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Elvira Navarro narra el nexo entre la crisis y la locura en “La trabajadora”

Elvira Navarro narra el nexo entre la crisis y la locura en "La trabajadora"

EFE

Madrid —

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Elvira Navarro es una escritora comprometida, una autora que nunca se abstrae de la realidad y que le interesa su entorno, un material del que hace literatura con un lenguaje potente y frágil a la vez. Ahora, en su tercera novela, “La trabajadora” indaga en la crisis y la enfermedad mental.

Considerada como una de las voces mas singulares y prometedoras. Fue premio Jaén de Novela con “La ciudad feliz” (2009), un título que también le valió el Premio Tormenta al mejor nuevo autor y ser finalista del Premio Dulce Chacón de narrativa española, Elvira Navarro acaba de publicar una novela nada complaciente con el lector, una lupa en los detalles y grietas de este momento social.

En “La trabajadora”, publicada por Literatura Random House, Navarro (Huelva, 1978) traza un juego narrativo, porque el libro también es una oda al arte de la ficción, con la historia de Elisa, una correctora de libros, que trabaja en una editorial que cada vez retrasa más los pagos, circunstancia que la lleva a una progresiva precariedad económica.

Elisa comparte piso en un barrio de Madrid con una inquilina extraña de la que no sabe nada y quien a sus preguntas solo la responde con historias, con ficciones para despistar. Y todo ello en medio de la angustia, la locura y la medicación narrado de forma metafórica y onírica.

“Desde que me di cuenta, cuando empecé a escribir, de que se trataba de un tema laboral quise rápidamente desvincularme de ese lenguaje, de algo que fuera tan usado y que fuera algo más eficaz desde el punto de vista del lenguaje también”, explica a Efe la autora que en 2010 fue incluida entre los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años por la revista Granta.

Una historia sobre la crisis y la precariedad laboral y sobre la locura narrada desde diferentes puntos dependiendo de quien hable y con lenguajes distintos; a veces realista, a veces onírico. “He querido abrir la novela a otros lenguajes y tocar también otros temas que me interesa como la reconstrucción de la identidad”, añade la autora.

“Hay una confrontación con dos personajes, dos mujeres y las dos tienen problemas de salud mental. Una de ellas, los tiene desde hace tiempo y de una manera muy bruta construye su vida desde la patología. La otra desde una lógica más normal tiene ataques de ansiedad por el tema laboral y aspira a recuperar su salud”, argumenta Navarro.

Y a este escenario en el que la autora aplica un bisturí que comienza desde la primera página con una entrada brutal, le añade un personaje, que es la propia ciudad, los entornos urbanos que explora Navarro y que dice que le sirven como inspiración para comenzar la novela.

“Con mi escritura -dice- recorro entornos urbanos porque son los que me llevan a la historia. Me pateo la ciudad y lo primero que veo son calles concretas, como el barrio de Carabanchel, donde viví hace tiempo. Me interesa sacar la ciudad como espejo de lo que somos y no el centro, sino la periferia, barrios y calles que entrelazo con la temática de la novela: la patología asociada a las condiciones precarias”, subraya.

Navarro no escribe de lo que no ha conocido o experimentado, por eso en todas sus novelas hay ciertos hechos biográficos, en este caso ella también sufrió crisis de ansiedad. “Necesito explorar todo eso de una manera literaria”, concluye.

Elvira Navarro se añade con su trabajo a otros autores como Isaac Rosa, Pablo Gutiérrez o al veterano Rafael Chirbes, cuya literatura pone el ojo a su entorno con gran literatura y sin atisbos contestatarios, informativos o panfletarios.

Por Carmen Sigüenza.

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