El BPI ve como “un paso natural” la OPA del Caixabank

La oferta lanzada por Caixabank para integrar en su grupo al Banco Portugués de Inversiones (BPI) es vista por responsables de la entidad lusa como un “paso natural” en la relación histórica entre ambas.

Fuentes del BPI explicaron hoy a EFE que en una reunión mantenida por sus directivos durante el fin de semana, la OPA de la entidad catalana fue bien recibida en el seno del banco portugués, que la considera un paso lógico.

Los responsables del BPI creen que la oferta de Caixabank puede ayudar a progresar a la entidad lusa que, de salir adelante, pasará a contar con el respaldo de una firma de mayor tamaño.

El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, ya señaló la semana pasada nada más hacerse pública esta OPA que la intención de la entidad que preside no es absorber el BPI, sino respetar su identidad y mantener su cotización en la Bolsa de Lisboa.

Por el momento, en su única reacción oficial, la entidad lusa se limitó a señalar en un comunicado que Caixabank es accionista desde 1995 y “ha mantenido un apoyo permanente a la estrategia de crecimiento y afirmación del grupo en los últimos veinte años”, un mensaje que fue interpretado en Portugal como una señal de que la oferta fue lanzada de forma consensuada.

Analistas lusos vinculan el interés español en el BPI a su condición de candidato a la compra del Novo Banco, la entidad creada con los activos saludables del intervenido Banco Espírito Santo (BES).

En caso de ganar el concurso, en el que participan una quincena de aspirantes, el BPI podría pasar de ser el cuarto mayor banco del país en volumen de activos -posición que ocupa actualmente- a colocarse como primero.

De acuerdo con las mismas fuentes, en la entidad lusa se considera que la de Caixabank es la mejor opción en caso de tener que ser vendida debido a que desde hace años los catalanes son sus principales accionistas.

La relación entre la entidad española y la portuguesa arranca en 1995, catorce años después del nacimiento del BPI.

Caixabank arrancó entonces con una participación de apenas el 6,5 %, que se duplicó en 1999, llegó al 15 % un año después, en 2006 rondaba ya el 23 %, tres años más tarde aumentó hasta el 30 % y actualmente supera el 44 %.

Esta evolución hizo a la entidad española desempeñar un papel fundamental en las diferentes operaciones relacionadas con el control del BPI.