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Una videoinstalación plantea en el Guggenheim el lado humano de los simios

Una videoinstalación plantea en el Guggenheim el lado humano de los simios

EFE

Bilbao —

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El vídeoartista francés Pierre Huyghe plantea al espectador una inquietante reflexión sobre el lado humano de los simios en su obra “(Sin título) Máscara humana”, que por primera vez se exhibe en España en el Museo Guggenheim Bilbao.

Esta pieza, rodada en Japón en un restaurante ubicado en un lugar arrasado por el tsunami que sufrió el país en 2011, inaugura la temporada de videoinstalaciones del centro expositivo bilbaíno.

Creada en 2014 por este autor, nacido en París en 1962 y considerado ya desde los años 90 uno de los artistas franceses jóvenes más relevantes del país, la obra tiene como protagonista a una hembra de macaco japonés adiestrada para atender y entretener a los clientes de un restaurante tradicional japonés de venta de sake, la tradicional bebida alcohólica obtenida de la fermentación del arroz.

El animal ha sido ataviado para la grabación con una máscara y una peluca de mujer y disfrazado con un vestido que recuerda el uniforme escolar de las niñas japonesas, lo que, junto a su forma de deambular por el local y comportarse, evoca el inquietante parecido de los simios con los humanos.

Sus gestos, sus poses y su forma de desenvolverse durante la proyección interrogan permanentemente al espectador acerca de la cercanía de estos animales con el ser humano.

La pieza se desarrolla durante casi 20 minutos en un local sórdido y sucio que recuerda el paisaje arrasado por el tsunami que sufrió el país y que provocó la catástrofe nuclear en la central de Fukusima.

El abandono y desolación que refleja el escenario se refuerza con la presencia de un gato, cucarachas correteando por los suelos y gusanos presentes en las bolsas de comida abandonadas.

Aunque la cinta transcurre en su mayor parte en silencio, lo que refuerza la tensión del vídeo, de vez un cuando una voz femenina resuena de fondo imitando las inexpresivas e impersonales voces que en las películas de desastres informan a la población de la inminencia de la catástrofe y conmina a los ciudadanos a abandonar sus hogares y buscar refugio.

La peluca femenina y la inexpresividad de la máscara de chica joven que lleva la macaco, de la que sólo se salvan las aberturas por las que se atisban los ojos del animal, refuerza aún más el inquietante paralelismo del simio con una joven de verdad.

El comisario de la videoinstalación, Manuel Cirauqui, ha señalado que esta obra puede ser considerada como un retrato y, como tal, “no tiene trama, carece de argumento”.

Ha considerado que al filmar Pierre Huyghe los primeros planos exteriores de la pieza con un drón, el autor “sitúa al espectador entre la ambigüedad del ojo no humano y la figura de retrato de lo que parece una persona, no un animal”.

“El recurso mismo de la máscara -ha agregado Cirauqui-, esta también muy presente en su obra, al igual que los paisajes devastadores”.

El comisario de la obra ha apuntado, por último, que la cuestión clave de esta pieza es averiguar “si un animal puede aprender a ser humano”.

“Lo que vemos en la obra y lo que más desconcierta es ver a un personaje perdido en un lugar que conoce cómo es el establecimiento de sake y que pese a saber que es un animal, le vemos actuar sin revelar su animalidad”, ha concluido.

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