Análisis

España, un país que desprecia a la ciencia

10 de octubre de 2025 22:20 h

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Carreras interminables hasta llegar a tener un trabajo estable, los peores sueldos de toda la administración, ausencia de carrera profesional técnica, búsqueda de financiación para poder trabajar y desprecio literal por una parte de la sociedad civil y política. La ciencia es un florero para los dos principales partidos que han gobernado este país y para unos sindicatos que no se han preocupado nunca por las condiciones laborales del personal científico.

Tomaremos al CSIC como ejemplo, por su tamaño (organismo científico más numeroso, más de 16.000 personas en plantilla), porque su actividad está exclusivamente dirigida a la ciencia, está diseminado por todo el estado, colabora con todas las administraciones y su organización y funcionamiento es común, independientemente de donde esté el centro o a lo que se dedique. 

La ciencia del CSIC asesora y soporta infinidad de decisiones estatales, autonómicas, europeas y globales. Está presente en todos los foros nacionales e internacionales en los que España, las CCAA o cualquier administración, e incluso empresas privadas, están implicadas: ONU, UE, FAO, IPCC, OMS, OMM, Organismos Regionales de Pesca, Cooperación Internacional, Comités de Ética, Defensa, Asuntos Exteriores, etc. Cada decisión tomada a casi cualquier nivel administrativo tiene detrás un informe técnico apoyado en el trabajo de científicas y científicos (personal técnico y de investigación) o hay asesoramiento directo de este personal científico. 

Los sueldos de cualquier empleado o empleada pública tienen 3 componentes. Dos de ellos, el sueldo y el complemento de destino, son idénticos para toda la función pública dependiendo del nivel y grupo, mientras que el tercero, el complemento específico, depende en gran medida del Organismo o Ministerio en el que trabajes. Es decir, en función del complemento específico los sueldos de las empleadas y empleados difieren entre los distintos Organismos. El Complemento Específico de los empleados del CSIC por niveles administrativos (según la Relación de Puestos de Trabajo de diciembre de 2024), se sitúa en la última o penúltima posición respecto a los 40 Organismos que hay en la Administración pública, salvo en dos de ellos (nivel 20 y 24). Y si lo aterrizamos a los dineros, ya da miedo. Por ejemplo, un nivel 16 que cobra anualmente de media 4.400 € en el CSIC, en la Casa Real o el Ministerio del Interior cobran 13.400 €. Esto en un salario neto en el CSIC cerca del salario mínimo interprofesional es determinante para la supervivencia. Un nivel 27 en el CSIC cobra anualmente de media un complemento específico 7.700 €, en el Consejo de Seguridad Nuclear o en la Agencia Tributaria más de 22.000€ y en la Agencia Estatal de Meteorología más de 16.000 €. Y no voy a entrar en los sueldos de los contratados y contratados temporales, en los que, dada la situación de la vivienda y la carestía de la vida, la mayoría de los contratos para FPs o con título de Grado que sacamos a concurso quedan desiertos, no se presentan porque el sueldo no les da para vivir.

Pero esto no queda aquí. El acceso a la función pública en ciencia es un auténtico suplicio, y de esto no se escucha hablar. La clase política y la ciudadanía en general hablan de la dificultad y méritos del acceso a los cuerpos de notaría, registradoras y registradores o abogados y abogadas del estado, para los que se pasan hasta 5 años estudiando. La carrera del personal científico para tener una mínima posibilidad de entrar como funcionario y funcionaria es de, vayan sumando: 2 años de máster, 4 o 5 de tesis, 2 años de postdoc en el extranjero, 2 años de postdoc de reincorporación y contrataciones sucesivas durante años hasta que haya una oportunidad, generalmente con oferta de una única plaza en tu campo. Entre cada paso, además, pueden pasar meses o años si no salen oportunidades, o haces más años en el extranjero para tener más oportunidades. Cuando entras, si es que entras, ya tienes los 40 pasados o los 50. No crean que el personal técnico lo tiene mucho mejor. Al ser puestos de trabajo con mucha especialización los temarios no son comunes ni parecidos al resto de la administración, es necesario tener mucha experiencia previa para tener una oportunidad en alguna oposición. Por lo que se encuentran sumando contratos hasta tener una oportunidad de entrar, con casi 40 años la mayoría.

Pero la epopeya solo acaba de empezar. Si tienes un puesto como personal técnico olvídate de promocionar en tu grupo, donde has entrado te quedas hasta la jubilación. Y si eres de la escala de investigación solo te queda competir y pelear en aras del dios “éxito” y la bendita “excelencia”, para tener una oportunidad. Pero aún hay más. 

A partir de ahí no entras en un sistema que te financia la investigación, el trabajo científico, el puesto de trabajo como al resto de empleados y empleadas públicas. No te hagas ilusiones, entras en lo que se llama CIENCIA S.A. Tienes que buscar la financiación a través de proyectos que debes conseguir para poder trabajar, y tienes que competir por esa financiación con el resto de personal. Más aún, cuando tienes que ir a una reunión internacional o nacional, has tenido que conseguir la financiación o no vas. Igualmente ocurre con el equipamiento, los equipos de protección individual (EPIs), personal que necesites contratar para los trabajos, etc., para todo tenemos que buscarnos la financiación. Tenemos cuentas internas, y funcionamos como si fuéramos una empresa privada, hasta podemos quedar con deudas. Si no consigues dinero no puedes hacer nada. Al final consiguen lo que buscan, personal científico que se abre camino a puñaladas para poder trabajar. Nos han dicho que esto es la competitividad.

Y claro, como todo te lo gestionas como si fueras una empresa privada, acabas por sucumbir entre los papeles, nada te viene dado por servicios centralizados. Así que cada movimiento implica un esfuerzo brutal en papeleo porque no tenemos adjudicado personal de administración para esta gestión específica, y el personal de administración que tienen los centros, que está en una situación precaria, se desespera ante la avalancha de papeleo, porque cada cosa que se necesita se multiplica por el número de proyectos que lo piden.

A todo esto, se le añade la precariedad propia del empleo público, de la que se jactan algunos partidos políticos, con una pérdida del poder adquisitivo desde el año 2000 del 19% y unas dietas que no se actualizan desde el año 2002. Dependiendo del grupo (grupo 2 o 3), tienes 37 € para comer y 65 € para alojamiento por día para el grupo superior, o 28 € para comer y 49€ para alojamiento para el inferior, ante todo igualdad. No solo es imposible encontrar alojamiento con esas dietas o que tengas que pagar de tu bolsillo parte de la comida, sino que comemos y dormimos diferente según el grupo, aunque vayamos a hacer lo mismo, y siempre poniendo dinero de nuestro bolsillo. Es decir, en ciencia que estamos de viaje continuamente, pagamos por trabajar. Y de esto los sindicatos tampoco dicen nada. 

Y esta es una parte de la realidad de la “excelencia” de la ciencia en España de la que se jactan los principales partidos políticos de este país, sindicatos, y porque no decirlo, la sociedad, más allá de las fotos, abrazos y alabanzas con que nos regalan cada día.

Porca miseria

Antonio Punzón Merino es Investigador Científico en el Instituto Español de Oceanografía (CSIC). Coordinador del Grupo de Investigación ''Ecología de las Presiones Humanas (HUMUH)'' y experto en el estudio de los impactos humanos en los ecosistemas marinos.