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YouTube restringe solo a mayores de edad vídeos de supervivientes españoles de los campos nazis: “Hace un favor al fascismo”

Una de las escenas de 'Todo por mi hermano', uno de los vídeos restringidos que narra la historia de Cristóbal Soriano, prisionero en Mauthausen

Marta Borraz

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YouTube considera que los testimonios que narran en primera persona el horror sufrido en los campos de concentración nazis por parte de los deportados españoles son solo para mayores de edad. La plataforma ha impuesto esta restricción a varios vídeos del periodista Carlos Hernández, creador del canal Deportados, en el que recupera la memoria de los españoles que pasaron por los centros de exterminio nazi. Los clips, algunos subidos desde 2015, incluyen ahora un aviso que advierte de que solo están disponibles para mayores de 18 años, lo que implica que es imprescindible tener una cuenta e iniciar sesión para verlos y no pueden visualizarse desde páginas de terceros que los hayan insertado.

Desde hace unos días el periodista ha comenzado a recibir comunicaciones de YouTube en las que le avisa, uno a uno, de que ha decidido aplicar esta limitación a sus vídeos porque “no cumplen” las “normas de la comunidad”, señala en la advertencia, que Hernández ha hecho pública en Twitter. La plataforma explica que procede a ello cuando considera que un contenido no es “apropiado para audiencias jóvenes”. El escritor apeló la decisión sobre uno de los clips, pero tras revisarlo, YouTube ha decidido mantener la restricción porque “no es apropiado para todo el mundo, particularmente para personas menores”, reitera.

La cuestión es que los vídeos tienen por objetivo rescatar los testimonios olvidados de los exprisioneros españoles de los campos de Hitler, y en ellos se intercala su experiencia con imágenes de lo que allí ocurría, entre ellas fotografías de desnudos y cadáveres de fallecidos. “Es inexplicable. No creo que haya alguien en Silicon Valley que haya tomado esta decisión premeditadamente, pero con esta política la consecuencia es que están tapando la historia y haciéndole un favor al fascismo, al nazismo y al franquismo. Ese es el objetivo que están cumpliendo, ayudar a los negacionistas y ocultar lo que ha pasado, y ocultárselo al público que más lo requiere, los jóvenes”, lamenta Hernández en conversación con elDiario.es. Este medio se ha puesto en contacto con YouTube para intentar recopilar su versión y conocer el motivo de las restricciones, pero no ha obtenido de momento ninguna respuesta.

Ningún deportado está ya vivo

Si hoy podemos conocer estas historias es gracias a que el escritor realizó estas entrevistas para su libro Los últimos españoles de Mauthausen y las recopiló junto a material audiovisual y documental en la web Deportados, donde están a libre disposición del público, algo que no ha hecho ningún organismo público pese a que por estos lugares del Holocausto pasaron 9.300 españoles. El también autor de Los campos de concentración de Franco ha seguido la vida de muchos de estos antifascistas republicanos y ha contado en elDiario.es cómo con el paso del tiempo han ido falleciendo. Ya ninguno de los que pudieron contarlo queda vivo, el último fue Juan Romero, que murió en octubre de 2020.

Entre los vídeos restringidos se encuentra el protagonizado por el barcelonés Cristóbal Soriano, que sobrevivió a Mauthausen y al siniestro subcampo de Gusen, conocido como “el matadero de Mauthausen”, donde intentó salvar a su hermano que acabaría asesinado en la cámara de gas. También el de José Marfil, capturado por los nazis en la Batalla de Dunkerque y trasladado a Mauthausen junto a su padre, que se convertiría en el primer español que murió en ese campo. Hasta su muerte, con 97 años, seguía soñando con lo que había vivido: “Cuando me despierto me siento feliz. He pasado toda la noche en el campo y la alegría llega cuando me levanto por la mañana y veo que no estoy allí”, narra en la entrevista.

El relato de Marcial Mayans y Luis Perea o las historias de Emiliano Yuste, Noé Ortega y Pedro Gallego, conocidos como 'los tres de Camuñas', por ser del mismo pueblo toledano, también se encuentran a día de hoy limitadas. Todos cuentan en los vídeos el horror que vieron y sufrieron, las torturas, los malos tratos, el hambre, el trabajo esclavo, los experimentos médicos realizados por los SS de Hitler, las muertes de compañeros, familiares y amigos... Su historia comienza en España, con el golpe de Estado de Franco, y sigue con el exilio francés y la Segunda Guerra Mundial, en la que pelearon contra el fascismo. Pero tras la liberación de los campos por parte de los aliados, los exprisioneros españoles no pudieron volver a casa. Aún la dictadura franquista se extendería 30 años. La mayoría ha muerto en el exilio, sin honores y reconocimiento. Hubo que esperar a agosto de 2020 para ver un homenaje del Gobierno español a uno de los deportados, el último en morir.

“No podemos minimizar lo que ocurrió”

A Hernández en ninguna de las comunicaciones la compañía le ha detallado la razón específica de la limitación. Piensa el periodista que puede deberse a la crudeza de las imágenes y fotografías históricas que acompañan a las entrevistas, en las que aparecen hombres desnudos o fallecidos, que es exactamente lo que ocurría en los campos. “No podemos blanquear o minimizar lo que ocurrió; al contrario, es necesario saber lo que fue”, cree el experto en memoria histórica.

De hecho, le consta al escritor que “numerosos profesores” utilizan estos vídeos como material docente para el alumnado y él mismo ha recorrido decenas de institutos españoles para dar charlas en las que los ha expuesto. “Quizás no se lo pongas a un niño de cinco o seis años, pero a partir de diez, once, doce, sí”. Pone el ejemplo de una de las películas sobre el Holocausto populares en las aulas, La lista de Schindler, “que tiene unas escenas brutales” y que está recomendada en España a partir de 13 años. “Esa es la realidad. ¿Le vamos a dulcificar el nazismo a los jóvenes?”, se pregunta Hernández.

El periodista se muestra especialmente indignado tras haber apelado la decisión. En un principio pensó que se trataba “de algo automático”, pero tras sus quejas en Twitter el equipo de YouTube se puso en contacto con él para decirle que “un equipo especialista” estaba revisando el caso “en detalle” para poco después confirmarle la restricción de edad. No es la primera vez que ocurre algo así en su canal; ya en 2019 denunció que la plataforma había restringido e incluso borrado algunos vídeos de la misma temática y que solo después de denunciarlo públicamente restituyó algunos de ellos, aunque no todos.

Lo que más le sorprende al periodista es comparar los vídeos limitados con otros tantos “directamente violentos” que campan a sus anchas por YouTube sin restricciones ni mayor problema. Lo que se muestra en sus entrevistas a exprisioneros “es muchísimo menos duro que el 90% de los que se pueden ver” en la plataforma. “Si analizamos el contenido, veremos miles y miles de vídeos en los que hay una violencia brutal, peleas entre animales, entre adolescentes, humillaciones y tratos vejatorios a mujeres, feministas...Han aplicado a este contenido un criterio inexplicable e hiperrestrictivo que no aplican a otros que fomentan el fascismo, el racismo, machismo o la homofobia. Es preocupante”, zanja Hernández.

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