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The Guardian en español

Ahed Tamimi: “Lucho a favor de la libertad. No me convertiré en la víctima”

Ahed Tamimi, abrazada por una pariente a su llegada a su pueblo natal en Cisjordania, Nebi Saleh, cerca de Ramala

Oliver Holmes y Sufian Taha

Nabi Saleh —

La activista adolescente palestina Ahed Tamimi ha explicado que los ocho meses que pasó en la cárcel fueron una oportunidad para adquirir nociones de derecho internacional y espera que en el futuro pueda demandar a Israel ante tribunales internacionales.

“Si Dios quiere, haré lo posible por estudiar Derecho”, explica la joven de 17 años en una entrevista que concedió a The Guardian tan solo un día después de salir de la prisión. Vive en Nabi Saleh, en la Cisjordania ocupada. “Denunciaré las violaciones contra los palestinos ante los tribunales internacionales. Y espero que Israel tenga que rendir cuentas por estos crímenes, ser una buena abogada y conseguir que mi país vuelva a tener derechos”.

Tamimi, que alcanzó fama mundial siendo una niña que vivía bajo ocupación militar, indica que ella y otras palestinas de su módulo carcelario se sentaban y estudiaban durante horas textos legales. “Logramos transformar la cárcel en una escuela”, afirma.

En medio de las protestas de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, la adolescente fue detenida en diciembre tras abofetear y dar patadas a soldados israelíes delante de su casa mientras una cámara registraba estas imágenes. Los soldados seguían una de las protestas semanales de Nabi Saleh. Los residentes suelen arrojar piedras a los soldados, que responden con gases lacrimógenos, detenciones y, a veces, con armas.

La joven llegó a un acuerdo con el tribunal y se declaró culpable de agresión, incitación y dos cargos de obstrucción a la labor de los soldados. “La experiencia en la cárcel fue durísima. Por mucho que lo intente, no puedo describirla”, indica Ahed. Puntualiza que “esta experiencia ha hecho que mi vida sea más rica, tal vez me ha ayudado a madurar, ser más consciente”.

El juicio se celebró a puerta cerrada. La preocupación en torno al trato que recibió la joven de 16 años fue en aumento cuando salió a la luz un vídeo en el que un interrogador israelí la amenazaba y hacía comentarios sobre su cuerpo y su “mirada angelical”. Ahed indica que el trato que recibió no fue inusual. “No es la primera vez que hacen este tipo de comentarios y no fue una coincidencia. Es su forma de interrogar”, afirma.

Su caso ha hecho que se vuelva a hablar sobre las detenciones de menores palestinos. Según los grupos locales de defensa de los derechos humanos la cifra de menores detenidos asciende a 300.

Ahed explica que su experiencia en la cárcel ha hecho aumentar sus deseos de convertirse en una abogada especializada en derecho internacional. “Me interrogaron, por ejemplo. Vulneraron el derecho internacional, que establece claramente que a un menor no se lo debe tratar así”, indica. Cree que en otra vida hubiera sido jugadora de fútbol profesional.

En Nabi Saleh habitan casi exclusivamente miembros de su extensa familia y es un importante foco contra la ocupación. A lo largo de su infancia, Ahed ha protagonizado imágenes o vídeos, mirando o interactuando con los soldados durante las protestas en las aldeas, que se han vuelto virales.

Tras una detención que ha recibido atención mundial, la familia Tamimi dice que a su hija le han ofrecido becas para estudiar en universidades en el extranjero, pero que todavía no ha tomado una decisión sobre su futuro.

El Gobierno palestino ha abierto varios procedimientos internacionales contra Israel, incluso por supuestos crímenes de guerra y en contra de lo que en su opinión es un sistema de gobierno parecido al apartheid. Israel ha negado vehementemente las acusaciones.

El hogar de Ahed siempre está lleno de activistas y funcionarios palestinos, que se sientan en taburetes de plástico en el exterior a tomar café en pequeñas tazas. Unas cuantas horas después de salir de la cárcel, la adolescente se reunió con el presidente palestino, Mahmoud Abbas. Las autoridades israelíes detuvieron a dos artistas italianos que pintaban un mural con la cara de Ahed en las barreras de separación israelíes que dividen los territorios palestinos.

La joven cree que su relevancia internacional indigna al Gobierno israelí. “Tienen miedo a la verdad. Si no estuvieran tan equivocados no tendrían miedo a la verdad. La verdad les aterra. Y he conseguido explicar la verdad al mundo. Y es evidente que la repercusión que he tenido les da miedo. Les aterra la verdad, son los ocupantes y nosotros, los que sufrimos la ocupación”.

Algunos israelíes creen que darle tanta importancia a la adolescente y detenerla ha sido contraproducente para el país, mientras que otros han elogiado la aparente moderación de los soldados y han acusado a los residentes de Nabi Saleh de provocarlos.

Ahed no se arrepiente de haber golpeado a un soldado, ya que creía que se trataba del hombre que durante un enfrentamiento había disparado a su primo de 15 años en la cabeza con una bala de goma. Tras su liberación, pudo ver a su primo. El joven, que tiene una gran cicatriz en la cara, fue a la casa de Ahed el lunes.

Sin embargo, la joven, que antes de empezar secundaria ya era una heroína local, también ha tenido que pagar un duro precio por la fama. “Me enorgullece haberme convertido en un símbolo de la causa palestina y haber podido explicar nuestra situación al mundo. Evidentemente, es una gran responsabilidad y carga pero creo que soy capaz de hacerlo”.

De momento, espera poder descansar y luego decidirá qué hace a partir de ahora. Aun disfruta de su recién recuperada libertad. “Ahora puedo ver el cielo sin que me tape una valla. Puedo caminar por la calle sin esposas. Puedo ver las estrellas y la luna. No las he visto durante mucho tiempo. Ahora puedo disfrutar de la compañía de mil familia”.

Su hermano, Wa’ed Tamimi, de 22 años, está en la cárcel, a la espera de una sentencia; también por enfrentamientos con los soldados. Nunca se alejan del conflicto. De hecho, desde el jardín donde se hizo la entrevista se podía ver un centro de vigilancia militar.

“No me considero víctima de la ocupación”, señala Ahed: “Las víctimas son el judío o el hijo del colono que ya lleva un arma con 15 años. Yo soy capaz de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Él no. No ve la realidad. Su corazón está lleno de odio y resentimiento hacia los palestinos. Él es la víctima, no yo. Siempre digo que yo lucho por la libertad así que yo no me convertiré en la víctima”.

Traducido por Emma Reverter

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