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¿Qué es la campaña de BDS contra Israel y por qué está funcionando?

El ejército israelí destruye los hogares y corrales de población palestina en Hadidiya, marzo de 2008. © AI

Aitor Hernández Carr / Marcel Masferrer Pascual

Activistas del BDS Catalunya —

La reciente polémica que ha rodeado el fichaje de la actriz estadounidense Scarlett Johansson como “embajadora de marca” por la empresa israelí SodaStream, y su posterior ruptura con la ONG internacional OXFAM, para la cual ejercía de “embajadora internacional” desde 2007, ha dado una gran visibilidad a la campaña de BDS en la prensa internacional, incluida la del Estado español. Sin embargo, existe aún un importante desconocimiento sobre qué es exactamente esta campaña, qué pide y que está consiguiendo. A continuación expondremos qué es el BDS y por qué, desde nuestro punto de vista, está funcionando.

Qué es la campaña de BDS

Qué es la campaña de BDSLa campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel nace en el 2005 con un llamado lanzado por más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina a la comunidad internacional pidiéndole que aplique dichas medidas coercitivas “hasta que Israel cumpla con el Derecho Internacional y los principios universales de los Derechos Humanos”.

Ante el fracaso continuado de las “conversaciones de paz” entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tuteladas por Occidente desde 1991 (Conferencia de Madrid) y la violación sistemática e impune de la legalidad internacional por parte de Israel, la sociedad civil palestina decidió pasar a la acción y lanzar esta campaña internacional no violenta. La campaña palestina de BDS se inspira en la campaña similar que se aplicó contra el régimen de apartheid sudafricano, y que contribuyó decisivamente a la caída de aquel régimen racista.

El BDS busca poner fin a las políticas que el régimen sionista implementa en Palestina desde 1948, cuyos tres rasgos principales son: ocupación, colonización y apartheid. La campaña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos del Estado judío, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos judíos participan en el BDS, también dentro de Israel), sino contra las instituciones que sostienen y financian dicho régimen opresor. Hay que destacar que esta campaña nace en el seno de la propia sociedad palestina y se proyecta hacia el exterior. Ello le da una legitimidad y una fortaleza ética enormes, evitando así los riesgos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo en la solidaridad internacional con Palestina.

¿Hasta cuándo estará activa la campaña de BDS? Hasta que Israel cumpla sus tres demandas centrales, todas ellas fundamentadas en el respeto al Derecho Internacional y los Derechos Humanos:

  1. El fin de la ocupación y colonización de todas las tierras árabes tomadas en 1967 (Jerusalén Este, Cisjordania, Franja de Gaza y Altos del Golán sirios) y el desmantelamiento del Muro;
  2. El otorgamiento de plenos derechos a los ciudadanos árabe-palestinos de Israel (que son un 20% de la población del Estado judío); y
  3. El respeto, protección y promoción del derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus casas y propiedades, tal como lo estipuló la resolución 194 del Consejo de Seguridad de la ONU (hoy suman más de cinco millones según la UNRWA).

Al contrario de lo que han difundido los medios de comunicación del Estado español durante los últimos días, la campaña de BDS no se limita al “fin de la ocupación”, sino que exige el respeto de los derechos del conjunto del pueblo palestino, allá donde se encuentre (ya sea en los Territorios Palestinos Ocupados, en Israel o en los campos de refugiados de Oriente Medio). Asimismo, el llamado al BDS no se restringe a las empresas, instituciones y universidades que operan en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) en 1967. Ello dejaría fuera del foco a los más de 5 millones de palestinos refugiados y a los 1,2 millones de ciudadanos árabe-palestinos de Israel. La división entre un Israel liberal y democrático y sus colonias ilegales en los TPO es falsa e ilusoria: forman parte de un mismo sistema económico y político. Además, en numerosas ocasiones Israel ha falseado las etiquetas de productos comerciales procedentes de los TPO, señalándolas como “Made in Israel” para poder exportarlos a todo el mundo sin problemas y en el caso de Europa, para poder beneficiarse del Acuerdo de comercio entre Israel y la Unión Europea, que en teoría niega ventajas fiscales a los artículos procedentes de las colonias ilegales israelíes. Por todo ello, el BDS se dirige contra el conjunto de las instituciones y productos israelíes, para forzar a dicho régimen a cumplir con el Derecho Internacional y los Derechos Humanos.

El Boicot puede tomar diversas formas: comercial (rechazo a comprar productos israelíes); académico (ruptura de relaciones con las universidades israelíes); cultural (artistas internacionales que se niegan a actuar en Israel y boicot de artistas israelíes que cuentan con apoyo institucional de su país, a menos que renuncien a dicho apoyo, ya que Israel les utiliza para limpiar su imagen); deportivo (rechazo a la participación de equipos israelíes en competiciones internacionales); sindical (ruptura de relaciones con sindicatos israelíes); e institucional (ruptura de relaciones institucionales con las autoridades israelíes). Las Desinversiones se refieren al dinero que empresas internacionales retiran de aquellas empresas israelíes o internacionales que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino. Las Sanciones son el castigo que la comunidad internacional aplica a los Estados que amenazan la paz y la seguridad del mundo, una medida que se aplicó con éxito contra el régimen de apartheid sudafricano y que tarde o temprano se acabará aplicando contra Israel.

Por qué está funcionando

Por qué está funcionandoLa campaña BDS nacida en el 2005, ha vivido un gran crecimiento en los últimos tiempos y su impacto se siente de forma cada vez más clara en el conflicto israelí-palestino. El BDS está progresivamente reduciendo el abismal desequilibrio de fuerzas existente en Tierra Santa desde 1948, reforzando la posición negociadora de Palestina y debilitando, al mismo tiempo, la de Israel. El BDS funciona en dos sentidos: 1) por un lado la lista de victorias de la campaña crece a un ritmo vertiginoso, como resultado del trabajo realizado durante años por activistas que trabajan en grupos de BDS esparcidos por todo el mundo (Estados Unidos, Sudáfrica, India, Francia, Estado español, Colombia, Marruecos, Israel, Japón, etc.), así como del uso intensivo de las redes sociales por parte de dichos activistas y simpatizantes del movimiento; 2) por otro lado, como consecuencia de esta acumulación de éxitos, los gobiernos israelí, europeos y estadounidense se están viendo forzados a actuar (de diferentes formas).

Victorias del BDS

Victorias del BDS

La extensa lista de victorias de 2013 elaborada por el Comité Nacional Palestino por el BDS (BNC) ya da una idea del auge reciente de la campaña. Se puede tener una perspectiva histórica de las victorias logradas desde 2005, revisando la “Línea de Tiempo” elaborada por el BNC. Citamos a continuación algunas de las más relevantes.

En el ámbito del boicot cultural, podemos destacar el compromiso público de los artistas británicos Roger Waters (ex-miembro de Pink Floyd) y Elvis Costello o la actriz española Pilar Bardem a no actuar en Israel. En el ámbito del boicot académico, destacan la decisión de la Universidad de Johannesburgo en el 2011 de romper sus vínculos con la Universidad Ben Gurion de Israel (una decisión con alta carga simbólica al venir de Sudáfrica), el anuncio del físico Stephen Hawking en el 2013 de que cancelaba su presencia en una Conferencia académica israelí “para respetar el llamado palestino al boicot”, y la aprobación en 2013 de una moción de apoyo al boicot académico por parte de la American Studies Association (ASA) (junto con otras tres entidades académicas de los Estados Unidos).

En el ámbito del boicot comercial, en enero se conoció por primera vez el gran descenso que están sufriendo la exportaciones de los productos procedentes de colonias israelíes ubicadas en el Valle del Jordán, en la Cisjordania ocupada (una caída del 14% en 2013). En el ámbito del boicot institucional, destaca también Sudáfrica, con la decisión de su gobierno de no permitir a sus ministros que visiten Israel.

Grandes fondos de pensiones y bancos del norte de Europa (Holanda, Noruega, Dinamarca y Suecia) han emprendido en 2014 una ola de desinversiones de empresas israelíes ligadas a la construcción de colonias judías en territorio ocupado, que está golpeando especialmente a los principales bancos israelíes. Es importante destacar que las desinversiones se están realizando sobre empresas israelís situadas dentro de las fronteras de Israel previas a 1967 y no exclusivamente en los TPO. Un hecho que añade relevancia a estas decisiones.

Reacciones de los gobiernos a la presión del BDS

Reacciones de los gobiernos a la presión del BDSEn la Unión Europea (UE), tras muchos años de condenas vacías a las políticas ilegales de Israel, que nunca conllevaban consecuencias políticas ni económicas, alguna cosa ha empezado a cambiar en el 2013. El acuerdo aprobado el pasado noviembre por la UE e Israel en relación al Programa europeo de investigación científica Horizon 2020, impide financiar de forma directa o indirecta a las instituciones israelíes ubicadas en los territorios ocupados palestinos y sirios (Altos del Golán). En enero se supo que Alemania ha decidido exigir condiciones incluso más estrictas que la UE para la concesión de fondos bilaterales de cooperación científica y tecnológica a Israel, unas exigencias que muy probablemente seguirán el resto de Estados europeos en sus relaciones bilaterales con el Estado judío, teniendo en cuenta que Alemania está considerado como el “mejor amigo de Israel” en Europa. Estas decisiones apuntan al establecimiento de un boicot de-facto a cualquier tipo de colaboración científica con los centros israelís ubicados en los territorios ocupados y pueden tener importantes consecuencias a medio plazo.

El auge del BDS preocupa cada vez más al gobierno israelí. Su primer ministro Benjamín Netanyahu ha tenido que salir al paso de la creciente presión de la campaña, a la que el domingo calificó de “inmoral” e “injustificada” y a la que acusó de fortalecer la “intransigencia palestina”. Días antes había convocado a sus ministros para abordar por primera vez la “amenaza del BDS”, pero la reunión se acabó posponiendo por problema internos de su gobierno. La mayoría de sus ministros afirman que el BDS no conseguirá doblegar a Israel, pero la Ministra de Justicia Tzipi Livni y el de Finanzas Yair Lapid han dicho en varias ocasiones que si las negociaciones de paz en curso fracasan, Israel sufrirá una intensificación del boicot que afectará a su economía y que podría dejar a Israel en una situación de aislamiento internacional similar a la del régimen de apartheid sudafricano. Igualmente, los principales empresarios del país expresaron recientemente sus temores ante el crecimiento de la campaña BDS.

El Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, está utilizando el auge del BDS para presionar a Israel en las negociaciones con la ANP. El sábado en Munich (Alemania) afirmó por primera vez en público que “Israel debe preocuparse por el boicot si la negociación falla”, algo que le ha valido las críticas virulentas de varios ministros israelíes y que le forzó un día más tarde a dejar clara su “firme oposición a los boicots”. A pesar de sus palabras, todo indica que Kerry seguirá usando la amenaza del BDS para forzar a Israel a hacer concesiones en las negociaciones de paz con la ANP.

Por todas las razones que hemos expuesto en este artículo, creemos que la campaña internacional de BDS funciona y todo indica que su impacto sobre el conflicto israelí-palestino no hará más que crecer. La campaña está forzando progresivamente la aplicación del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos en Palestina e Israel por parte de los grandes actores -públicos y privados- implicados, y acercando así la posibilidad de lograr una resolución justa de las problemáticas de la región y de alcanzar la paz. Una paz justa que ha de beneficiar no sólo a la población palestina, sino también a la israelí.

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