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Menos sueldo y más precariedad, el “castigo” de las mujeres jóvenes en España

Laura Baena, publicista de 34 años y fundadora del movimiento  Malas Madres

porCausa

Paula Carrión —

Trabajar a tiempo parcial y percibir menos salario que los varones: las dos “condenas” que sufren de manera significativa las mujeres en España. Y, sobre todo, las más jóvenes. En 2013, el 15,3% de los varones de entre 25 y 29 años trabajaba a tiempo parcial, un porcentaje que llega casi al 27,7% en el caso de las mujeres. Mientras, en el grupo de edad de 30 a 34 años, las diferencias se agrandan aún más siendo el 7,8% ellos y un 24,3%, ellas, según la Encuesta de Población Activa.

“Esta es, en la actualidad, una de las principales brechas de género en el mercado de trabajo no solo para las mujeres jóvenes, sino prácticamente para cualquier grupo de edad. Además, esta brecha contribuye a explicar otras diferencias, como por ejemplo la salarial, aunque no es el único factor que determina esa diferencia”, explica Esteban Sánchez Moreno, profesor de sociología en la Universidad Complutense de Madrid y experto en políticas de empleo.

A pesar de que en España la principal causa de tener un trabajo a tiempo parcial sigue siendo el no encontrar un trabajo a tiempo completo, tanto en hombres como en mujeres, los siguientes motivos difieren mucho entre sexos. Por ejemplo, entre las mujeres de 25 a 49 años, el porcentaje de un trabajo parcial por el cuidado de los hijos se sitúa en el 18%, mientras que los hombres en esa misma edad se sitúa en el 1,5%, según datos de 2014 de Eurostat.

Y es precisamente en los contratos a jornada parcial donde más se dispara la brecha salarial entre hombres y mujeres. España, con un 33,7 % de diferencia salarial en la jornada parcial, según datos del INE para 2012, encabeza la clasificación de todos los países de la Unión Europea. En Alemania, donde el trabajo a tiempo parcial es desempeñado por mujeres en un 81,5 % -porcentaje superior al ya elevado 75% español-, las trabajadoras perciben un 12% menos de salario que los hombres que trabajan en esta modalidad, según el informe ‘ Trabajar Igual. Cobrar Igual’ de UGT.

Elizabeth tiene un trabajo part time y aunque, según le han prometido su jornada se convertirá en completa en los próximos meses, lamenta no poder dedicarle todo el tiempo que querría a su hijo. Elizabeth vive como si fuera madre soltera -el padre no ha visto a su hijo más de dos veces en toda su vida y nunca le ha pasado ninguna mensualidad-, la Administración no la considera como tal porque el padre firmó en su momento los papeles esperando que por el hecho de firmarlos, su hijo, nacido de madre nacionalizada española, le diera a él también la nacionalidad. Para el Estado, por tanto, no es madre soltera y no puede percibir las ayudas que se derivarían de su condición.

Elizabeth, que sí recibe el apoyo como madre soltera por parte de la Asociación Solidaridad, forma parte del grupo más vulnerable: los hogares monoparentales. Este tipo de familias -que en más del 80% de los casos están encabezados por mujeres- son, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, las que viven en peores condiciones. Más de la mitad de estos hogares están en riesgo de pobreza. Un reciente estudio de Save the Children identifica además que las situaciones de precariedad e inestabilidad laboral predominan en estos hogares monomarentales. Le gustaría, a pesar de todo, aumentar la familia “pero cuando pueda afrontarlo sola, ahora mismo no puedo afrontarlo ni a nivel económico ni de tiempo, aunque no quiero que Daniel sea hijo único”, explica.

Elizabeth y otras de las madres que acuden a la asociación buscan allí la ayuda para salir adelante que no encuentran fuera. En el informe de Save the children se alerta de que el 52% de las mujeres al frente de una familia monoparental se encuentran excluidas del mercado laboral o trabajan en condiciones de precariedad, ya que el cuidado de los hijos y la falta de medidas de conciliación les impide optar a empleos con mayores jornadas e ingresos. De hecho, según el informe, cuatro de cada diez hogares de este tipo no dispone de dinero suficiente para pagar gastos relacionados con la casa. Daniel y su madre comparten piso con más gente. Su sueldo no da para más.

En el sector en el que trabaja actualmente, el sanitario, la desigualdad salarial se dispara. En la sanidad, segundo sector en ocupación de mujeres en nuestro país, las mujeres cobran un 25,4% menos que los hombres según el informe Gender Pay Gap de la Comisión Europea. Las profesiones y ocupaciones feminizadas, como la sanitaria, “están sujetas a desigualdades, por ejemplo, menores salarios, porque están feminizadas, precisamente, y no por el contenido de la tarea. En eso se basa la discriminación y la ruptura de los roles hombre-mujer es un paso necesario para que dicha discriminación comience a dejar de operar”, explica el profesor Sánchez Moreno.

Reivindicaciones por la igualdad de oportunidades laborales

Una igualdad de condiciones y la ruptura de los roles hombre–mujer es lo que reclama desde hace años Laura Baena. Esta publicista de 34 años y fundadora del movimiento Malas Madres, lleva trabajando como autónoma desde hace cuatro años –momento en el tuvo a su primera hija- en pro de la conciliación para todos, tanto para hombres como para mujeres. Cuando dijo que estaba embarazada le advirtieron en su anterior trabajo que aquella no era una empresa para “mamis y bebés” y un tiempo después decidió marcharse.

“Si no le ponemos remedio nos dirigimos hacia una sociedad donde se penaliza laboralmente a la mujer por ser madre, una sociedad con desigualdades de género puesto que son las mujeres las que asumen mayor carga de trabajo total entre remunerado y no remunerado, y, sobre todo, una sociedad en la que las mujeres tienen que renunciar a su desarrollo profesional, al cuidado de sus hijos o incluso renunciar a ser madres”, explica Baena.

Y continua: “Nos han vendido la moto de si quieres, puedes, aquello de que serás lo que quieras llegar a ser y eso produce frustración porque no es real. Se necesitan políticas que ayuden a poder conciliar tener hijos con el trabajo.” La realidad es que, según una encuesta realizada a más de 4.500 madres desde la organización que lidera Baena, más del 80% de las mujeres no concilian, y más del 50% han vivido situaciones negativas debido a su maternidad como que las cambien de puesto de trabajo. Para que esto no ocurra, “la conciliación tiene que afectar a todos y que todos tengan derecho a poder hacer una jornada continua, a tener horarios flexibles o a trabajar desde casa sin premiar el presencialismo porque si solo afecta a unos cuantos nos encontramos ante la reducción de jornada y eso produce un parón en tu profesión, algo que no le ocurre al hombre”, opina Baena.

Desde Malas Madres, reclaman una serie de políticas y ayudas por parte del Estado para que las Pymes también puedan aplicar herramientas de conciliación como la jornada continua, la flexibilidad de horarios o el teletrabajo. Según el informe Radiografía de la Pyme 2015, el 80% de las pymes quiere conciliar. “Si las familias y las empresas quieren conciliar, falta que el Estado ponga de su parte”, explica.

Todas estas políticas a la que hace referencia Baena van enfocadas a que la mujer no tenga que elegir. Es lo que la reconocida socióloga Pamela Stone describe en su libro ‘Opting Out? Why Women Really Quit Careers and Head Home’ (¿Por propia voluntad? Las verdaderas razones por las cuales las mujeres abandonan sus carreras y se van para el hogar) como “elección forzada” y que todas las mujeres entrevistadas para este reportaje han sentido alguna vez.

Los hombres, sin embargo, no lo hacen. O no en la misma medida. Las bajas por maternidad, por ejemplo, suponen un parón en la carrera de muchas mujeres algo que no ocurre en el caso de los hombres, que en España tienen una baja voluntaria de dos semanas frente a las dieciséis de la mujer. Baena pide que para estar en igualdad de condiciones las bajas por paternidad sean iguales a las de las mujeres y que además sean obligatorias como en Suecia, donde ambos progenitores tienen como mínimo una baja de ocho semanas no intercambiable.

En ese sentido, PSOE, Podemos, Ciudadanos e IU llevan en sus programas electorales equiparar ambos permisos, mientras que el PP mantiene el retraso de aumentar el permiso de paternidad. Según los expertos, otra de las medidas dirigidas a una mayor igualdad de oportunidades laborales y de conciliación es la de aumentar la red de escuelas gratuitas de cero a tres años que prometen en sus programas PSOE, Ciudadanos y Podemos. Las madres entrevistadas para este reportaje aplauden el gesto pero no lo ven suficiente. Creen que falta meter el asunto de pleno en la agenda política.

“España es un claro exponente del modelo mediterráneo en lo que concierne a políticas familiares. Carece de un sistema adecuado de ayudas a las familias y a los hijos, los permisos de maternidad y paternidad son demasiado cortos, y la demanda de plazas en escuelas infantiles para menores de tres años sobrepasa con mucho a la oferta”, reza el informe de La Caixa, El déficit de natalidad en Europa. Y comenta el famoso cheque-bebé que introdujo el último gobierno socialista: “estuvo claramente mal planteado y cargado de ideología natalista. El efecto de esta medida fue, sin duda, escaso. Pudo tener un efecto temporal, es decir, algunas mujeres quizá tuvieron un hijo antes de lo previsto gracias al cheque-bebé, pero es evidente que no logró estimular una recuperación de la fecundidad”.

“Ante los agujeros que plantea el sistema de bienestar en la protección de la natalidad, la estabilidad laboral se ha convertido en un requisito previo fundamental para la formación de una familia”, explica el informe, ‘Generación Sueños Rotos’, elaborado por la Fundación porCausa y el Consejo de la Juventud de España. Sin embargo, la elevada tasa de desempleo entre los jóvenes –casi del 40% en 2014 para jóvenes de entre 15 y 29 años– y la precariedad de muchos de los que trabajan –con tres de cada diez jóvenes con un contrato a tiempo parcial en 2014– “son claramente obstáculos de primer orden que inhiben la procreación”.

Gøsta Esping-Andersen, sociólogo especialista en el Estado de Bienestar y coordinador del estudio de La Caixa anteriormente citado, asegura que “la proporción de mujeres (y hombres) que prefieren no tener hijos es marginal en todas las sociedades. A pesar de ello, la diferencia que observamos entre el número de hijos que se desearían tener y los que se tienen realmente es, a menudo, considerable”. Según el estudio, en España el 12% de las mujeres acaba su etapa reproductiva sin tener hijos. Además, el 30% de las mujeres españolas deben conformarse con tener un solo hijo. En países como los escandinavos esta diferencia entre lo que se quiere y lo que se tiene es mucho menor.

Los países más avanzados en conciliación y políticas de igualdad, los del norte de Europa, “pusieron la voz de alarma cuando sus índices de natalidad no estaban tan bajos como los nuestros, empezaron a implantar políticas públicas de conciliación y apoyo a las familias con hijos y ahora han visto crecer otra vez esos índices”, explica la fundadora de Malas Madres. Los datos lo atestiguan: Noruega ha pasado de 1,66 niños por mujer a 1,85; Suecia, de 1,61 a 1,91; y Dinamarca de 1,38, a 1,67 en tres décadas.

Un artículo elaborado por la Fundación porCausa en colaboración con el Consejo de la Juventud de EspañaFundación porCausaConsejo de la Juventud de España

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