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Irán avanza en su programa nuclear bajo la sospecha de una intención militar

El OIEA ve "creíble" que Irán esté tratando de desarrollar armas atómicas

EFE

Viena —

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Irán sigue dando pasos adelante en prácticamente todo los frentes de su programa atómico pese a las sanciones de la comunidad internacional y sin que se despejen las dudas sobre una posible dimensión militar de sus experimentos atómicos.

En su nuevo informe sobre el caso iraní, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), advierte hoy de que dispone de información “creíble”, aunque no confirmada, sobre experimentos relacionados con un arma atómica, y reconoció que la falta de colaboración de Teherán impide despejar esas sospechas.

El informe confidencial, al que tuvo acceso Efe en Viena, justifica los temores de esta agencia de la ONU en “la naturaleza y el alcance de la información creíble a su disposición, sobre posibles dimensiones militares del programa atómico iraní”.

El documento señala que varios países del OIEA han facilitado información sobre la existencia en la base militar de Parchin, cerca de Teherán, de un “recipiente de contención de explosiones para realizar experimentos hidrodinámicos”, lo que constituye “un fuerte indicador” del posible desarrollo de un arma nuclear.

Fuentes conocedoras del caso iraní aseguraron a Efe que es “muy importante que respondan a las preguntas” sobre qué tipo de uso se dio a esa instalación.

Por eso, desde el OIEA se insiste en la necesidad de que Irán acceda a que los inspectores visiten Parchin, una solicitud que viene siendo sistemáticamente rechazada desde febrero de 2012, bajo el argumento de que es una base militar y, por tanto, no sometida a los controles del Organismo.

Una petición que se ha tornado más importante ante la constatación de que Irán está realizando labores de limpieza en la zona que dificultarán a los inspectores saber qué experimentos acogió, si algún día tienen acceso a esa instalación.

Esas tareas hace que, según esa fuente, los inspectores del OIEA “estén más preocupados”.

“No se están ayudando a ellos mismos a aclarar las cosas”, lamentó ese experto, que ocupa un alto cargo diplomático en Viena.

El informe señala también que se mantiene el ritmo de producción de uranio, del que acumulan ya casi nueve toneladas, con una pureza del 5 %, necesaria para la fabricación de combustible convencional.

Además, acumula 324 kilos de uranio enriquecido al 20 por ciento, de los cuales unos 141 kilos -casi 30 kilos más que hace tres meses- han sido reconvertidos en combustible nuclear para el reactor científico de Teherán, lo que descarta un posible uso militar.

Una vez enriquecido hasta el 20 por ciento, este material se encuentra bastante cerca del umbral del 90 por ciento, a partir del cual sirve para la construcción de un arma atómica.

El OIEA también se refiere a los progresos en la planta de agua pesada de Arak, al que se ha transportado ya el contenedor del reactor, aunque aún no se han instalado.

Desde el Organismo se advierte de que Irán no ha aportado desde al año 2006 información actualizada sobre esta planta, que se espera esté operativa en el tercer trimestre de 2014.

Los temores sobre está instalación se refieren a su capacidad de producir plutonio que, al igual que el uranio enriquecido, puede ser usado para alimentar un arma nuclear.

Por otra parte, el OIEA asegura que Irán ha informado sobre la desconexión de la planta nuclear de Bushehr, construida y abastecida con combustible nuclear por Rusia.

El informe llega justo tras el fracaso la pasada semana de dos nuevos intentos, por parte del OIEA y de las grandes potencias, de desbloquear la disputa sobre el programa atómico iraní.

Los dos grandes nudos gordianos, acordar una agenda de inspecciones que permitan aclarar los “asuntos pendientes” y la suspensión del enriquecimiento de uranio, llevan meses sometidos a debate sin que se hayan producido avances.

El informe advierte de que “desde 2002 ha ido creciendo la preocupación del Organismo sobre la posible existencia en Irán de actividades nucleares no declaradas que implican a organizaciones con vínculos militares, incluidas actividades relacionadas con el desarrollo de una carga nuclear para misiles”.

Estados Unidos, la Unión Europea (UE) e Israel temen que, bajo el paraguas de un programa nuclear civil, Irán pueda hacerse con los conocimientos para estar en disposición de fabricar una bomba atómica.

Teherán rechaza estas alegaciones y asegura que su programa atómico sólo tienen aplicaciones civiles como la producción de energía y el uso médico.

Antonio Sánchez Solís

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