Los chimpancés usan remedios naturales para curarse y cuidar a otros, revelando un posible origen de la medicina humana

Héctor Farrés

21 de mayo de 2025 11:10 h

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Primero se chupan los dedos, luego los embadurnan de saliva y los aplican con cuidado sobre una herida. A veces, si la cosa va más allá, mastican hojas de ciertas plantas, las trituran hasta hacer una pasta espesa y la extienden en la piel abierta con una precisión que no parece instintiva. En otras ocasiones, optan por directamente lamer la zona dañada o presionarla con la mano como si supieran que eso ayuda.

No son humanos. Ni médicos. Pero lo hacen con regularidad. Y entre mordiscos de tallo y curas improvisadas, los chimpancés de Budongo llevan más de tres décadas haciendo algo que muchos creían exclusivo del Homo sapiens.

Los chimpancés de Budongo no se limitan a curarse solos

La escena se ha repetido casi cincuenta veces desde 1993, aunque no siempre con las mismas intenciones. En 34 casos, los chimpancés trataron sus propias lesiones. En otros, curaron a miembros del grupo. Algunas heridas eran consecuencia de peleas. En Sonso, una de las comunidades observadas, dos se produjeron durante infanticidios. En Waibira, otra joven, Pavela, acabó atrapada en una trampa de alambre que le aprisionaba el pie. No volvió a verse después de ese día.

Elodie Freymann, investigadora de la Universidad de Oxford, ha pasado varios meses en Uganda documentando estos gestos. A sus propias anotaciones añadió los diarios de otros científicos que han trabajado allí desde 1990.

En 2021, Freymann pasó cuatro meses en Sonso. En ese periodo documentó doce lesiones. En Waybira, durante otra estancia de duración similar, registró cuatro más. No siempre tuvo suerte al presenciar curas en directo, algo que limita la recogida de datos reales, pero los diarios de los equipos de campo recogen múltiples ejemplos de chimpancés que ayudaron a sus compañeros.

De hecho, algunos de estos animales tienen cicatrices de trampas humanas colocadas para cazar antílopes. Según Freymann, “cuando los chimpancés quedan atrapados en trampas, su movilidad se ve drásticamente afectada. A menudo pierden una extremidad, otras veces mueren”.

Explica que se centraron en los cuidados externos y que identificaron conductas sociales nuevas que no estaban incluidas en trabajos anteriores: “En esta ocasión, en lugar de analizar las plantas que estos chimpancés consumen como posible medicina cuando están enfermos o con parásitos, me centro en las formas de cuidado externo como cura de heridas y lesiones, retirada de trampas, conductas de higiene...”.

Las plantas que usan no son cualquiera y tienen historia medicinal

El catálogo de recursos que utilizan los chimpancés incluye al menos cuatro especies vegetales. Las hojas de Pseudospondias microcarpa se usan en medicina tradicional de varios países africanos.

La savia del Argomuellera macrophylla, que en Costa de Marfil se emplea como purgante, también sirve allí para aplicar sobre heridas. Según explica el etnofarmacólogo Fabien Schultz, que ha estudiado las propiedades de estas plantas, “las especies de Acalypha se utilizan ampliamente en la medicina tradicional de África y Asia. Son conocidas por tratar infecciones, inflamaciones y diversas enfermedades crónicas”.

En sus registros también aparecen actos de limpieza que no tienen que ver con heridas, pero sí con el cuidado del cuerpo. Algunos chimpancés se limpian los genitales con hojas tras copular o defecar, un comportamiento poco común entre animales no humanos y que hasta ahora se había documentado sobre todo en humanos y en algunos primates.

La diferencia está en cómo cuidan del otro, no solo de sí mismos

Lo que hace distinto al caso de Budongo respecto a otras especies, como los gorilas u orangutanes que también han sido observados curándose, es el gesto hacia el otro. La atención al compañero. Hay casos registrados en los que un chimpancé ayuda a otro a retirarse una trampa o le aplica una hoja masticada.

La investigadora Susana Carvalho, del Parque nacional de Gorongosa, destaca la importancia de esta práctica como posible base evolutiva del altruismo: “Probablemente, compartamos con los chimpancés una historia evolutiva más larga en cuanto al altruismo de lo que habíamos considerado anteriormente”.

El trabajo, publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, no solo confirma comportamientos de automedicación ya documentados, como el uso de corteza de árbol con propiedades antibióticas, sino que amplía el campo hacia la prosocialidad. Porque no todo se hace por interés directo.

Como señala Freymann a partir de sus observaciones: “Ahora, también reportamos conductas prosociales, dirigidas a otros”. La medicina, en su forma más primitiva, también puede estar hecha de saliva, hojas y paciencia.