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Finisterre 18 de junio. Día 6

El FloriCamino frente al Obradoiro

FloriCamino

Finisterre —

A las seis ya estábamos todos despiertos y preparados para el gran día. Equipaje, desayuno, almuerzos... En fin, lo de todos los días. Además, hemos recogido un picnic para la comida. Hemos llegado en autobús a San Marcos. Allí se encuentra el Monte do Gozo, llamado así porque desde él se divisan las torres de la catedral y los peregrinos sentían (sentimos) una inmensa alegría al ver que el final del Camino está próximo.

Después de sellar y hacernos la foto de grupo, hemos entrado a Santiago. Tras un recorrido por las calles de la vieja ciudad hemos llegado a nuestra primera meta: la plaza del Obradoiro. Tras una breve explicación sobre la catedral, hemos entrado en ella a cumplir con la tradición de abrazar al Apóstol. Después hemos disfrutado de tiempo libre hasta las doce menos cuarto que hemos ido a escuchar cómo nombraban al instituto Floridabalanca antes de la Misa del Peregrino. Algunos se han quedado a escucharla y casi todos hemos podido disfrutar al final del botafumeiro. Más tiempo libre para comer y patear las calles de Santiago.

Por la tarde hemos ido a la Cidade de Cultura a visitar una exposición sobre el Camino en la que hemos podido contemplar esculturas, cuadros y documentos muy interesantes. Como por ejemplo, un cuadro que ha cedido el Museo de Bellas Artes de Murcia para dicha exposición.

De nuevo en el autobús nos hemos dirigido a la segunda meta de nuestro viaje: Finisterre. Allí hemos cenado caldo gallego (“sí, mamá, he tomado caldo gallego”) y milanesas de pollo con patatas fritas. De postre, yogur. Aparte de la comida hay que destacar dos cosas: la enorme amabilidad de los camareros y las preciosas vistas sobre el puerto de Finisterre.

Después de la cena, nos hemos dirigido a la playa del Mar de Fora donde hemos podido contemplar una preciosa puesta de sol que nos ha hecho sentir como si un peso se nos quitara de encima al ver cumplidas las metas de nuestro viaje.

Aunque ya sabíamos que pasaríamos la noche en un polideportivo, no nos esperábamos que fuera como está siendo: más incómodo que en los albergues pero a la vez mucho más emocionante y divertido.

Y ahora a dormir.

Ha sido un día cansado, pero lleno de experiencias. Buenas noches.

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