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En la ruina por heredar mi vivienda habitual

Renuncias a las herencias en 2014 y porcentaje sobre el total.

Agustín Segovia Justo

Desde el día 24 de mayo de 1980, fecha en que me casé, mi mujer y yo residimos en la misma casa donde ella vivía con sus tíos desde que nació.

A esa fecha en el solar propiedad de los tíos de mi mujer había techados unos 80 metros cuadrados en la primera planta, la planta baja estaba toda en bruto, sin ninguna división ni ningún servicio como luz, agua, etc. Desde la fecha de mi matrimonio mi mujer y yo, con el permiso de sus tíos, fuimos arreglando la planta baja con el dinero que yo iba ganando, pues la de arriba se quedaba muy pequeña para todos.

De esa forma nosotros ampliábamos la vivienda y ellos se comprometían a dejársela en herencia a mi mujer, puesto que siempre la habían tratado como a una hija. Cuando los tíos de mi mujer, que no habían tenido hijos, se hicieron mayores, acondicionamos una habitación en la planta baja para poderlos atender ya que la de arriba no reunía buenas condiciones. A renglón seguido acometimos la remodelación de la primera planta consistente en poner nueva la cubierta, darle más altura y hacer nuevas divisiones, corriendo todos los gastos de mi cuenta, cosa que a día de hoy se puede acreditar con las correspondientes facturas.

Fallecidos los tíos de mi mujer y puestos a tramitar la herencia de esta vivienda (nuestra residencia habitual desde el 24 de mayo de 1980) la Junta de Extremadura interpreta que el valor total de la construcción es heredado y no tiene en cuenta nuestra inversión en el solar, que alcanza más del setenta y cinco por ciento de su valor. La Junta nos obliga a pagar 22.885,01 euros sí o sí.

Aparte de este solar los tíos de mi mujer solo tenían menos de media hectárea de olivos en secano y otro pequeño solar de muy escaso valor, que la Junta también valora por encima de lo real, creemos nosotros. Mi mujer no ha trabajado nunca fuera de casa, solo contamos con el dinero que yo aporto y que solo sirve para llegar a fin de mes.

La Junta de Extremadura no tiene en cuenta el dinero que nosotros hemos invertido aquí a lo largo de estos 37 años. No tiene en cuenta que mi mujer no tiene ninguna otra propiedad, la Junta no tiene en cuenta que mi mujer no tiene ningún ingreso ni prestación, no tiene en cuenta nuestro poder adquisitivo… No somos ricos pero la Junta de Extremadura nos trata como si lo fuéramos.

Consideramos una tremenda injusticia que la Junta nos obligue a comprar otra vez nuestra vivienda habitual. Si no podemos pagar nos quedaremos en la calle. No pedimos ningún trato de favor, pedimos que el impuesto se aplique de una forma justa y que se tenga en cuenta el poder adquisitivo y las propiedades de cada familia. Para nosotros esto supone la ruina

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