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Ai Weiwei eleva a crisis humanitaria global la tragedia de los refugiados

Ai Weiwei eleva a crisis humanitaria global la tragedia de los refugiados

EFE

Valladolid —

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La guerra, el hambre y el cambio climático han originado en los últimos años la mayor migración, más intensa y sostenida de la historia, una crisis humanitaria de rango global que excede la mera esfera política, ha afirmado hoy en Valladolid el cineasta y activista chino Ai Weiwei.

“Todo el problema de los refugiados es una crisis humanitaria”, ha sostenido WeiWei (Pekín, 1957) durante una rueda de prensa posterior a la proyección de “Human flow”, un documental de más de dos horas y rodado en una veintena de países de tres continentes que compite en la Sección Oficial del festival de cine de Valladolid.

Este activista, arquitecto, escultor y cineasta ha enmudecido a la 62ª Seminci con un sobrecogedor retrato de la actualidad de los refugiados con el que ha apelado a la responsabilidad de las instituciones para restaurar su dignidad y reintegrar su condición humana a través del derecho a la participación.

De lo contrario, ha manifestado durante una multitudinaria comparecencia ante los medios informativos, “la democracia será una mentira”.

“Human flow” es un testimonio demoledor de una realidad cuya magnitud no queda del todo reflejada en los informativos y redes sociales, como le ha sucedido al propio Weiwei, quien a medida que rodaba tuvo que variar el programa al verse engullido por la dimensión del problema.

Veintitrés países, novecientas horas de rodaje con veinte equipos, más de seiscientas entrevistas y de cuatrocientos campamentos visitados han derivado en una cinta de casi dos horas y media a caballo entre la información, la crónica, el ensayo, el reportaje y el comentario editorial pero con un “toque personal” que ha admitido su director.

La presencia de Weiwei ha sido constante en el documental, como espectador, entrevistador y protagonista ocasional, pero no como un desliz narcisista sino por la necesidad de imprimir más dosis de realismo, de recordar a cada instante que “no era una película de humor negro sino una historia de este mundo”, ha matizado.

El realizador trata de demostrar que detrás de cada refugiado, además de un drama y de una tragedia en potencia, subyace una firme voluntad, un deseo inapelable “de vivir mejor, de encontrar un trabajo y buscar una mejor educación para sus hijos”, ha dicho.

En otras ocasiones la migración también es forzosa para conservar la vida como ocurre en zonas de tensión, escalada y conflicto bélico permanentes, casos de Iraq, Afganistán, Siria, Bangladesh, Palestina y numerosas zonas del África subsahariana, algunos de los escenarios de un rodaje que no ha pisado China, España ni tampoco Iberoamérica.

El dramatismo se acentúa con imágenes reales de seguimientos de pateras, rescates, atenciones sanitarias, marchas en columna, traslados en camiones e instalación de campamentos infrahumanos frente a verjas y líneas de seguridad militares que impiden el tránsito hacia otros países, especialmente a Europa.

De este modo, Weiwei se siente “un refugiado más”, como en cierto modo le ocurrió a su padre, a su familia y a él mismo en su país por tener opiniones políticas, sociales y artísticas diferentes a las del régimen, ha recordado.

Después de criticar a Estados Unidos y a China, que como potencias mundiales podrían hacer más, en su opinión, ha puesto el ejemplo de Grecia, un país que “ha aceptado a los refugiados de forma incondicional” por los valores heredados de la antigua cultura que le ha configurado.

Para Weiwei, el problema de los refugiados, y en concreto la masiva llegada a Europa de quienes huyen de la guerra de Siria, ha interpelado a Occidente y sus gobernantes, les ha situado en la disyuntiva de acoger o declararse xenófobos de forma abierta.

El de los refugiados, sea cual sea su motivación, ha planteado el mayor desafío de convivencia en el mundo contemporáneo, como refleja “Human flow”, estrenado hoy en España dentro del festival de Valladolid donde ha tenido una excelente acogida.

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