Henríquez de Luna pide más democracia interna en el Congreso nacional del PP

El 'número dos' del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna, critica que el Congreso nacional del partido de febrero vaya a elegir al presidente popular a través de compromisarios y no dando el voto a todos los militantes, y exige más democracia interna si se quiere recuperar la ilusión de las bases.

Henríquez de Luna -que ya en los dos anteriores Congresos del PP (el de Valencia de 2008 y el de Sevilla de 2012) defendió la elección del líder del partido por primarias- vuelve a reivindicar este sistema de elección en un artículo publicado en El Mundo.

El portavoz adjunto del PP en el Ayuntamiento critica a los “defensores del establishment y del inmovilismo” por desacreditar las primarias “desde posiciones interesadas y cómodas en los aparatos de sus respectivos partidos”.

Y cree que se aprovechan “del clima de inestabilidad política y del auge de populismos en las democracias occidentales -el Brexit en el Reino Unido, Trump en EEUU, el Frente Nacional de Le Pen en Francia, Alternativa por Alemania, Wilders en Holanda- o en España, la crisis del PSOE o la irrupción y ascenso de Podemos y sus confluencias”.

“Son las excusas perfectas para cuestionar el principio democrático en los partidos políticos. En esta suerte de ceremonia de la confusión, todo vale en la batalla contra las primarias y en la defensa de los intereses personales”, se lamenta.

Henríquez de Luna critica que sólo 3.128 compromisarios (el PP tiene 900.000 afiliados) vayan a elegir al presidente, y se pregunta “¿a quién se quiere engañar cuando se dice que la elección por compromisarios es tan democrática como la elección directa por los afiliados?”.

“¿Desde cuándo el sufragio censitario es igual de democrático que el sufragio universal? Si se me permite la comparación, sería algo así como si en vez de que votasen todos los españoles en las elecciones generales, pudieran hacerlo únicamente los presidentes de las comunidades de vecinos o un representante por cada calle, manzana o barrio de los miles de pueblos y ciudades de España”, argumenta.

Y más, añade, teniendo en cuenta que los compromisarios se escogen “generalmente de manera automática, sin competencia ni votación”, con más probabilidad de que sean los alcaldes, diputados locales o presidentes de las sedes, de manera que los militantes de a pie no tienen “la capacidad siquiera de aspirar a ser compromisarios”.

“No es lo mismo lo que puede pensar o votar un dirigente que vive de la política, o que aspira a ello, que un afiliado sin otras pretensiones que defender las ideas y principios por los que se afilió o lograr lo mejor para su partido”, agrega.

Las nuevas tecnologías, dice, hacen posible la participación de todos los militantes o, si los estatutos aún no lo autorizan, permiten al menos aumentar significativamente el número de compromisarios.

Poder elegir al nuevo presidente del partido con el máximo número de participantes contribuiría, además, a elegir a un candidato “con más posibilidades de ganar unas elecciones, a otorgarle una mayor legitimidad, a conferirle una mayor difusión pública, a involucrar a los militantes en la vida del partido y, todavía más importante, a atenuar la partitocracia en la que ha terminado desembocando el régimen del 1978”.

“No nos hagamos trampas en el solitario y leamos bien el resultado del PP en las pasadas elecciones de mayo. Porque mucha gente nos votó no desde la ilusión y el convencimiento, sino como mal menor y desde el miedo al frente popular que se avecinaba. Si el PP de verdad aspira a recuperar la ilusión de sus afiliados y de sus votantes es ineludible y urgente que cambie, que se convierta en un partido moderno, abierto y plenamente democrático, que no asambleario”, defiende.