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Malta coge el timón de una UE en crisis con el reto de encauzar el “brexit”

Malta coge el timón de una UE en crisis con el reto de encauzar el "brexit"

EFE

Bruselas —

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Malta asume mañana la presidencia semestral de una Unión Europea que lucha por mantenerse a flote en mar revuelto: el país se enfrenta al desafío de comandar el inicio de las negociaciones para la salida de Reino Unido, mientras brega contra los vientos de la inmigración, el terrorismo y el desempleo.

El Gobierno del laborista Joseph Muscat dirigirá hasta el próximo 30 de junio la primera presidencia del país desde que este ingresó en la Unión, en 2004.

Malta, un archipiélago con menos de medio millón de habitantes, se pondrá al frente de los Veintiocho en un escenario especialmente complejo.

La guerra de Siria, la crisis de refugiados y migratoria, el deterioro de las relaciones con Turquía y Rusia, y la inestabilidad en los países del norte de África marcan el frente exterior.

En el interior, crece la preocupación por los atentados terroristas y la seguridad, mientras colean problemas de la crisis como el alto desempleo y repunta la incertidumbre económica por las dudas sobre la banca italiana y el “brexit”.

Pero Malta, que ha inspirado su logo presidencial en el emblema de la orden militar que gobernó el país durante tres siglos, no se achanta ante los nubarrones.

“Aunque somos un país pequeño, con recursos limitados, enfrentándonos a retos importantes, creo que esta será una oportunidad para mostrar nuestra madurez como nación”, dijo el viceprimer ministro, Louis Grech, al presentar las prioridades de su país para los próximos seis meses.

Con una representación escasa en el Parlamento Europeo -solo seis eurodiputados- y una cartera poco vistosa en la Comisión -la de Asuntos Marítimos y Pesca para Karmenu Vella-, la presidencia será en efecto un escaparate político para el Malta, que deberá dirigir el trabajo de los ministros de los Veintiocho en todas las áreas.

El azar histórico ha querido que su desafío más inminente sea lidiar con la salida de Reino Unido, país que colonizó la isla desde 1814 hasta su independencia en 1964 y a punto estuvo entonces de integrarla en su territorio, una herencia de la que Malta conserva el inglés como lengua cooficial y fuertes lazos con su antigua metrópoli.

Las negociaciones para la salida de Reino Unido deberían comenzar a finales de marzo, cuando el Gobierno británico prevé notificar oficialmente su decisión, y aunque las discusiones estarán lideradas por la Comisión Europea, son los países quienes deben aprobar por unanimidad cualquier acuerdo.

El rol de la presidencia será forjar un consenso que podría encallar en los puntos más sensibles, como el acceso al mercado único, la seguridad, los límites a la libre circulación de personas, las concesiones a la City o la factura del divorcio para Londres.

El primer ministro maltés, Joseph Muscat, vaticinaba recientemente que las negociaciones serían “complicadas” y advertía de que, si bien todos los estados “quieren un acuerdo justo con Reino Unido”, este “no puede traducirse en un gran acuerdo”.

Con este telón de fondo, La Valeta acogerá el 3 de febrero la segunda cumbre europea a Veintisiete, destinada a debatir sobre el futuro de la Unión tras el brexit.

Pese a que Reino Unido será el gran quebradero de cabeza, Muscat ha insistido en que “los próximos seis meses no girarán solo en torno a 'brexit' e inmigración”.

Asegura que su Gobierno quiere trabajar sobre una “agenda concreta” que dé resultados “en los sectores que afectan directamente a la gente”.

El Ejecutivo maltés se ha marcado seis prioridades, en materia de inmigración, seguridad, mercado interior, inclusión social, política de vecindad y sector marítimo.

Entre los temas fundamentales a cerrar están la reforma del reglamento de Dublín y del Sistema Europeo de Asilo, que Malta considera fundamental para un “reparto más justo” de los refugiados que llegan a Europa pero choca con el rechazo de socios del centro y este.

En materia de seguridad, la prioridad para Malta es mejorar la gestión de las fronteras externas, avanzando hacia el registro para los ciudadanos de terceros países que entran y salen de la UE y hacia el sistema para autorizar los viajes desde países exentos de visado al espacio Schengen (ETIAS).

En cuanto a la política de vecindad, Malta quiere centrarse en la estabilización de los países del Mediterráneo, en particular de Libia, para evitar los “efectos expansivos” de una situación que provoca oleadas migratorias hacia Europa e incidentes como el reciente secuestro de un avión.

La prioridad de La Valeta en el plano económico sigue siendo la inclusión en el mercado laboral, especialmente de los jóvenes y las mujeres.

Espera también finalizar las propuestas sobre el geobloqueo en las compras por Internet y el fin del “roaming”.

Llevar todos estos barcos a buen puerto no será una misión fácil para el país del Mediterráneo.

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