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Los Parques Naturales de Guadalajara, tres arterias verdes y ‘activas’

Foto: Turismo de Castilla-La Mancha

Raquel Gamo

“Nuestro terreno es malo, pero es bonito –admite un vecino-. Otro dice que sus aguas son buenísimas y abundantes”. Así arranca Julio Caro Baroja su artículo ‘A caza de botargas’, publicado en 1956 y considerado un vademécum de la etnología en Guadalajara. El texto sirve también para mostrar las bondades medioambientales de una provincia que tiene en su patrimonio natural uno de los pilares de su presente y, sobre todo, de su futuro.

La provincia de Guadalajara dispone de tres parques naturales: el de la Sierra Norte (117.898 hectáreas), que incluye el Hayedo de Tejera Negra; el del Alto Tajo (105.721), enclavado en el corazón de esta tierra; y el del cañón del río Dulce (8.348), en la Sierra Norte. En total, casi 232.000 hectáreas de superficie natural que forman parte de la red de espacios protegidos de Castilla-La Mancha.

La novedad este verano es que, a la belleza intrínseca que poseen estos parques, la Junta de Castilla-La Mancha ha querido incentivar su visita más allá del otoño, que es la época de mayor esplendor –especialmente, en espacios como Tejera Negra, en el noroeste de la provincia- y también la de mayor afluencia de visitantes.    

Por ello, la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural ha organizado para agosto más de una treintena de actividades de educación e interpretación del patrimonio natural de Castilla-La Mancha en los Espacios Naturales Protegidos, cofinanciadas con fondos europeos procedentes del Programa de Desarrollo Rural 2014-2020. El director general de Política Forestal y Espacios Naturales, Rafael Cubero, admitió en una nota de prensa difundida por el Gobierno regional que “es una apuesta por el turismo en la naturaleza, el turismo de sensibilidad, el turismo compatible con la conservación de los recursos naturales como fomento del desarrollo socioeconómico de las zonas rurales donde se ubican generalmente estos espacios”.

Orientadas para todos los públicos, estas actividades tienen por objeto dar a conocer y poner en valor los recursos naturales con los que cuenta Castilla-La Mancha, a la vez que comprometer y sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de conservarlos. En el caso de Guadalajara, en el Parque Natural de la Sierra Norte se puede participar en los espectáculos visuales para toda la familia en el Centro de Interpretación de la Sierra Norte  o en las rutas interpretadas del Hayedo de Tejera Negra, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad el pasado 7 de julio por la UNESCO. 

También de manera gratuita, desde el Gobierno regional se ofertan en el Parque Natural del Alto Tajo diversas actividades que van desde rutas interpretadas desde Cobeta al Barranco del Arandilla, Checa o el Salto de Poveda y la laguna de Taravilla, conferencias, hasta la proyección de películas. En el otro extremo de Guadalajara, en el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, los visitantes podrán participar en un taller relacionado con las actividades más tradicionales de la zona, como la cerámica, la utilidad de los nogales o la importancia de la apicultura en esta área de la Serranía. Además, continuarán las visitas guiadas en los centros de interpretación del Parque Natural del Alto Tajo, ubicados en Checa, Orea, Zaorejas y Corduente; y en el Parque Natural del Barranco del Río Dulce en Mandayona.

Toda la información de estas actividades está recogida en la página web de áreas protegidas de Castilla-La Mancha. El calendario de iniciativas también incluye el primer concurso de fotografía ‘Vive tu espacio’, destinado a fomentar imágenes de los paisajes, de los recursos naturales y de los usos del territorio compatibles con la conservación. El concurso  incluye una categoría infantil. La imagen presentada puede reproducir desde un detalle concreto de flora, fauna, gea u otros recursos naturales, así como los usos del territorio compatibles con la conservación de los recursos naturales y las áreas protegidas.

Pulmón serrano

El Parque Natural de la Sierra Norte recibió esta declaración gracias a un acuerdo de las Cortes de Castilla-La Mancha el 10 de Marzo de 2011. Ocupa una superficie de 117.898 hectáreas en el cuadrante noroccidental de la provincia de Guadalajara, en el sector más oriental del Sistema Central, y se extiende por los términos municipales de El Cardoso de la Sierra, Cantalojas, Galve de Sorbe, Condemios de Arriba, Condemios de Abajo, Albendiego, Ujados, Miedes de Atienza, La Miñosa, Prádena de Atienza, Atienza, Robledo de Corpes, Gascueña de Bornova, Hiendelaencina, Villares de Jadraque, Bustares, Las Navas de Jadraque, El Ordial, Arroyo de las Fraguas, La Huerce, Monasterio, Zarzuela de Jadraque, La Toba, Semillas, Tamajón, Arbancón, Cogolludo, Retiendas, Valdesotos, Tortuero, Puebla de Valles, Valdepeñas de la Sierra, Valverde de los Arroyos, Majaelrayo y Campillo de Ranas.

“¡Esta pobre tierra de Guadalajara y Soria, esta meseta superior de Castilla!”, escribió Ortega y Gasset tras recorrer la cornisa del norte de Guadalajara, incluido Sigüenza. El Parque Natural de la Sierra Norte abarca una de las comarcas más despobladas y características de Castilla. Su gran variedad climática permite la existencia de formaciones boscosas muy diversas, con presencia de hayedos, quejigares, pinares de pino silvestre, enebrales o encinares. Su riqueza faunística también es notable, con una relevante comunidad de rapaces como el águila real, el halcón peregrino, el buitre leonado o el búho real. Por otra parte, mamíferos como el corzo, el lobo, el zorro, la gineta o el gato montés tienen en estos parajes su hábitat adecuado.

Sin embargo, uno de los elementos más relevantes y vistosos de la Sierra Norte es su accidentado relieve. El conjunto montañoso de este parque incluye el Pico del Lobo-Cebollera –la cima más elevada de Castilla-La Mancha, con 2.274 metros de altitud-, la Sierra de la Tejera Negra (La Buitrera), la Sierra de Alto Rey, la Sierra del Ocejón, el Macizo de La Tornera-Centenera (Sierras de Concha y de La Puebla) y la Sierra Gorda. El Cerrón (2.199 m) y la Peña Cebollera Vieja o Tres provincias (2.129 m) son otros de los picos más altos de este espacio.

Hayas en estío

La Sierra Norte de Guadalajara integra diversos espacios protegidos como la Reserva Fluvial del río Pelagallinas –una zona de recreo muy popular en esta comarca-, además de una Zona de Protección Especial de la que forman parte el Hayedo de Tejera Negra y el Macizo del Pico del Lobo-Cebollera. El Hayedo de Tejera Negra, delimitado por los ríos Lillas y Zarzas, constituye uno de los grandes tesoros de la biodiversidad de Castilla-La Mancha. El microclima de la zona, junto a su aislamiento, ha permitido la conservación de una importante masa forestal de hayas, una de las más meridionales de Europa.

Tejera Negra, ubicado en la localidad de Cantalojas, se ha convertido en uno de los destinos turísticos y medioambientales con mayor tirón no sólo de Guadalajara sino de toda la región. Y ello hasta el punto de que su acceso está limitado –debe reservarse una plaza a través de la página web de la Junta- durante los meses de otoño, especialmente, la segunda quincena de octubre y la primera de noviembre. Nos obstante, se trata de un espacio que merece la pena visitar durante el resto de las estaciones. Es verdad que en otoño la caída de la hoja suscita estampas de gran belleza, especialmente por el contraste cromático, pero el resto del año el conjunto natural de este parque impacta por su riqueza, su variedad y su enclave geográfico.

Tajo, naturaleza salvaje

Declarado Parque Natural en el año 2000, el Alto Tajo es el tercer parque natural más extenso de España. Ubicado en el noreste de la provincia, hace ‘frontera’ entre la Alcarria y la Sierra, y sobresale tanto por su diversidad florística y faunística como por la cantidad de pueblecitos y lugares con encanto que acoge. El Alto Tajo constituye un territorio de naturaleza salvaje surcado de aguas limpias y cristalinas, con una superficie total de 105.721 hectáreas, donde están incluidos 36 municipios de Guadalajara y dos de Cuenca.

Este extenso sistema de hoces fluviales “da lugar a un terreno abrupto en el que las formaciones arcillosas se encargan de perfilar en el paisaje caprichosas figura labradas por el antojo del río que marca la disposición de la superficie, por donde descendían los míticos gancheros que conducían los troncos de madera hasta la llanura”, tal como resalta el portal turístico de la Diputación de Guadalajara.

El Alto Tajo está considerado un verdadero paraíso de la naturaleza, enclavado en un idílico paisaje de sabinas, pinos, encinas, quejigos que invita a abandonar el coche para adentrarse caminando por sendas a través de fastuosos barrancos, como el Hundido de Armallones, bañarse en las cristalinas aguas del río Tajo o aventurarse en el descenso en piragua cauce abajo en el entorno del puente de San Pedro o recorrer localidades como Checa, Chequilla o Peralejos de las Truchas.

Este parque dispone de centros de interpretación en los municipios de Checa –centrado en la ganadería tradicional-, Zaorejas, Corduente y Orea. Durante el incendio del Ducado en 2005, en el que murieron 11 miembros de un retén, se quemaron alrededor de 3.000 hectáreas del Alto Tajo. Pese a ello, pudo salvarse el grueso de este espacio natural especialmente significativo en la comarca de Molina de Aragón. Un pulmón verde con impresionantes paisajes, repletos de farallones de rocas rojas, y con pueblos como Peralejos de las Truchas, de apenas 170 habitantes, que conservan las características propias de la arquitectura tradicional.

Las cascadas que alberga este parque alcanzan su época de mayor esplendor con las crecidas ocasionadas por las lluvias primaverales, que en Molina llaman “marzadas”.  “Marzo y sus marzadas llevan las maderadas”. Éstas se aprovechaban para echar al agua los troncos cortados y transportarlos así hasta Aranjuez, antes de la construcción de las presas, aguas abajo.

La novela ‘El río que nos lleva’, de José Luis Sampedro, adaptada después al cine por el cineasta Antonio del Real, relata vida de los gancheros, cuya fiesta sirve de aliciente para recrear un oficio de antaño. Este año, la Fiesta de los Gancheros tendrá lugar el 26 de agosto en la localidad de Taravilla. Y, precisamente, homenajeará a Sampedro coincidiendo con el centenario de su nacimiento.

Escenario del ‘amigo Félix’

El Barranco del Río Dulce, declarado Parque Natural en 2003, está enclavado al norte de Guadalajara. Se extiende a lo largo de 8.348 hectáreas jalonadas por una hoz labrada en una paramera cárstica perteneciente al período jurásico. Cuenta con numerosos escarpes de variada morfología, incluyendo abrigos y variadas formas pétreas Varios escarpes laterales o fluviales dan lugar a cascadas. Se trata de un valle que, en función de los suelos, es abierto y permite la existencia de una pequeña vega cultivada o bien es muy cerrado, con pendientes abruptas.

Los parajes del cañón del Dulce, apenas a hora y media de Madrid, comprenden los términos municipales de Algora, Mandayona (Aragosa), Mirabueno, Saúca (Jodra del Pinar), Sigüenza (La Cabrera y Pelegrina) y Torremocha del Campo. Integra espacios de espectacular belleza que en su momento ayudó a popularizar el malogrado Félix Rodríguez de la Fuente. El naturalista por excelencia rodó en el Dulce algunos de sus conocidos programas y documentales de televisión de ‘El hombre y la Tierra’, especialmente, los dedicados a las águilas y los zorros. En concreto, en Pelegrina hay un mirador sobre la propia hoz erigido en su nombre.

Según los especialistas que son conocedores de la biografía del ‘Amigo Félix’, una de las pasiones de éste era el estudio de los lobos desde que a mediados de los años 60 crió a dos lobeznos a los que salvó de morir apaleados en un pueblo. Precisamente, todo lo que aprendió de sus cachorros lo puso en práctica con varias manadas de lobos que vivían en los montes circundantes del Dulce.

Además de su riqueza vegetal, las riberas del río ofrecen un hábitat muy favorable para la vegetación, permitiendo el desarrollo de fresnedas con sauces y álamos, chopos de repoblación, arbustos, carrizales y juncales. En los elevados peñascos de la hoz habitan gran variedad de rapaces, como el águila perdicera, en peligro de extinción, el buitre leonado, el halcón peregrino y los alimoches.

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