Guatemala en 15 días: volcanes, selvas, ruinas y ciudades coloniales

La ciudad de Antigua Guatemala.

Roberto Ruiz

Para los ojos de un viajero, Guatemala es posiblemente el país de Centroamérica que mayor número de atractivos concentra y también los de mayor variedad. En una pequeña extensión de terreno encontramos volcanes activos, bosques tropicales, ruinas mayas y ciudades de arquitectura colonial que nos trasladan a otra época. Además de mucha vida, mucho color y mucho sabor. 

Por eso Guatemala puede convertirse perfectamente en un destino a recorrer durante un par de semanas, pues aunque su territorio sea una quinta parte del tamaño de España, el propio ritmo del viaje nos invitará a vivir cada una de las paradas con la dedicación que se merece, para empaparnos así de su riqueza cultural y apreciar mejor todo lo que tiene que ofrecer. 

Pero Guatemala, dependiendo de nuestra experiencia viajera, puede plantearnos alguna que otra dificultad organizativa, pues aquí las distancias no se miden en kilómetros, sino en horas. Ante la duda siempre puede ser interesante recurrir a excursiones organizadas y a transportes privados que te faciliten las cosas. Grandes aliados además para evitar problemas de seguridad en el país, pues aunque las zonas turísticas por lo general suelen ser seguras, hay otras áreas, como Ciudad de Guatemala y sus alrededores, que siempre es mejor evitarlas.

Pero su belleza, su exotismo y su autenticidad justifican cualquier viaje a Guatemala. Y sea o no nuestra primera vez, hay unos cuantos lugares imprescindibles que no debemos pasar por alto una vez que pongamos los pies en el estado más septentrional de Centroamérica. 

Tikal, todo un imprescindible

Seguro que conoces alguna que otra ciudad maya en la vecina Yucatán, México. Pero en Guatemala también hay un buen número de ellas y hay varias realmente llamativas. Si hay que quedarse con una, esa es Tikal. Es Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO desde 1979 y durante más de mil años estuvo oculta por una densa selva tropical. Hoy es uno de los símbolos más emblemáticos y turísticos de Guatemala y llegar desde la bonita isla de Flores también es toda una experiencia. Si te animas a visitar otro yacimiento menos concurrido, no pases por alto Yaxhá.

Antigua Guatemala, alma colonial

Antigua es uno de los platos fuertes de nuestro viaje por Guatemala. Es la antigua capital del país y sin duda una de las ciudades más bonitas de toda Centroamérica, por lo que sí o sí la debemos de incluir en nuestro viaje. Con su arquitectura colonial, Antigua también es Patrimonio de la Humanidad y tiene la peculiaridad de estar rodeada de volcanes. El volcán de Fuego, el volcán de Agua o el volcán Acatenango flanquean esta ciudad que quedó atrapada en el tiempo. El Arco de Santa Catalina, con el volcán de Agua detrás, es junto a las ruinas de Tikal una de las imágenes más conocidas del país. 

El lago Atitlán, a 1.560 metros de altura

Para muchos es uno de los lagos más bonitos del mundo, pues su inmensidad rota por los volcanes San Pedro, Atitlán y Tolimán deja una imagen de verdadera postal. Tras contemplarlo desde su mirador, merece la pena visitar en barca algunos de los pueblos que se asoman a su orilla. San Juan de la Laguna, el más colorido de todos, San Marcos, conocido como retiro para amantes del yoga, y Santiago de Atitlán, el más auténtico, no deben faltar en nuestra ruta. 

El volcán Acatenango y el volcán Pacaya

Guatemala es un país de volcanes. Eso es indiscutible. Y además varios se mantienen activos. Es difícil elegir cuál visitar, pero si hay que quedarse con un par de ellos esos son el Acatenango y el Pacaya. Para subir al Acatenango hay que estar en forma pues la ascensión puede tomar hasta siete horas. Lo mejor es recurrir a alguna agencia de Antigua que organice una excursión de dos días de ida y vuelta. Y si queremos algo menos exigente siempre está el Pacaya, que lo podemos visitar en un solo día. Eso sí, desde el Acatenango tendremos unas espectaculares vistas del volcán de Fuego y su actividad.

Semuc Champey y sus piscinas naturales

De entre todas las experiencias que se pueden vivir en plena naturaleza, la de Semuc Champey es una de las más particulares. Fue declarado Monumento Nacional en 1999 y además de ofrecer diferentes rutas de senderismo que nos adentran en la frondosidad de su bosque subtropical, sus piscinas naturales de color turquesa son un verdadero reclamo para darse un chapuzón. Su nombre viene del q'eqchi':  xmuq ‘esconder’, cham ‘hondo’ y pek ‘piedra’, de manera que lo podemos entender como ‘donde el río se esconde bajo la tierra’. 

El mercado de Chichicastenango

Cuando decimos que Guatemala está llena de color es por lugares como el mercado de Chichicastenango. En él la cultura maya nos habla por sí sola en uno de los mercados más pintorescos y conocidos de toda Centroamérica. Se celebra todos los jueves y domingos, es fácil llegar desde Antigua y el lago Atitlán en excursiones organizadas, y en él se dan cita tanto locales como turistas. Por lo que sí, además de cuidada artesanía guatemalteca y recuerdos, también encontrarás frutas, verduras, ropa y telas de vivos colores. Los mismos vivos colores que luce por cierto su cementerio, que también es digno de ver.

Río Dulce y Livingston

Cuando tengamos ganas de relax, será momento de poner rumbo al Caribe. Río Dulce muestra ante nosotros un enorme sistema acuático que invita a ser recorrido en lancha, dejando a un lado y otro una exuberante vegetación. Aquí sin duda te llamará la atención el Castillo de San Felipe, mandado construir por Felipe II para mantener a raya a los piratas. Un poco más adelante, la pequeña población de Livingston nos dará a conocer la cultura garífuna, un grupo étnico descendiente de africanos, aborígenes y arahuacos originarios de varias regiones del Caribe.

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