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Dos exaltos cargos del Pentágono se perfilan para suceder a Chuck Hagel

Dos exaltos cargos del Pentágono se perfilan para suceder a Chuck Hagel

EFE

Washington —

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Dos exaltos cargos del Pentágono, Ashton Carter y Michele Flournoy, se perfilaban hoy como los candidatos con más opciones para relevar a Chuck Hagel al frente del Departamento de Defensa de EEUU y dirigir una campaña militar contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que se prevé larga.

Nada más conocerse ayer lunes la renuncia de Hagel, anunciada oficialmente por el presidente, Barack Obama, tras las primeras filtraciones a la prensa, comenzaron a sonar los nombres de Carter y de Flournoy, que de ser elegida sería la primera mujer de la historia en llegar a la jefatura del Pentágono.

También se habló del senador demócrata Jack Reed, pero un portavoz aclaró enseguida que el legislador no quiere ser considerado como candidato a dirigir el Pentágono o cualquier otra cartera del Gobierno de Obama.

Carter y Flournoy ya estuvieron en las quinielas cuando Obama designó en enero de 2013 a Hagel para tomar las riendas del Pentágono en sustitución de Leon Panetta, que decidió retirarse.

Flournoy, de 53 años, fue la jefa de política del Pentágono de 2009 a 2012, primero con Robert Gates como secretario de Defensa y después con Panetta.

Dejó el Pentágono por cuestiones personales y actualmente es la directora ejecutiva del Center for a New American Security, un grupo independiente de análisis político.

En cuanto a Carter, de 60 años, fue el “número dos” del Pentágono entre octubre de 2011 y diciembre de 2013, cuando renunció tras alegar razones personales y porque, al parecer, se sentía incómodo a las órdenes de Hagel dadas sus aspiraciones a dirigir esa cartera.

Tanto Flournoy como Carter serían “opciones sólidas” para dirigir el Departamento de Defensa, según dijo ayer el influyente senador republicano Lindsey Graham.

Expertos y periodistas coinciden hoy en que los dos “han crecido” profesionalmente en el Pentágono y cuentan con apoyo dentro de esa institución, algo que no ocurría en el caso de Hagel, exsenador republicano y excombatiente en la guerra de Vietnam.

Como recordó ayer Obama, Hagel llegó al Pentágono en febrero de 2013, en un momento “de transición”, con la tarea de gestionar la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, que debe culminar a finales de año, y el recorte del presupuesto gubernamental para defensa.

En el camino la crisis con Rusia por el conflicto en Ucrania y el ascenso del EI pusieron a prueba su capacidad de mando, a lo que se sumó, además, la dificultad de Hagel para conectar con el círculo de asesores más cercanos a Obama.

En un momento de guerra abierta con los yihadistas, con ataques aéreos en Irak y Siria dirigidos por EEUU, Obama cree necesario otro tipo de dirección en el Pentágono y así se lo hizo saber a Hagel, cuya salida fue de mutuo acuerdo con el presidente, según la Casa Blanca.

Además, Hagel cuestionó recientemente que la estrategia actual de EEUU en Siria haya permitido al presidente del país, Bachar Al Asad, retener el poder, en un memorando dirigido a la principal asesora de seguridad nacional de Obama, Susan Rice.

Hubo tensiones también sobre Guantánamo, ya que la Casa Blanca presionó durante todo este año a Hagel para que agilizara el cumplimiento de las directivas presidenciales emitidas para reducir gradualmente el número de presos que alberga esa cárcel ubicada en una base militar en la isla de Cuba.

Rice llegó incluso a pedir a Hagel que le informase de los “avances” en esas transferencias de presos “cada dos semanas”, según altos cargos citados a condición de mantener su anonimato por el diario Politico.

Obama y Hagel, que seguirá en el cargo hasta que se designe a su sustituto, se hicieron amigos cuando ambos eran senadores y coincidieron en el rechazo a la guerra en Irak iniciada por el expresidente George W. Bush.

La “decisión” de dejar el Pentágono “no es fácil para él, pero me considero muy afortunado de haberlo tenido como secretario de Defensa”, dijo ayer Obama.

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