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La antiglobalización usurpa las vitrinas a las multinacionales en Bruselas

La antiglobalización usurpa las vitrinas a las multinacionales en Bruselas

EFE

Bruselas —

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Los movimientos antiglobalización han convertido las calles de Bruselas en un campo de batalla propagandístico, sin violencia pero con mucho marketing, al calor de la firma del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá, el CETA, y cuando aún se negocia con Estados Unidos el TTIP.

Un colectivo de activistas que utiliza el sello de Brandwashing (lavado de marcas) ha travestido de la noche a la mañana más de ochenta paneles publicitarios de la capital belga, sustituyendo por irónicas “obras de arte” los mensajes que las multinacionales colocan en marquesinas.

Dos monigotes que intercambian la cartera de la democracia por la de la globalización, el logotipo de la petrolera Shell convertido en un sol que derrite un iceberg o una hamburguesa doble con el eslogan “Por fin, el verdadero gusto 'made in USA' del McTTIP” son algunos de los carteles que han aparecido hoy en Bruselas.

“El objetivo es reapropiarse del espacio público, subrayando los vínculos entre la publicidad, el consumismo y el poder de las multinacionales”, explican desde el colectivo que ha revestido las vitrinas urbanas de la ciudad que ejerce de sede de instituciones como la Comisión Europea.

La campaña, que ha contado con la creatividad de 20 artistas belgas e internacionales para los dibujos, fotos, pinturas y montajes, lleva también el sello de “TTIP Game Over” (TTIP fin de la partida), que se describe como “una plataforma que no organiza acciones por sí misma”, pero que “ofrece apoyo logístico a quienes sí lo hacen”.

“Para nosotros, los artistas, poder participar en este tipo de proyectos es la ocasión de recuperar nuestros derechos sobre el espacio público, utilizando un soporte que se le reserva a las grandes corporaciones”, explica en un comunicado -traducido a tres idiomas- una de las artistas involucradas, que se identifica como Camille.

Su propósito es llamar la atención de la gente sobre las amenazas para los “derechos sociales y medioambientales” que, a su juicio, esconden los tratados internacionales de libre comercio.

Y para ello se sirven de la publicidad de guerrilla, que esencialmente es la que trata de suplir la falta de presupuesto con ingenio, a menudo ocupando el espacio urbano con mensajes comerciales.

Jay Conrad, al que se considera el padre del concepto, explicaba en 1984 en el libro “Guerrilla Marketing” que esta “se diferencia del marketing tradicional del mismo modo que la guerrilla de la guerra tradicional”.

“Más que trabajar con el presupuesto como una división de infantería, el marketing de guerrilla contraataca con todos sus recursos para obtener el máximo impacto”, escribió Conrad sobre una técnica que desde entonces ha calado entre los activistas políticos.

La campaña contra el libre comercio de la Unión Europea va acompañada con un vídeo difundido en las redes sociales, que concluye que la idea de “menos democracia” y “más poder corporativo” desemboca inexorablemente en la destrucción de nuestras sociedades.

Lo ilustran gráficamente con la imagen simbólica de un miembro cualquiera de las élites fornicando una bola terráquea, a modo de epílogo.

El movimiento surgido en Bruselas bebe del arte urbano, como tantas reivindicaciones, y se inspira directamente en el colectivo británico Brandalism, un juego de palabras en inglés entre “marca” (brand) y vandalismo (vandalism).

“Nos contactaron hace unos meses para ver si podían hacer algo similar a lo que hacemos nosotros, y les hemos estado dando consejos. Pero son un grupo separado”, dice a Efe un portavoz de Brandalism.

Los británicos han llevado a cabo varias acciones similares en el Reino Unido desde 2012, y también acompañaron las acciones subversivas contra el Acuerdo del Clima de París del año pasado, forrando de falsa publicidad las calles de la capital francesa porque consideraban que el pacto para luchar contra el cambio climático era poco ambicioso.

La campaña de Bruselas también toma el testigo de las acciones del pasado julio en la misma ciudad, cuando unos 40 manifestantes fueron detenidos por bloquear, pacíficamente, las puertas del edificio donde estaba programada una ronda de negociaciones del polémico tratado transatlántico TTIP.

Uno de ellos llegó a subirse a un poste y sustituir la bandera azul estrellada de la Unión Europea por una enseña con la inscripción “GAME OVER”.

Pero en esta ocasión la partida continuará porque el enjambre de grupos altermundistas que la han propiciado lanzará más operaciones esta semana, declaró a Efe un portavoz de Brandwashing, que no adelantó cómo intentarán sorprender en los próximos días.

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