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Fin de ciclo: adiós a Josep Anglada

Josep Anglada, en un acto de PxC (Plataforma per Catalunya)

Aitor Hernández Carr

El Consejo Ejecutivo de Plataforma per Catalunya ha expulsado a Josep Anglada de la presidencia del partido. Ha justificado su decisión por su “mala gestión” al frente de PxC. Anglada ya ha señalado que no acata esta decisión. Se abre una época de cambios e interrogantes sobre el futuro del partido. Ante esta situación, más que intentar responder a todos estos interrogantes de forma apresurada, intentaremos analizar la situación de PxC con una cierta perspectiva. ¿Cuál ha sido su trayectoria en los últimos años y cómo ha llegado hasta esta situación?

Resulta sorprendente observar la situación actual de PxC si se tiene en cuenta que en las elecciones municipales del 2011, hace menos de tres años, el partido obtuvo unos excelentes resultados. Es en estas elecciones cuando el partido logra extenderse por gran parte del territorio y pasa de ser un fenómeno local a un partido de ámbito nacional. Dentro de esta extensión es importante resaltar que el partido consigue mantenerse fuerte, e incluso crecer, en sus feudos de la “Catalunya interior” y, al mismo tiempo, dar el salto a la Región Metropolitana de Barcelona. Así, el partido alcanza entre dos y tres regidores en municipios como Mataró, l’Hospitalet de Llobregat o Sant Boi, donde hasta el momento el partido había cosechado sonoros fracasos.

El total de regidores de PxC pasa de 17 a 67. No obstante, su éxito no debe medir únicamente en términos absolutos. El partido también es más efectivo a la hora de conseguir representantes. Si se comparan sus resultados en las elecciones municipales del 2007 y del 2011, vemos que pasa de obtener representación en el 23% de los municipios donde presentó candidatura a hacerlo en el 40%, y, de obtener un porcentaje de voto superior al 5% en el 28% de los municipios a hacerlo en el 52%. Asimismo, en el 2011 se confirma un hecho que ya se había producido en el intervalo 2003-2007, que es que en prácticamente todos los municipios donde el partido había obtenido representación en las elecciones anteriores, consigue mantener o, en la mayoría de casos, incrementar dicha representación cuatro años más tarde.

En definitiva, tras las elecciones del 2011 PxC disponía de un líder muy conocido entre el electorado catalán y con gran capacidad para atraer la atención de los medios de comunicación, y de un partido con una considerable implantación territorial que por fin ha conseguido entrar con fuerza en la Región Metropolitana de Barcelona. Plataforma per Catalunya parecía tenerlo todo de cara para conseguir lo que ningún partido de extrema derecha española ha conseguido hasta el momento. Esto es, renovar su discurso e imagen de cara a atraer un electorado amplio y heterogéneo, y homologarse así con las exitosas formaciones de nueva extrema derecha que han asaltado en el escenario político europeo en las últimas décadas.

La realidad ha sido muy distinta. Es justamente tras el éxito de las municipales que el partido ha entrado en una dinámica descendente que parece no tener fin. PxC ha ido perdiendo regidores a un ritmo creciente, en estos momentos ha perdido una quinta parte del total, y ha desaparecido del escenario político y mediático catalán. El motivo es la combinación de una nueva coyuntura política dominada por el debate independentista y la exacerbación de problemáticas estructurales del partido relacionadas con la gestión de sus recursos económicos y humanos.

PxC y el debate independentista

En relación al debate independentista, es necesario señalar que PxC, a diferencia de la extrema derecha española, no ha tenido en el “debate nacional” uno de sus ejes de movilización política. Más bien al contrario. El proyecto político de PxC ha consistido en el intento de saltarse el clivaje nacional para centrar el debate en un nuevo eje de división entre autóctonos (españoles/catalanes) vs. extranjeros. Este hecho, junto a una cierta ambigüedad en su propio posicionamiento, ha permitido que durante años conviviesen en el partido personas que se declaraban independentistas y personas que provenían de entornos de la ultraderecha españolista.

La falta de concreción respecto al debate nacional se ha convertido en una quimera en el actual contexto político catalán. De tal manera que el partido ha tenido que ir clarificando, o más bien acentuando, su postura de rechazo explícito a la independencia. No obstante, precisamente una de las críticas que se estarían lanzando contra Anglada desde el interior del partido es que ha tratado de mantener una cierta ambigüedad en este tema. En cualquier caso, la realidad es que PxC ha ido perdiendo por el camino tanto a militantes que le reclamaban una posición más contundente contra la independencia como a aquéllos que hubiesen querido una apuesta clara por el “derecho a decidir”. Es decir, el debate independentista está mermando al partido en ambas direcciones.

Los problemas vinculados a la gestión del partido son variados y necesitarían un análisis pormenorizado. Atañen desde la mala gestión de los recursos económicos, con acusaciones de usos fraudulentos por parte de Josep Anglada, hasta una gestión de los recursos humanos del partido que ha conllevado una pérdida continuada de militantes por los más variados motivos. Lo relevante es que no estamos ante una problemática puntual o reciente. Una de las principales conclusiones de la tesis doctoral[1] que finalicé a principios del 2012 es que, ya en ese momento, el partido arrastraba enormes dificultades en su gestión interna que podían mermar su crecimiento futuro. No obstante, mientras el partido estuviese en una fase de crecimiento estas problemáticas quedaban en un segundo plano. Cuando ha entrado en fase descendente, estas problemáticas se han acentuado y han disparado las tensiones en el interior del partido.

La figura de Josep Anglada

La cuestión de la gestión del partido es indisociable de la figura de Josep Anglada y nos lleva al eterno debate sobre su papel en el éxito, y en los fracasos, de PxC. Este es un debate recurrente en la literatura sobre la extrema derecha. Tal y como ha señalado Cas Mudde (2007) es absurdo creer que, por ejemplo, el Frente Nacional se ha mantenido treinta años en la primera línea de la política francesa únicamente gracias al “carisma” de Jean-Marie Le Pen. Además de tener una figura que, entre otras cosas, atraiga la atención de los medios de comunicación, es imprescindible una estructura de partido que fidelice a los nuevos votantes y sea capaz de posicionarse en el primer plano del escenario político. En esta línea, consideramos que Anglada fue crucial para la emergencia de PxC y su extensión por gran parte del territorio catalán, pero se convirtió en un lastre cuando el partido creció hasta el punto de necesitar construir un partido eficiente para gestionar sus crecientes recursos económicos y humanos.

Hasta el momento hemos señalado que, de cara a comprender los motivos de la expulsión de Anglada por parte de la mayoría de integrantes del Consejo Ejecutivo, hay que tener en cuenta el daño que el debate independentista está causando a PxC, y la supuesta ambigüedad que Anglada habría tratado de mantener en este tema, y, las acusaciones de mala gestión del partido. Cabría añadir un tercer elemento. Esto es, la percepción entre los núcleos locales de PxC que Anglada ya no es electoralmente rentable para ellos en sus respectivos municipios (más bien al contrario).

Una anécdota puede ayudar a ilustrar esta posibilidad. En las elecciones autonómicas del 2012, Plataforma per Catalunya registró un descenso del total de votos obtenidos en los comicios autonómicos del 2010 (pasó de 75,000 a 60,000 votos). Pero quizá aún más destacado fue que en esos comicios PxC obtuvo peores porcentajes de voto en Vic, feudo de Anglada, que en municipios como l’Hospitalet o Sant Boi de Llobregat. Este hecho significaba un claro cambio de tendencia respecto a lo sucedido en comicios anteriores. En este sentido, al ser preguntado, en una conversación informal, por esta cuestión, un destacado miembro de PxC afirmaba que su conclusión es que “Anglada ya no gana los votos de l’Hospitalet o Sant Boi. Los ganan los militantes de allí”.

Un partido más homogéneo

En definitiva, parece ser que los barones locales de PxC han llegado a la conclusión que, ante el proceso de descomposición del partido, su única opción para mantener su propio capital político es deshacerse de Anglada. Si tenemos en cuenta que Anglada era el pegamento que unía a perfiles muy diferentes dentro del partido, parece claro también que han llegado a la conclusión que es mejor tener un partido internamente más homogéneo que no uno que se presente ante los electores como un actor errático y en conflicto permanente. En este sentido, su decisión resulta similar a la de Pere Navarro respecto al PSC. Ante un escenario político catalán en que la tormenta amenaza con dejar muchos cadáveres políticos, la supervivencia a la espera de tiempos mejores puede parecer la opción menos mala para algunos partidos.

Si finalmente Anglada abandona el partido y la nueva dirección trata de reflotar a PxC se enfrentará a un escenario ciertamente complejo. El primer reto será conseguir que el partido no se descomponga por el camino. Si lo consiguen su principal objetivo será sin duda llegar a las elecciones municipales del 2015 con unas candidaturas mínimamente sólidas de cara al electorado. ¿Tendrán el tiempo, los recursos y la credibilidad para articular una oferta política eficaz? ¿Podrá realmente la marca PxC substituir a la marca Anglada? Suena difícil. Dependerá de muchos factores. Entre otras cosas, dependerá de si una parte del electorado llega a las municipales del 2015 hastiado del debate nacional y con ganas de votar opciones que ofrezcan “otras cosas”. Personalmente esperaré a los resultados de dichas elecciones para certificar la defunción de Plataforma per Catalunya.

[1]La tesis doctoral puede ser consultada en http://www.tdx.cat/handle/10803/96408 y en http://aitorcarr.wordpress.com/2013/05/15/279/

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