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EE.UU. intenta poner paz entre sus aliados en el norte de Siria

EE.UU. intenta poner paz entre sus aliados en el norte de Siria

EFE

Washington —

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Kurdos armados por Estados Unidos, fuerzas especiales turcas y milicias aliadas de Ankara están enfrascadas en un todos contra todos en el norte de Siria que pone en duda la estrategia para acabar con el Estado Islámico (EI) con una combinación que es como el agua y el aceite.

Estados Unidos se ha pasado toda una semana pidiendo a Turquía y a sus aliados kurdos en su ofensiva contra el EI en Siria que abandonen sus enfrentamientos y se retiren a las zonas de influencia ya consolidadas en el caos de la guerra civil Siria y sigan centrándose en debilitar las posiciones yihadistas.

La semana pasada Turquía movía su artillería pesada y sus fuerzas especiales a través de la frontera hasta Yarábulus con el objetivo oficial de poner en retirada al EI, pero de facto dando pie a una escalada en su participación en el conflicto sirio y cortando de lleno las ambiciones kurdas de unir los frentes del río Éufrates y Afrin, en el noroeste sirio.

“El hecho que diéramos apoyo aéreo a la operación de Yarábulus indica que hubo coordinación de antemano”, aseguraba el martes el general Joseph Votel, jefe del Mando Central en el Pentágono, para acto seguido conceder que “no hubo mucho tiempo para planearlo”.

Según fuentes militares estadounidenses consultadas por The Wall Street Journal, en Washington no se esperaban la operación unilateral turca, pese a que el Pentágono llegó a considerar sumar a la ofensiva terrestre fuerzas especiales, algo que no pudo concretarse por las cautelas de la Casa Blanca.

Brett McGurk, el enviado del Departamento de Estado para la misión contra el EI, fue uno de los funcionarios que más rápido y más categóricamente se opuso a los movimientos turcos dirigidos contra posiciones de fuerzas sirio-kurdas, que recientemente habían tomando la ciudad de Manbech, al oeste del Éufrates.

“Queremos dejar claro que estos choques en áreas donde el EI no está localizado son inaceptables y (son) una fuente de gran preocupación”, asegura McGurk que pronto fue secundado por el jefe del Pentágono, Ash Carter.

“Apoyamos (con cobertura aérea) la operación (turca) hacia Yarábulus (Siria) porque estaba dirigida contra el EI, cuando se dediquen a otra cosa que no sea el EI retiraremos nuestro apoyo”, explicó Votel en su rueda de prensa dedicada a forzarle a hablar claro o a leer entre líneas.

Turquía, aliado clave de la Alianza Atlántica, ha echado mano de fuerzas rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), consolidadas en el norte de la importante plaza de Aleppo y de su artillería pesada para evitar que los kurdos controlen todo el lado sur de su frontera con Siria, alentando así los sentimientos de independencia del pueblo kurdo desde Turquía hasta Irak.

El investigador de Brookings Institution Charles Lister define la situación actual en el norte de siria entre aliados estadounidense de “un lío vergonzoso” que ha llevado a que el ELS, armado por la CIA y el Pentágono, y las Fuerzas de Siria Demócratica (FSD), lideradas por kurdos, armados y apoyados desde el terreno por fuerza especiales estadounidenses, se ataquen.

Turquía considera a las fuerzas sirio kurdas una extensión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), señalado como terrorista por Ankara.

Por su parte, el Pentágono ha pedido a sus interlocutores turcos que no se desplacen al sur de Yarábulus, algo que las fuerzas turcas ha desoído al realizar ataques de artillería, tanques y movimientos de sus aliados del ELS.

La peticiones estadounidense se trasmiten en un momento en que la relación con Turquía ha quedado dañada desde el golpe de Estado de julio y las acusaciones del Gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de que EE.UU. estaba detrás de la asonada militar.

Estados Unidos intenta poner paz para no ver comprometida su coalición contra el EI en Siria, pero, en un reflejo más de la inmensa complejidad del conflicto sirio, los rifles parecen cambiar de dirección cuando se trata de poner en la balanza rencillas históricas y amenazas recientes de yihadismo suní.

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