Un golpe en la mesa, una mano alzada que pide la palabra, un grito, una mirada sostenida, un dedo acusador, una advertencia amigable. Que ya vale. Que ya es hora. Que no se puede seguir dejando para después. El 8m es una sacudida, un empujón a las fronteras del machismo, que hoy se siente menos cómodo que ayer, más pequeño. El 8 de marzo de 2018 será el día del orgullo feminista, inolvidable para esta generación.