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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Análisis The Evil Within, un guiño al origen de los “survival horrors”

evil within portada

Jaime Pérez

Uno de los personajes más influyentes y respetados de esta industria es sin duda Shinji Mikami, creador de Resident Evil y uno de los padres del género survival horror. Y es que a pesar de ser responsable de otras grandes obras como Viewtiful Joe o la saga Dino Crisis, su mayor virtud siempre ha sido la de captar la atención del jugador a base de ambientaciones capaces de poner en duda su propia cordura.

The Evil Within es un título perturbador, inquietante y sobre todo capaz de erizar hasta el último pelo de la nuca. Es toda una declaración de intenciones por parte de su creador, que busca ante todo, que el jugador se estremezca en su asiento.

Un “survival horror” como los de antes

Un “survival horror” como los de antesA diferencia de algunos de los juegos de terror actuales, la obra de Mikami no se centra en generar una sensación de indefensión y pondrá a nuestra disposición una más que destacable selección de armas y objetos que nos puedan ayudar a salir de situaciones complicadas, eso sí, en la cantidad justa para que la sensación de precariedad sea constante.

La supervivencia en The Evil Within depende en gran medida del sigilo y la discreción. Resulta mucho más práctico ignorar a un enemigo cuando la situación lo permite, o acabar con él por la espalda incrustando nuestro cuchillo en su cráneo, que malgastar la mitad de nuestra salud liándonos a tortas con un único enemigo. Por otra parte, recurrir a un cartucho de nuestra escopeta a la ligera, o a una de las varias flechas exóticas que disponemos para nuestra ballesta, nos puede poner en una situación muy delicada más adelante, y es que incluso los enfrentamientos con los esbirros más miserables pueden suponer un coste de recursos demasiado alto hasta que conseguimos abatirlos.

En otras palabras, nos encontramos ante un survival horror de la vieja escuela, que de hecho, recuerda en varios aspectos a Resident Evil 4, también obra de Mikami y uno de los títulos más aclamados de la popular saga. Sin embargo, y a pesar de algunas similitudes estéticas y de planteamiento, The Evil Within tira por otros derroteros para ofrecer su propia seña de identidad, aunque bebiendo en parte de la estética de otros juegos como Silent Hill y aportando unos niveles de gore y violencia mucho más altos de lo habitual.

El juego va directo al grano, y tras unos pocos minutos de aventura en los que encarnamos al detective Sebastián Castellanos mientras acude a la escena de un crimen múltiple, no tardaremos en vernos inmersos en una auténtica pesadilla. El comienzo es a todas luces, un tanto brusco, apenas pestañeamos y ya nos encontramos sumidos en un auténtico festival de vísceras, litros de sangre y locos con motosierras. A partir de ese momento el ritmo apenas decae, y cuando pensamos que ya hemos visto la última aberración salida de la mente del señor Mikami, el juego nos sorprende con otra secuencia aún más sobrecogedora.

Sangre, vísceras y herramientas de destrucción

Sangre, vísceras y herramientas de destrucciónThe Evil Within no es un juego nada fácil, el más mínimo error nos puede poner en situaciones muy poco deseables que acaban siempre de la misma manera: una muerte espantosa. Si no somos capaces de dar esquinazo a nuestro musculoso amigo de la motosierra, lo último que veremos será nuestra cabeza dando un triple salto inverso mientras se separa de nuestros hombros; si no reaccionamos a tiempo ante una de esas criaturas inspiradas en las abominaciones del cine japonés, nuestro último suspiro se producirá mientras nos desintegra el cráneo a base de pisotones; y si nos equivocamos en la resolución de un puzzle, tendremos difícil realizar un segundo intento mientras nos ensartan con una lanza oxidada.

El juego requiere una cierta planificación, para ello contaremos con la posibilidad de utilizar algunos elementos del entorno a nuestro favor. En este extraño lugar donde nos encontramos, aparte de criaturas que parecen recién salidas del mismísimo infierno, a alguien se le ha ocurrido la brillante idea de plagar el escenario de trampas, y si conocemos bien su ubicación o la forma de activarlas, podremos invitar a un enemigo a que nos siga para quedar atrapado en un cepo para osos, o acabar convertido en una papilla de vísceras tras la explosión de un artefacto explosivo.

Hablamos de un juego bastante lineal, pero el entorno en cada uno de los 15 capítulos de la aventura nos da la opción en ocasiones de abarcar una situación concreta de varias formas posibles. Eso sí, requiere de mucho ensayo y error porque nos encontraremos con muchas trabas para evitar que demos pasos en falso de forma gratuita. A la ya mencionada escasez de recursos, se suman las heridas de nuestro protagonista, que le impiden correr o caminar erguido cuando la barra de vida se encuentra bajo mínimos, y cuando estamos sanos, nuestro personaje tiene sus limitaciones físicas al esprintar y no suele ser buena idea parar forzosamente a recuperar el aliento cuando nos persigue un grupo de enemigos con intención de decapitarnos…

Una trama para salir del paso

Una trama para salir del pasoSorprendentemente, la trama en sí misma no se trata de una de las virtudes del juego. Suponiendo que seas capaz de digerir los desvaríos del señor Mikami, lo cierto es que el argumento sirve como mero hilo conductor para avanzar por los distintos capítulos, y dejando de lado un final un tanto decepcionante, el desarrollo peca de profundidad narrativa y de intensidad emocional por parte de los principales personajes.

Buena parte de la culpa corresponde al papel de nuestro insulso protagonista, y es que el detective Castellanos es un auténtico hombre de hielo con unos niveles de insensibilidad inhumanos. Llevaremos un buen tramo de aventura cuando ya habremos visto suficiente como para dejarnos con la boca abierta, los ojos como platos, y completamente desconcertados por los terroríficos eventos que suceden a nuestro alrededor, sin embargo nuestro personaje, parece asimilar todo lo que ocurre con una tranquilidad pasmosa.

Grotescas criaturas sobrenaturales que salen de vete tú a saber dónde, cambios de lugar instantáneos al atravesar un espejo o siniestros emplazamientos plagado de cadáveres y vísceras no parecen suficiente motivo para alterar lo más mínimo al bueno de Sebastián. Hasta le oiremos preguntarse tranquilamente en algunos tramos avanzados un simple: ¿Pero qué está pasando aquí?

Sin embargo y a pesar de lo decepcionante de este aspecto, The Evil Within juega la baza de la ambientación opresiva para tapar sus carencias argumentales, y lo curioso es que resulta tan escalofriante y sobrecogedora, que acaba funcionando.

Una ambientación “made in Mikami”

Una ambientación “made in Mikami”La gran virtud del juego es sin duda un apartado artístico sobresaliente, visitemos el lugar que visitemos, siempre tendrá una apariencia tan oscura y siniestra que nos obligará a mirar continuamente a nuestro alrededor en busca de una vía de escape. Salvo el lugar que visitamos para mejorar nuestros atributos, no hay un solo escenario que nos trasmita un mínimo de tranquilidad. Siempre habrá alguien haciendo desagradables gorgoteos, un enemigo armado con ganas de practicar sus dotes de carnicero con nuestras entrañas o toneladas de vísceras que nos recuerdan que no estamos en un viaje de placer… Conviene incluso quemar los cadáveres que nos encontremos por el camino, así nos aseguramos que a ninguno le entren ganas de darse un paseíto para estirar las piernas.

Esta sensación de peligro constante se ve acentuada por unos efectos especiales de lo más resultones, como niebla, juegos de luces y sombras, y todo un repertorio pequeños detalles que vale la pena pararse a observar, siempre y cuando no se tenga un estómago demasiado sensible.

Con esto no queremos decir que The Evil Within sea un portento técnico, porque el juego cuenta con algunos problemas importantes en este apartado, como unos excesivos bordes dentados, algunas caídas en la tasa de imágenes por segundo y unas texturas que se cargan sobre la marcha si nos desplazamos demasiado rápido.

Pero quizás la característica más molesta sea la extraña decisión de utilizar un formato panorámico 2:35:1 que nos deja dos franjas negras en la parte superior e inferior de cualquier pantalla con el formato habitual 16:9 y que provoca que nuestra visión del entorno se vea terriblemente limitada. A esto tenemos que sumar además, una cámara muy problemática que bloquea aún más nuestro campo de visión con el cuerpo de nuestro protagonista. El resultado es que en ocasiones nos veremos girando la cámara continuamente en busca de ese ángulo que nos permita ver algo, y teniendo en cuenta que los peligros acechan desde todos los frentes posibles, es una característica frustrante que entorpece por completo la experiencia.

Por otra parte, y como segundo gran inconveniente, tenemos un sistema de combate que resulta demasiado tosco y poco preciso. Si bien es cierto que las intenciones parecen ser las de recuperar un estilo clásico que comienza a caer en el olvido en favor de la nueva generación de juegos de terror, puede llegar a mostrarse obsoleto en algunos momentos.

Una última pega la encontramos en la IA de los enemigos porque a pesar de que muestran conductas bastante creíbles en líneas generales, parecen tener un sexto sentido para detectar nuestra presencia. Salvo cuando nos escondemos en lugares prefijados para tal fin, como un armario o debajo de una cama, hay demasiadas ocasiones donde veremos cómo nos descubren sin dudar un segundo a pesar de mantenernos perfectamente agazapados tras un elemento del escenario, y eso de una forma u otra acaba pasando cierta factura a la faceta de sigilo e infiltración de la que hace gala el título.

Conclusiones

ConclusionesEn definitiva, y dejando de lado sus inconvenientes, The Evil Within es un juego que consigue trasmitir altos niveles de tensión y angustia en el jugador. Es una aventura variada, divertida y con una ambientación tan opresiva que se nos antoja imposible que pueda dejar indiferente a nadie.

Si eres un aficionado al estilo de los primeros survival horror, encontrarás es este juego un candidato perfecto para rememorar aquella época, que además está aderezado con un apartado artístico de primera línea y una tecnología más acorde con los tiempos que corren.

Sólo le ha faltado una historia mejor elaborada, un protagonista con un poco más de carisma y solucionar algunos problemas en su apartado técnico para entrar en el selecto grupo de las grandes obras del género.

Lo mejor:

Lo mejor:

  • La ambientación y el diseño de los escenarios es realmente impactante
  • Mucho gore y muchas vísceras, nos encanta
  • Rememora a los mejores survival horrors del pasado
  • Algunas secuencias para recordar
  • Las situaciones límite podrán a prueba nuestra resistencia al estrés

Lo peor:

Lo peor:

  • El protagonista es soso e insensible, apenas se sorprende de una situación a todas luces surrealista
  • La trama sirve para poco más que de hilo conductor
  • El sistema de combate resulta obsoleto, demasiado aporreo
  • ¿Y ese formato panorámico?
  • Algunos problemas técnicos con las texturas, los fps y la cámara empañan en cierto modo el diseño artístico
  • La IA hace “trampas” y detecta nuestra presencia de forma muy poco creíble
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