Agorazein y “Siempre”, en la cresta de la nueva ola de música en español

El colectivo madrileño de rap Agorazein ha visitado este fin de semana Santiago de Compostela con motivo de la gira de presentación de su nuevo disco, “Siempre”, cuyo éxito los ha encumbrado como uno de los referentes de la nueva escena de rap en español.

Sus cinco integrantes, Antón, Manu, Isidro, Gervasio y Fabián, que se 'camuflan' bajo los seudónimos artísticos de C. Tangana, Sticky M.A., I-Ace, Jerv.agz y Fabbiani, respectivamente, conforman un grupo que, en un concierto junto a los granadinos Dellafuente&Maka, ha sido capaz de llenar una de las principales salas de la capital gallega.

Pese a ello, y también pese al reciente y notorio éxito de la carrera de C. Tangana en solitario, el impacto de Agorazein todavía no ha trascendido lo suficiente como para copar las frecuencias de las principales emisoras musicales del país, ajenas a la realidad de una banda que acumula millones de reproducciones de sus canciones en Internet.

“Creo que es el momento de no ponernos en plan quejicas”, dijo Antón, erigido portavoz del grupo en una entrevista con Efe, ante la perspectiva de que el grupo va ganando con el tiempo más y más reconocimiento.

“Ya se están dando cuenta”, algo está “cambiando en todos los aspectos”, abunda, en alusión a los grandes medios y discográficas, que comienzan a volcar sus miradas sobre este colectivo de raperos que puede tener las llaves de uno de los sectores más difíciles del mercado musical actual, los jóvenes.

El último disco de Agorazein, “Siempre”, es un compendio de 16 canciones que, pese a incurrir en muchos clichés propios del género, mantienen un estilo propio y aun así en sintonía con los ritmos que marcan tendencia a nivel global.

“Siempre” es un trabajo hedonista y que invita al disfrute de quien lo escucha, pero que -como argumenta Antón- también transmite una serie de valores, entre los que cita “el espíritu de grupo” y “la lealtad”, claves en la trayectoria de un colectivo de amigos de Colmenar Viejo que un día decidieron juntarse para hacer música.

A la pregunta sobre sus influencias como músicos, enseguida aparecen nombres vinculados a la potente escena del trap de Atlanta o a las producciones canadienses de Tory Lanez o PartyNextDoor, en la órbita de Drake, que son fácilmente perceptibles en sus nuevos temas.

Agorazein están satisfechos del resultado de su último disco y de su gira, en la que han cosechado un éxito no del todo esperado, reconoce Fabián -alias Fabbiani-.

“La gente viene a escuchar el disco, eso es difícil”, incide Antón, que expresa que “en los bolos normalmente la gente quiere temas antiguos”, algo complicado en una gira, explica, en la que interpretan íntegro su último trabajo.

Él celebra, pues, que su carrera en solitario como C. Tangana no lastre ni perjudique la identidad de unos Agorazein en los que, de acuerdo con sus palabras, “no hay lucha de egos” ni siquiera a la hora de crear música.

“Siempre ha sido bastante natural”, apunta Fabián sobre la fase de composición y producción de los temas, en la que hay cabida para las ideas de todos y no existen reparos en descartar aquello que no termina de convencer.

Sin embargo, pese a que el número de seguidores crece con el paso de los días, tan solo Antón, C. Tangana, se permite vivir únicamente de su actividad musical, mientras que el resto de componentes del grupo tienen que compaginarla con otros quehaceres diarios.

“Lo hacemos porque queremos”, responde Manu -Sticky M.A.- sobre lo laborioso de alternar ambos trabajos, Fabián añade que, en este caso, es “ahora o nunca”, ya que mientras sean jóvenes les será más fácil este ritmo de vida.

Agorazein está, pues, en pleno proceso de disfrute de su posición en la cresta de la nueva ola de rap que arrastra legiones de seguidores a su paso y de la que hasta a ellos les es difícil encontrar explicación.

“No es tan solo el rap, es la música urbana”, tercia Antón, que ve los ritmos actuales como “una especie de nuevo pop” de masas, influenciado por la cultura popular estadounidense, cuyo reflejo únicamente plasman en España haciendo uso de recursos propios.

Así pues, desde el comienzo de su actividad Agorazein ha experimentado un profundo cambio en su sonido, lo que le ha generado miles de nuevos apoyos pero también una importante porción de detractores, que creen que deberían encasillarse en un estilo más fiel a los fundamentos del rap y no tan permeable a influencias externas.

“Siempre decimos lo mismo. Cualquier cosa nueva que saques que no sea exactamente igual a la anterior va a tener gente que le mole más y gente que le mole menos”, considera Fabián sobre el contraste entre presente y pasado, a modo de defensa el libre albedrío del grupo para crear.

Pese a todo, destaca que “al final el cómputo global es que va a más” la repercusión del grupo, señal de que no están equivocando en el camino y de que hacen gala de buen “criterio”.

“No tengo ninguna intención de mantenerme fiel a ningún estilo ni nada”, declara Manu, que muestra su afán por “no repetir ninguna fórmula” a lo largo de su carrera y conseguir apropiarse de “cosas nuevas”.

Llegados a este punto, Antón reivindica que Agorazein no tiene ningún tipo de “compromiso” que los encierre en un estilo y que, en este caso, el cambio ha traído “más variedad” de gente a sus conciertos.

“Antes nuestros bolos estaban llenos de gente enfadada, mirando desde atrás”, prosigue, mientras que ahora hay público de todas las edades, centrados únicamente en disfrutar de una música hedonista que despierta pasiones a su paso.

“Tenemos criterio ya bastante como para poder hacer lo que queramos”, concluye Fabián.

En el día a día, Agorazein también mira para su futuro, para el que Antón tiene un claro reto: “Si tenemos alguna aspiración, es Latinoamérica”, enuncia.

Mientras, con cautela, avanzan en la dirección de llevar su música al otro lado del Atlántico, el grupo recorre las ciudades españolas con un disco al que -dice Antón- “le queda todavía bastante recorrido” y con el que el público es “muy cariñoso”.