La presidenta está dispuesta a hacer una consulta”, cuentan desde la institución.

En el fondo del problema está la sensación de que el plan se ha hecho desde Madrid sin contar con los protagonistas finales. “La ley de Parques Nacionales está pensada para espacios terrestres o como mucho marítimo terrestres. Nada que ver con El Mar de las Calmas que rodea por completo la isla y condicionaría su vida”, analizan desde la isla. “El parque está esperando la voz del Cabildo porque sin su visto bueno no irá para adelante”, asegura Yasmina Encinoso.

La cuestión de los fondos

En la Sierra de las Nieves en Málaga (famosa por su pinsapares, los bosques de abetos más meridionales de Europa), el proceso sigue dando vueltas en el grupo de trabajo mixto del Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucía. En este caso, la iniciativa partió del Ejecutivo autonómico. EL Gobierno ha explicado por escrito que las “discrepancias” –que califica de escasas– que atascan el procedimiento están en la extensión del Área de Influencia Socioeconómica (AIS)“, según un escrito de respuesta parlamentaria de marzo de este año y reiterado el pasado 20 de septiembre.

Esa AIS supone dinero y el Ministerio ha considerado que Andalucía incorporó municipios que no tienen derecho a este estatus: “La ley limita la pertenencia a los municipios que aportan territorio al parque”, cita el Gobierno. No existen dudas sobre “los valores naturales sobresalientes que hacen perfectamente justificable la declaración de Parque Nacional” pero el área de influencia permite una atención diferenciada a esas localidades, es decir: subvenciones y cualquier otro tipo de contraprestaciones. Fondos.

La cuestión económica también sobrevuela en El Hierro. La administración isleña asegura que la promesa “de siete millones de euros solo para este parque no parece muy real cuando se destinan dos a los cinco parques de las Canarias”. Más recelos para darle luz verde. El procedimiento legal no exige ese apoyo institucional, pero, sin él, no habrá parque en el Mar de las Calmas. “Y no hay muchas más alternativas para un espacio con estas características”, se queja la técnica de WWF.

Parque para agitar la economía

Trazar y declarar un parque nacional no es algo simple. Dibujar un mapa que cumpla las exigencias de la ley de parques nacionales y consiga el apoyo de los partidos políticos que deben aprobar la declaración en el Congreso de los Diputados es terreno abonado para el rifirrafe. Sierra de las Nieves no ha sido ajena.

La ley precisa que, para tomarse en consideración, el terreno por proteger debe tener “al menos, 20.000 hectáreas” en áreas terrestres de la península ibérica. La Sierra de las Nieves, como tal, no alcanza. Pero no basta con sumarle hectáreas colindantes sin más. Deben aportar valor ecológico. Así que la propuesta de la Junta le comió una porción a la vecina Sierra Bermeja. El macizo ha quedado dividido en la parte para el parque y la parte excluida.

El grupo parlamentario de Unidos Podemos tiene registrada en el Congreso una moción para que se incluya todo el ámbito sin segregaciones. “Una propuesta que integre la suma (…) es la mejor opción para recoger en la red dos sistemas naturales que todavía faltan”, explicaban al presentar la iniciativa aún por votar.

Lola Morales es representante de Ecologistas en Acción en la junta rectora de la Sierra de las Nieves. Explica que “defendimos la propuesta conjunta pero la administración andaluza no lo contempló así que preferimos que, al menos, haya una parte más protegida”. Morales cuenta que “la Junta aseguraba que incluir Sierra Bermeja obligaría a reiniciar el proceso de aprobación (que es muy largo) desde cero además de hacerlo más difícil porque hay una zona cruzada por una carretera”.

La ecologista piensa que no se ha querido juntar todas las áreas porque ya “hay unas expectativas económicas muy grandes en toda la zona”. Aunque luego matiza: “No sé hasta qué punto un parque lo impulsará porque sí habrá más turismo pero el desarrollo debe ser en conjunto, no de un sector”.

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