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Las mentiras y medias verdades del Gobierno para explicar el nombramiento de José Manuel Soria

Luis de Guindos y José Manuel Soria

Belén Carreño

El nombramiento del exministro José Manuel Soria como director ejecutivo (el equivalente español a un consejero dominical) del Banco Mundial, comunicado por el Gobierno el viernes pasado minutos después del fracaso de la investidura de Mariano Rajoy, ha levantado una fuerte polvareda por la conveniencia y oportunidad de la nominación. El Ejecutivo se escuda en que no tenía otro remedio que ofrecerle este cargo por diversos motivos poco convincentes como los siguientes:

Era ilegal no darle el cargo que pedía

Una de las primeras excusas que ofreció el Gobierno, y la más contundente, es que era ilegal no dar este cargo que había solicitado el propio Soria. El exministro fue el único en presentarse a la plaza, después de que su antiguo subalterno, el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, se retirara discretamente de la carrera, pero esto no hacía que forzosamente se le tuviera que dar la plaza.

El cargo de director ejecutivo del Banco Mundial en representación de España se otorga por parte del Gobierno como un cargo de confianza y no tiene obligación de dárselo a ninguna figura predeterminada. El Confidencial ha recogido algunas sentencias en las que candidatos anteriores a cargos similares fueron rechazados y recurrieron a la Justicia con escasa fortuna: los tribunales constataron que el Ejecutivo es libre de designar a quien quiera y, también, de rechazar a quien estime conveniente, aduciendo falta de confianza en el aspirante.

Había que dárselo por exalto cargo

El Gobierno no tiene ninguna obligación de recolocar a sus altos cargos cesados. Lo que sí tiene que hacer es dar una prestación compensatoria de dos años que tal y como explica Sueldos Públicos, Soria se encargó puntualmente de pedir. Esta indemnización es de 4.644,78 euros mensuales, el 80% de lo que cobraba como ministro, muy lejos de los casi 19.000 euros al mes libres de impuestos que cobraría como consejero del Banco Mundial.

También se ha dicho que esta plaza estaba reservada para los que habían desempeñado un alto cargo. Los usos y costumbres de los cuerpos de élite reconocen lo que se califica de “bala de plata”, esto es, que en este tipo de concursos tienen prioridad los altos cargos cesados. Pero la “bala de plata” tiene un duración bastante más larga que los menos de cinco meses transcurridos desde el cese de Soria. Según explican otros funcionarios, es habitual usarla hasta incluso un año más allá del cese.

Un funcionario es un funcionario

Soria es “un funcionario que ha actuado como todos los funcionarios”, presentándose a un “concurso” que ha ganado, sintetizaba este lunes Mariano Rajoy. En concreto, el canario es funcionario público desde que en 1984 ingresó en el cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado (conocidos como tecos).

Es uno de los miembros más antiguos del cuerpo, en el que pidió el reingreso tras su dimisión en abril, pero solo ejerció de forma activa cinco años. El resto del tiempo lo pasó en política, la mayor parte en Canarias. Con todo, al haber pasado a ser un cargo electo lo hizo con reserva de plaza (lo que se conoce como excedencia por “servicios especiales”) y esto le daba derecho a reincorporarse a la función pública cuando fuera menester. Y a hacerlo, además, tras los correspondientes trienios acumulados en una carrera política de 26 años.

Sin embargo, reincorporarse a su plaza de teco no significa darle el primer alto cargo que pida ni el más alto que solicite. Soria podía haber pedido otra plaza y no lo hizo.

De hecho, ni siquiera está estipulado que estas plazas en las instituciones financieras internacionales estén reservadas para el cuerpo al que pertenece Soria y solo se considera que ser funcionario es lo “idóneo”, tal y como publica la convocatoria que ha difundido hoy El Confidencial. Es una costumbre amparada en la tradición y no en las normas. Lo señalaba el domingo otro teco, el exsecretario de Estado con el PSOE y expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conthe, que fue vicepresidente para el sector financiero del Banco Mundial: dar preferencia a los expolíticos en estos nombramientos es práctica “inveterada”, según Conthe, que publicó un encendido artículo en defensa de Soria.

Había otras plazas mejores y Soria pidió esta

Que hay otras plazas más apetitosas que la de director ejecutivo del Banco Mundial es muy discutible. Las atribuciones de este cargo (y esto no es culpa del Gobierno de España sino del organigrama del Banco Mundial) son más bien escasas. Cuando toca, los directores ejecutivos nombran al nuevo presidente de la institución y el resto de sus encomiendas son de representación pero con poca (o ninguna) carga ejecutiva más que la de aprobar o refrendar las operaciones financieras (préstamos a países en desarrollo) que les remite el personal del banco. Se reúnen al menos dos veces por semana para resolver estos expedientes.

El Gobierno asegura que el exministro podría haber pedido otra plaza como la de consejero de la Oficina Comercial en Nueva York, que tiene un sueldo más alto. Sin embargo, la carga de trabajo de esta Oficina Comercial frente a la labor en el Banco Mundial no tiene nada que ver.

El Gobierno no se enteró: es una decisión administrativa

El órgano que toma la decisión de resolver estas plazas no es efectivamente político, sino administrativo. Lo hace una Comisión de Evaluación compuesta por altos cargos, pero no por personas del Ejecutivo como tal (los secretarios de Estado no forman parte del Gobierno).

En concreto, en la comisión están la Secretaría de Estado de Comercio, la Secretaría General del Tesoro, la Dirección General de Análisis Macroeconómico y Economía Internacional y la Dirección General de Política Económica. Aunque son funcionarios, todos estos cargos han sido nombrados directamente por Luis de Guindos. Y da la casualidad de que en este momento están desempeñados por tecos.

Fuentes que han pasado por estos procesos confirman que siempre se pregunta al ministro e incluso a vicepresidencia si están de acuerdo con el nombramiento. Aunque el trámite no es necesario, es protocolario y formal hacerlo. Rajoy y De Guindos han reconocido que Soria les avisó de que quería el puesto.

Este caso guarda algunas similitudes con el del nombramiento de Beatriz de Guindos, sobrina del ministro de Economía, para un puesto similar en el Banco Mundial, en este caso directora alterna, un cargo compartido con el resto de países que están en la representación española. Preguntado en su momento en el Consejo de Ministros por la designación de su sobrina, De Guindos aseguró sorprendido que la periodista (de este medio) le estaba dando una noticia que desconocía.

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