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'Bolingo' significa amor: así es el mejor documental andaluz del año

Fotograma de Bolingo

Alejandro Ávila

Son Odiseos modernos. Mujeres y hombres que atraviesan carreteras polvorientas en camiones destartalados, duermen en desiertos inhóspitos y malviven en bosques llenos de peligros sólo para lograr un sueño: convertir Europa en su hogar. Ellas, por el camino, son utilizadas, violadas y preñadas contra su voluntad.

Así lo cuenta Bolingo. El Bosque del Amor, un documental de la productora sevillana La Maleta que se adentra de una manera sutil, original y profunda en las vidas de mujeres nigerianas que un día dejaron atrás su hogar para emprender una travesía plagada de riesgos y hambre. Si se quedan dormidas en el desierto, mueren. Si se distraen y caen del camión, mueren. Si no tienen un hombre a su lado, el riesgo se multiplica por mil. Este mismo sábado se ha llevado el premio al mejor documental en la gala de la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía (Asecan).

En su cuartel general de la sevillana calle Cuna, el director Alejandro G. Salgado y la productora Irene Hens aseguran que han reflexionado horas y horas hasta dar con la clave para contar de la manera más honesta posible un tema tan espinoso y complejo como la emigración de las mujeres subsaharianas. En el campamento de Bolingo, que significa amor en lingala, la lengua de un grupo de emigrantes congoleses que “decidieron dar un poco de humanidad al drama de la migración en el norte de África. Creando un asentamiento donde pudiesen vivir las personas más vulnerables, principalmente mujeres embarazadas o que acabaran de dar a luz, hasta que las circunstancias les posibilitaran cruzar a Europa”, señala la sinopsis de la propia película.

“Hace diez años, fuerzas marroquíes le prendieron fuego al campamento de salto (de la valla de Melilla) y murieron muchas personas, así que crearon Bolingo, un sitio más protegido para los más vulnerables, que se divide por lenguas y países. Bolingo es un destello de luz en ese mundo tan oscuro”, explica su director Alejandro G. Salgado.

Tras viajar en varias ocasiones hasta los bosques marroquíes, donde africanos y africanas de todas las nacionalidades se preparan para saltar la valla o montar en una patera, Salgado comprendió que la historia no estaba allí, sino en su propia casa.

“En el campamento era absurdo hacerlo, porque las mujeres hablaban bajo coacción, ya que aquello es un mundo viciado de reyezuelos, cortes y soldados. Nos dimos cuenta de que era más interesante entrevistar a mujeres que hubieran atravesado el Estrecho, vivieran ya en España, no tuvieran miedo a expresarse libremente y hubieran tenido tiempo para reflexionar y digerir su trauma”, ahonda Salgado.

La información de los medios de comunicación, que a menudo se percibe como una avalancha de datos e imágenes difíciles de digerir, deja paso en Bolingo a la reflexión serena y las emociones cocinadas a fuego lento. “Una de las claves del documental es que ofrece más tiempo para reflexionar. No te bombardea con mucha información, sino que te cuenta la historia de varias mujeres y eso te ayuda a identificarte con ellas”, añade Irene Hens.

Sus creadores se han apoyado para elaborar su película de bajo presupuesto (40.000 euros) en prácticamente dos únicos elementos: la animación (creada con más de 400 ilustraciones de Óscar Ortiz) y las entrevistas con seis mujeres africanas afincadas desde hace años en España. “Sus historias están plagadas de factores negativos. Una de las formas que nos pareció más legítima para representar tanto los factores positivos, como los negativos era que el paisaje se transformara en un personaje. La apuesta narrativa y estética es arriesgada. El desarrollo de la parte artística induce otro tipo de reflexión más allá de la mera información. La película está contada como una pesadilla llena de oscuridad, que poco a poco se va aclarando hasta llegar al amanecer”, explica Alejandro.

Para escuchar (y ver) los testimonios de las mujeres, se emplea una iluminación de claroscuros que permite apreciar los gestos faciales, pero que impide el reconocimiento de ellas. El viaje desde Nigeria hasta Europa es de dos años, pero se alarga dos más si, al ser violadas, se quedan embarazadas. El trauma ante tanta violencia las marca de por vida y, como suele ocurrir en estos casos, no quieren ser reconocidas por la calle bajo ningún concepto. 

Según Irene, “Esperanza, de la Fundación Cruz Blanca de Algeciras, nos pidió que tuviéramos en cuenta que esas mujeres, al contar su historia, lo que hacían eran abrir sus heridas. Nos rogó que no nos fuéramos una vez tuviéramos su historia, sino que siguiéramos hablando un poco más para ayudar a sanar esa herida”

Además del premio Asecan, el documental ha cosechado ya otros éxitos en lugares como el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam (IDFA) o el Europeo de Sevilla (SEFF). Ellos sí pueden decir que son profetas en su tierra: en Sevilla han ganado el segundo premio Imagenera.

La Maleta se ha embarcado ya en su próximo (y arriesgado) viaje: Barzaj, un documental cargado de poesía y animación para revelarnos la oculta realidad de los menores que vagan sin rumbo por las calles de Melilla. Los famosos Menas. Esa, sin embargo, es ya otra historia.

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