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Cinco claves por las que los 'riders' de Deliveroo son falsos autónomos

Imagen de archivo de una protesta de repartidores de Deliveroo.

Laura Olías

No tienen casi autonomía, ni les sale gratis rechazar pedidos y, en resumidas cuentas, no son “sus propios jefes”, como promociona Deliveroo. Son algunas de las conclusiones de la última resolución de la Inspección de Trabajo sobre el modelo laboral de la multinacional de reparto de comida a domicilio. La autoridad laboral exige a Deliveroo más de 1,3 millones de euros por cotizaciones y recargos no pagados por la empresa en Barcelona ya que entiende que los repartidores (los llamados riders) no son trabajadores autónomos sino que la compañía mantiene una relación laboral con ellos.

Los inspectores de Trabajo y de la Seguridad Social analizan de forma detallada el funcionamiento de Deliveroo y su relación con sus repartidores en el acta de liquidación, a la que ha tenido acceso eldiario.es. En ella, argumentan “el incorrecto encuadramiento en el sistema de la Seguridad Social” de estos trabajadores, al tratarse “de relaciones laborales ordinarias y no de actividades por cuenta propia”.

Entre los argumentos que sustentan esta conclusión figuran los siguientes:

1. Delivero organiza y dirige

Pese a lo que venden los anuncios, la autoridad laboral concluye que el jefe es Deliveroo. La empresa decide la asignación de las franjas horarias y las zonas de reparto de los trabajadores. Deliveroo defiende siempre que los repartidores pueden trabajar cuando quieran, pero los inspectores recuerdan que su aplicación marca unas normas. Entre ellas, que “una vez fijado el turno de trabajo correspondiente, el repartidor es responsable de su cumplimiento, debiendo autorizarse por la empresa un cambio de turno”.

Otro ejemplo: quien responde cuando hay alguna incidencia en el trayecto del rider es Deliveroo desde su centro de operaciones y de atención al cliente. El repartidor debe avisar a la compañía, y son sus trabajadores en plantilla de estas áreas administrativas los que deciden qué hacer, “los que toman las decisiones ante estas incidencias (si hay que hablar con el consumidor porque éste no se encuentra en su domicilio, si hay algún problema con el pedido y hay que enviar otro o compensar al cliente, etc.)”, recoge la Inspección.

2, El que organiza puede ser un algoritmo

Deliveroo y otras plataformas de reparto defienden que son meras intermediarias, que solo ponen la tecnología al servicio de emprendedores para que lleguen a clientes y proveedores. La Inspección de Trabajo considera, en cambio, que la tecnología es crucial en la organización y el modelo de negocio de Deliveroo.

Y argumenta que, pese a que los riders utilizan sus propios móviles y sus bicicletas o motos, el medio fundamental para este negocio es la aplicación digital: “La empresa decide y aporta los medios fundamentales sin los cuáles no se puede llevar a cabo la actividad, básicamente a través de la aplicación de Deliveroo”.

El acta recoge que “la empresa automatiza sus decisiones a través de un algoritmo”, que recoge mucha información (entre otra la geolocalización de los trabajadores y la valoración de su desempeño) que trata estos datos y responde de forma automatizada según diferentes parámetros. La Inspección explica que Roofoods Spain SLU (filial de Delivero en España) “ha automatizado su poder de organización y dirección mediante un algoritmo matemático”, pero que esta automatización “no elimina la nota de dependencia, entendida como la integración en el ámbito de organización y dirección del empresario”.

3. “No son libres” de rechazar pedidos

Puede que la libertad de rechazar trabajo sea uno de los argumentos más repetidos por Deliveroo para justificar la libertad e independencia de los riders. Sin embargo, los inspectores son tajantes: “Tal libertad no es tal, por las consecuencias que de ello se derivan”. Que un rider rechace un pedido no sale gratis. “La negativa a realizar servicios tiene consecuencias negativas para el repartidor (asignación de menos horas de reparto)”, recoge el acta.

En su investigación, entre agosto de 2015 y diciembre de 2017, los inspectores incluyen mensajes de Deliveroo en los que reprochaba a los repartidores que denegaran cumplir con un envío. “A partir de ahora el sistema contabilizará todos los rechazos realizados y según eso se decidirá automáticamente las misiones confirmadas y sobre todo se decidirá si seguir la colaboración con la empresa. Queremos que sepáis que cada rechazo que se realiza perjudica mucho nuestra dinámica de reparto y que asignar un pedido a otra persona manualmente significa generar un retraso para el cliente”, envió por correo electrónico la empresa.

4. Su autonomía es “mínima”

Además, aun cuando decidan si quieren aceptar o rechazar un pedido, “la autonomía para la organización de su actividad es tan mínima” que ni siquiera “conocen dónde han de llevarlo, lo que les impide adoptar una decisión informada”. Los inspectores explican que Deliveroo les va dosificando la información: cuando les mandan a recoger una hamburguesa, por ejemplo, no saben dónde van a tener que llevarla después al cliente. “Hasta que no están en el restaurante no conocen la dirección de entrega”.

Este punto tienen bastante incidencia en opinión de la autoridad laboral debido a que los riders cobran por pedido. Cuando les llega una entrega no saben cuánto tardarán en completarla, por lo que no están en condiciones de calcular si les compensa aceptarla, “careciendo de información suficiente para poder adoptar la decisión”.

5. Los precios los fija unilateralmente Deliveroo

Los precios para los clientes y las condiciones con los restaurantes proveedores los decide Deliveroo. También la retribución del repartidor, que percibe lo mismo que el resto de riders. La empresa establece “tanto el importe como la modalidad de cálculo”, si les paga en función de pedidos o de las horas que estén disponibles en el pasado, “sin que guarde relación con el valor u otros aspectos relacionados con el pedido”.

Además, la empresa es la que recibe directamente el pago de los clientes finales del servicio, “quien cobra los importes correspondientes a cada cliente, ingresando este importe directamente en el patrimonio de la empresa y no en el de los repartidores”, ya que los riders no pueden cobrar directamente, el dinero “es abonado mediante la app de la compañía”. Las facturas –recuerdan los inspectores– también están en manos de Deliveroo, que las hace llegar quincenalmente a los repartidores a través de un correo electrónico.

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