Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Y Catalunya votó el 1-O

Grupos de gente esperan a las puertas de un colegio electoral en Sants

Arturo Puente

La violencia policial contra ciudadanos en los colegios electorales ha sido la imagen que ha ilustrado la jornada de una votación prohibida, reprimida y, sin embargo, no impedida. El grito de “votarem” ha dejado paso a última hora de este domingo al de “hem votat”, cantado por miles de personas que se han reunido en la plaza Catalunya de Barcelona para celebrarlo. Los catalanes han votado pero, tras la batalla por las urnas, queda la batalla por interpretar los resultados.

A quien la mayoría de los dedos en Catalunya coinciden en señalar como perdedor de la jornada es a uno de los pocos que ha comparecido en tono triunfalista: el presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Cada una de sus promesas -que no habría urnas, que no habría censo y, en general, que no habría votación- han ido cayendo este domingo en efecto dominó y desde las 8 de la mañana.

Los colegios han amanecido, de hecho, antes de esa hora. Sobre las 5 de la mañana una multitud ha comenzado a rodear las sedes electorales, que han comenzado a abrir poco después. En una coreografía que no se ha salido un milímetro del guión, las urnas han salido de miles de domicilios particulares y ha formado las mesas. La formación de la mesa, las largas colas y el comienzo de las votaciones a partir de las 9 horas auguraban una jornada de votación cercana a la normalidad. Solo ha hecho falta esperar unos minutos para constatar que no sería así.

La Policía Nacional se ha presentado poco después de las 9 horas en el instituto Jaume Balmes. Los efectivos han hecho frente a la resistencia de los votantes, decididos a proteger las urnas, arrancándolos uno a uno de la barrera humana. Tras conseguir su primer botín en forma de urnas en el corazón del Eixample, han comenzado las cargas indiscriminadas.

En las inmediaciones de la escuela Ramón Llull los antidisturbios han cargado directamente contra los votantes y, posteriormente, han disparado pelotas de goma, hiriendo en el ojo a una persona que ha debido ser intervenida de urgencia. Sant Julià de Ramis, donde vota Carles Puigdemont, el municipio tarraconense de Sant Carles de la Ràpita, la conselleria de Ensenyament o el barrio barcelonés Guinardó han sido los siguientes escenarios de contundentes cargas policiales para evitar la votación.

El balance final de la jornada son 319 colegios cerrados por la policía y 844 atendidos por los servicios médicos. Unas cifras que, en el discurso con el que el president de la Generalitat se ha dirigido a los catalanes, han tenido más peso que los de los propios resultados, que aún no se conocían. Son precisamente la fuerza de las imágenes que han sorprendido a buena parte de Europa el principal impulso con el que Puigdemont ha anunciado que llevará al Parlament el recuento de este domingo con el objetivo de poner en marcha la ley de transitoriedad, esto es, de declarar la independencia.

Esto es así porque en el Palau de la Generalitat, al menos públicamente, la consideración es que el referéndum se ha hecho. Lo contrario a lo que opina la oposición parlamentaria y el mensaje que también envían desde el partido de los comuns. Catalunya ha votado, pero aún no se pone de acuerdo en qué ha votado. Com sempre.

Etiquetas
stats