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La Oficina Precaria del 15-M en Berlín ayuda a los emigrados españoles frente a la explotación

Foto de familia de algunos de los activistas de la Oficina Precaria del 15-M (son unos quince)

Carmela Negrete

Berlín —

Se entra por un estrecho callejón del número 19 de la calle Magdalenestraße en el barrio berlinés de Lichtenberg. Un modesto cartelito en el que reza 'Oficina Precaria' invita a los interesados a entrar todos los miércoles de cinco a ocho. Dentro esperan los voluntarios que atienden alrededor de una veintena de consultas a la semana. “La mayoría de las preguntas las respondemos por email, pero para casos mas complicados vienen aquí. Hay días que la gente tiene que hacer cola”, explica Maribel Domínguez, de Valencia, que se vino en 2008 a Berlín y es nutricionista.

Maribel es activista del movimiento 15-M en Berlín y los miércoles, cuando puede, viene a resolver dudas de otros emigrados. “Yo he tenido que rellenar todos los formularios posibles, mudarme de casa, abrir una cuenta, inscribirme en la sanidad, etc. Por eso puedo ayudar a otras personas que andan tratando de abrirse camino”.

Una de esas personas es Ana P., de Logroño. Ana es veterinaria y también ha vivido en Alemania desde hace varios años, a intervalos. Primero como estudiante, más tarde como becaria y por fin como empleada. “De un día para otro, en el hospital para caballos donde trabajaba, me propusieron firmar un cambio de contrato que suponía que pasaba de empleada a autónoma”. En la Oficina Precaria la ayudaron a calcular lo que ganaría de una y otra forma, y llegó a la conclusión de que se “la habían jugado”. Ahora Ana ayuda a otras personas que viven casos similares y se dedica a hacer un doctorado y a dar clases de flamenco.

“Lo bueno de esta oficina es que tratamos a la gente de tú a tú”, explica Maribel, y a su lado Ana se muestra sorprendida por que los españoles no acudan a la embajada o a los consulados cuando tienen algún problema. En Berlín hay otros lugares donde ser aconsejado, como La Red, un proyecto financiado con fondos europeos, o la oficina de atención al emigrante de la ONG Arbeiterwohlfahrt (AWO). Según señalan los activistas, en el primer caso se centran más en cuestiones meramente laborales y está dirigido a jóvenes, y en el segundo desconocen la existencia de la oficina. También la confederación sindical alemana DGB tiene un proyecto en colaboración con CCOO y UGT llamado Faire Mobilität y atienden consultas de tipo laboral, pero muchos tampoco son conocedores de ello.

La Oficina Precaria, en cambio, se conoce sobre todo por “el boca a boca”. Muchos de los atendidos no hablan alemán y, por ello, les resulta muy complicado mantener la correspondencia con la administración. Esta es una de las especialidades de Concha Álvarez, que lleva desde los ochenta en la ciudad y trabaja como examinadora de patentes.

Junto a ella y los otros voluntarios hay un equipo de abogados voluntarios. Uno de ellos es Iñigo Valdenebro, que ha sido uno de los fundadores de la oficina. Gracias a su labor, Isabel Castillo López pudo recuperar el dinero que su empresa le debía tras hacerle firmar un contrato ilegal. “Mi contrato de prácticas era de un año cobrando 400 euros de la empresa, lo cual es ilegal en Alemania porque las prácticas solo pueden durar un máximo de tres meses. Pero cuando te vienes aquí desconoces tus derechos”.

Otros problemas frecuentes que se encuentran son el desconocimiento del impuesto que hay que pagar por la televisión y radio públicos, denominado GEZ, y de la necesidad de contratar un seguro médico aunque no estés trabajando. Cuando la Administración descubre que llevan un tiempo empadronados en el país y sin pagar las cuotas, llegan las “multas”, es decir, el pago acumulado de lo que se adeuda por estos conceptos.

“La gente viene a Alemania con muchas expectativas y nosotros tratamos de luchar un poco contra la precariedad que arrastran. Desconocer las normas es el paso previo a ser engañado”, explica Laura Cruz, que al igual que Ana, fue atendida en dicha oficina y ahora es ella misma quien atiende. Laura trabaja como periodista freelance pero el dinero no le alcanza todavía y recibe una ayuda del estado, el denominado 'Hartz IV'. Como ella misma explica, la oficina precaria tiene ventaja sobre otros proyectos, ya que atiende también a personas sin recursos sin los prejuicios que suelen encontrarse en otros lugares como la Oficina de Empleo.

Laura es un buen ejemplo de la 'Juventud sin futuro' que no terminaba de establecerse en España y se vio obligada a marcharse. “Estuve trabajando como falsa autónoma y ya en los últimos tiempos me costaba cada vez más encontrar trabajo”. Una vez en Alemania, pasó varios meses sin seguro médico porque no podía costeárselo. “Con la nueva normativa solo tienes derecho a 90 días y en ese plazo no se consigue aprender el idioma y encontrar trabajo, así que nos vemos en un limbo”. Ella ha logrado, con tesón, aprender rápido el idioma y hacerse con varios clientes, por lo que pronto no tendrá que depender de nadie más.

La Oficina Precaria berlinesa debe su nombre a la iniciativa homónima creada en Madrid por el grupo Juventud sin futuro, y que es una consejería laboral. “Nosotros aquí hacemos un poco de todo, ya que entendemos que la precariedad cuando emigras no es solo un tema laboral, sino cuestiones como que te quieran echar del piso, que no tengas seguro médico, que no puedas escribir en el idioma...”, explica Pedro Ángel Castillejo, doctorando en Matemáticas, que es otro de los fundadores. “Nos gustaría también poder ofrecer una consulta psicológica, porque a veces la gente se encuentra muy perdida, y un apoyo de ese tipo puede ser muy beneficioso”, añade.

La Oficina Precaria de Berlín ha servido de inspiración a otros grupos de activistas del 15-M dentro del país, que están trabajando para crear un servicio similar en Hamburgo, Stuttgart y Dusseldorf.

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