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L. Pablo Montenegro: El arte abstracto es el arte de la belleza contemporánea

El Reina Sofía adquiere en ARCO 2018 veintitrés obras por 224.480 euros

EFE

Madrid —

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La familia del empresario brasileño Luis Pablo Montenegro -“el rey de las encuestas”- creía que cuando se metió a coleccionista de arte, hace casi 19 años estaba cometiendo una locura. Hoy es “rico de espíritu”, posee más 400 cuadros y acaba de recibir el premio Coleccionismo de Arco 2018.

Su pasión por el arte empezó por azar, en una subasta de arte egipcio al que llegó por casualidad y donde levantó la mano, sin pensarlo mucho y nervioso -dice en una entrevista con Efe- para adquirir un cuadro por el que pagó 80.000 dólares (65.000 euros) y desde entonces se ha hecho un apasionado del arte contemporáneo.

“El arte abstracto es el arte de la belleza contemporánea, pero tiene que tener un concepto detrás, si no lo tiene, no es una belleza que me interese”, recalca Montenegro, que además de recibir el premio de Arco, exhibe, por primera vez en el mundo, parte de sus tesoros en la salas de la Fundación Banco de Santander en Boadilla del Monte (Madrid)

Una exposición, “Visiones de la tierra. El mundo planeado”, que recorre cien años de arte y que pasa por el modernismo, el concretismo brasileño, el arte contemporáneo brasileño e internacional.

Un total de 218 obras de 107 artistas, con un 65 por ciento brasileños y un 35 por ciento de otras nacionalidades. Entre ellos, Alfredo Volpi, Lygia Clark o Lygia Pape, además de Calder, Warhol, o De Kooning.

“No hemos traído a esta exposición españoles o europeos porque sería como traer sandwich a un banquete. No voy a traer a Kiefer, ni a Miró, argumenta Pablo Montenegro, al tiempo que dice que le gustaría tener en su colección a Louis Bourjois, Remedios Varo o Leonora Carrington.

“Tengo a Luis Muñoz, Miró, Oteiza, pero a ellas,no”, añade este coleccionista apasionado, que dice admirar la labor de las galeristas españolas Elvira González y Elba Benítez. “Y recomiendo a Romero Britto, un artista brasileño que vende mucho pero nunca entre en los circuitos”, subraya el coleccionista.

Pero antes de ser un apasionado del arte, Montenegro rozó el éxito con su trabajo como investigador dedicado a hacer encuestas en su país. “Mi familia y yo empezamos haciendo estadísticas tras las huellas de la consultoría Gallup y queríamos saber las audiencias de los programas de radio y en aquel entonces nos convertimos en la sexta empresa más importante de encuestas del mundo y ya en 1945 hacíamos encuestas para el presidente de la compañía Austral”, añade.

Después, con un padre “soñador” que le dio el empuje final a la empresa, a que la que él se incorporó, se fue convirtiendo, con la democratización de su país, de 1985 a 1989, en una empresa con gran potencia, según relata, gracias a las privatizaciones de las televisiones de Latinoamérica. “Todos querían conocer los índices de audiencia de televisiones y radio,” precisa.

“Con el primer proceso electoral en mi país, mi empresa comienza a ser sinónimo de encuesta. Tuve éxito y en 1999 comencé a coleccionar y me hice con 20 cuadros con los beneficios que me daba la empresa, aunque mi padre no lo veía bien y eso me daba pena, Siempre fui un gran coleccionista de todo; de niño, de plumas de aves, luego de piedras preciosas y después discos de vinilo, llegue a tener 2.000, recuerda.

Hoy este gran coleccionista se queja de las medidas fiscales de su país para la adquisición de obras de arte, un 37 por ciento, “muy alto”, añade, y no aclara si ha comprado algo en esta edición de Arco, para llevarse a su casa de 700 metros cuadrados, donde contempla su colección.

Y mientras se piensa si dona, o no, alguno de sus cuadros, o si vuelve a hacer una gran exposición, como la de la Fundación Banco de Santander, el empresario se ha comprado una casa en Lisboa para repartir su gran tesoro.

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