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Litoral muestra en su último número las similitudes entre escribir y volar

Litoral muestra en su último número las similitudes entre escribir y volar

EFE

Málaga —

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Decía Saint-Exupéry que para él “volar y escribir son la misma cosa”, y ahora la revista Litoral corrobora las similitudes entre ambas actividades con su último número, “El arte de volar”, que recoge toda la poesía, la literatura y el arte que han dado de sí los aviones y las líneas aéreas.

Y es que, como señala el director de esta publicación, Lorenzo Saval, “hacer volar la imaginación, suspenderla en el aire y luego hacerla aterrizar suavemente con cierta aerodinámica en el papel pueden tener la misma dificultad que experimenta un piloto que despega o aterriza de emergencia, después de una misión nocturna de reconocimiento”.

“Hemos descubierto una gran cantidad de textos interesantes, desde la antigüedad grecolatina y el mito de Ícaro”, sobre el que compusieron versos Günter Grass o José Ángel Valente, ha afirmado a Efe Saval, que ha explicado que este número sigue el mismo patrón del dedicado en 2012 a los barcos, “Líneas marítimas”.

En esta última entrega de la revista, creada por los poetas del 27 Prados y Altolaguirre, tampoco faltan los primeros visionarios que creyeron que se podía volar, como Leonardo Da Vinci, quien auguró que “un hombre con alas grandes y debidamente sujeto podría vencer la resistencia del aire y, dominándolo, elevarse sobre él”.

Del anhelo de surcar el aire dieron cuenta Alberti (“¡Qué maravilla es volar!”, escribió), Neruda (“Hay que volar a cada instante como las águilas, las moscas y los días”) o Gonzalo Rojas (“Juguemos al gran juego de volar en esta silla: el mundo es un relámpago”).

Los primeros ingenios para cumplir este sueño, como el globo o el zepelín, fascinaron a pintores y poetas como García Lorca, que durante su estancia en Nueva York escribió en una carta a su familia: “Realmente, el barrio de rascacielos de Wall Street es maravilloso. Hace días vi al zepelín anclado bajo ellos como un pez verde y tuve la impresión, un instante, de que estaba soñando”.

No podían estar ausentes de este número “aquellos locos que fueron los primeros aviadores”, ha apuntado a Efe Saval, que ha reservado un espacio también para la “aeropoesía” de los dadaístas y para elementos fundamentales en esta temática como los aeropuertos, los propios viajeros o los tripulantes de cabina.

Junto a los aviones, fueron fotografiadas grandes estrellas de Hollywood como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Marilyn Monroe, Lauren Bacall, Humphrey Bogart, Clark Gable o Vivien Leigh, y es que el cine de todas las épocas también recurrió al vuelo en numerosos títulos.

De los muchos literatos apasionados por estas aves de hierro da fe una galería de fotos con George Bernard Shaw, William Faulkner, Ernest Hemingway, André Malraux, Tennessee Williams o Ian Fleming, entre otros.

Pero también inherentes a este sueño de volar son los desastres aéreos, sobre los que escribió por ejemplo Guillermo de Torre (“Sobre el trigal arrasado un doctor en motores auscultaba el avión herido”) o el miedo a volar que confesó Antonio Hernández, quien precisaba que tenía “nunca miedo a morir sino a caer, a caer como espuma -precipitadamente- demasiado bajo tras descorchar el mundo”. José Luis Picón.

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