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La primera coronel del Ejército español: “Soy un militar y he sacrificado y renunciado a lo mismo que mis compañeros”

La primera coronel del Ejército español: "Soy un militar y he sacrificado y renunciado a lo mismo que mis compañeros"

EUROPA PRESS

MADRID —

Patricia Ortega es la primera, y de momento única, mujer coronel del Ejército español. Ingresó en las Fuerzas Armadas en 1988, con la apertura de esta institución al sexo femenino, y 28 años después luce en sus galones las tres estrellas de ocho puntas, pero no siente que los sacrificios que ha tenido que hacer para lograr este objetivo se deban a su condición de mujer: “Soy un militar, independientemente de mi sexo, y por lo tanto he dejado, sacrificado y renunciado a lo mismo que mis compañeros”.

En una entrevista con Europa Press, Ortega cuenta que siempre había sentido atracción por la carrera militar y se decidió a intentarlo en la primera convocatoria que abrió la posibilidad de acceso a la mujer, dejando así un puesto en la empresa privada, donde trabajaba como ingeniera.

Para esta oficial de 53 años, la profesión militar es “vocacional”, pues el militar “trabaja para servir a la sociedad”. Es más, en su opinión, “es más que un trabajo, es un estilo de vida”, ya que en las Fuerzas Armadas “se trabajan y defienden a diario valores como la lealtad, la integridad, el compromiso, amor a la responsabilidad, disciplina, espíritu de sacrificio, además de por supuesto el amor a la patria”.

Para ella, lo mejor de ser miembro de las Fuerzas Armadas es “la oportunidad diaria de perfeccionamiento en la vocación de servicio, abnegación, el espíritu de superación”. “Aprendes que cuando crees que no puedes más no estás ni siquiera al 50 por ciento de tu capacidad. Todo lo puedes conseguir con coraje y perseverancia”, ha afirmado.

CONCILIACIÓN NO SÓLO ES COSA DE MUJERES

A lo largo de su carrera, la coronel es consciente de que “evidentemente” ha tenido que sacrificar aspectos de su vida privada para poder llegar al lugar en el que ahora está. Y es que, a su juicio, “como cualquier otra persona, hombre o mujer, el mayor reto consiste en conciliar vida familiar”.

Tras asegurar que “todas estas renuncias y sacrificios han sido siempre enriquecedoras”, Ortega ha querido dejar claro que no son consecuencia de su condición de mujer, ya que “las medidas de conciliación en las Fuerzas Armadas no hablan de mujeres, sino de militares”.

“Creo que es importante no identificar a la mujer con la generadora de problemas, y al hablar de militares en general se abre un camino en la implicación del hombre en las corresponsabilidades familiares. La conciliación como tema de género debe superarse”, opina.

A su juicio, “la conciliación como tema de género debe superarse y dar un paso más hacia la corresponsabilidad”, que es “el contrapunto necesario para que las políticas de conciliación sean eficaces”. “Las mujeres/hombres debemos dejar de asumir como propias/ajenas las responsabilidades del cuidado del hogar y las familias, con las cargas afectivas y la disponibilidad de horarios que esto lleva asociado”, ha comentado a Europa Press.

Para Ortega, “la autoasunción de la mujer por estereotipos sociales de estas responsabilidades frena la capacidad de acceder y desenvolverse profesionalmente”, pero también cree que “el hombre debe cuestionarse los privilegios que le pueda aportar el modelo patriarcal”.

LA IGUALDAD DEBE SER UN HÁBITO DE VIDA

La coronel admite que lo ha tenido más difícil en su carrera por el hecho de ser mujer. Sobre todo porque cuando ingresó era el año 1988 y en ese momento, según ha explicado, “sólo el 44 por ciento de la sociedad estaba a favor de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas”, un porcentaje que hoy en día supera el “94 por ciento”.

“La presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas está totalmente normalizada, entendiéndolo como la naturalidad con que se acepta su presencia. Las barreras a superar son análogas a las que existen en la sociedad porque la igualdad sólo como declaración jurídica o igualdad ante la ley no consigue la igualdad real y efectiva. La igualdad no es una reglamentación, debe ser una forma o hábito de vida y requiere cambios tanto en las prácticas institucionales como en las relaciones sociales”, ha explicado.

En cuanto al trato que ha recibido por parte de sus compañeros varones, ha asegurado que “las sombras son similares a las que existen en la sociedad”. A su juicio, “no existe problema mientras no entre conflicto con la inherente competencia profesional existente en cualquier colectivo”.

EJÉRCITO OCUPACIONAL

Eso sí, ha insistido en que en los últimos 30 años las Fuerzas Armadas han experimentado una “importante modernización”, pasando de “un ejército institucional a uno ocupacional, que se ha profesionalizado”, aportando una “importante calidad del capital humano”.

Estos cambios, ha resaltado, han ido acorde y son “inseparables” de la propia “transformación de los comportamientos socio-culturales que ha sufrido la sociedad española”, y a medida que ésta se modernizaba, también lo hacían las Fuerzas Armadas.

“Las Fuerzas Armadas son la imagen especular de la sociedad a la que sirven, con sus mismos defectos y virtudes, sus mismas carencias y sombras. Lo que evolucione y avance la sociedad, tiene su reflejo en la institución”, ha aseverado a Europa Press.

La incorporación de la mujer a los Ejércitos es, para la coronel, “inseparable de ese proceso de profesionalización” de la carrera militar y ha asegurado que el sexo femenino ha aportado “un capital humano de mayor talento, más comprometido y mucho más motivado por los valores de la institución”.

Pero a la pregunta de cuánto cree que tardará en verse a una mujer siendo jefa del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), la más alta autoridad militar operativa, Ortega cree que el sexo del mando es “intrascendente”, ya que “el sexo es una condición, no un valor”.

“¿A quién le importa el sexo del mando? Lo importante es que mande con firmeza e inteligencia. Que sea un claro exponente del exacto cumplimiento de las reales ordenanzas. Es el líder quien inspira a la organización, le muestra un destino mejor, atractivo y retador que supone una motivación para actuar y alcanzarlo. El liderazgo no es cuestión de sexo, depende de la calidad de la persona”, ha afirmado.

INCOMPRENSIÓN SOCIAL Y DESAPEGO

Para la coronel Ortega, son más las virtudes que los defectos el hecho de ser miembro de las Fuerzas Armadas, pero “lo peor es el desconocimiento y la incomprensión social de la institución”. Aunque considera que desde su ingreso “se ha avanzado mucho, queda mucho por hacer”, pues todavía existe un “cierto desapego”.

“No están de moda valores como el esfuerzo y la disciplina personal. Es necesario transmitir a la sociedad que valemos mucho más de lo que se piensa y hacemos mucho más de lo que se imagina”, ha remarcado.

En este sentido es donde Ortega hace autocrítica, ya que considera que es ahí donde hay cosas que mejorar en las Fuerzas Armadas, como “trabajar más en la responsabilidad social corporativa” con la que se dé a conocer la institución.

“Dar a conocer nuestra corresponsabilidad, mostrar la capacidad adaptativa a los nuevos requerimientos de la sociedad y fomentar aquellos activos intangibles creando valor compartido. La sociedad debe sentirse orgullosa de sus Fuerzas Armadas. Para ello es necesario que nos conozca; no se puede comprender lo que no se conoce”, ha señalado.

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