La propuesta japonesa para lista de Patrimonio Mundial irrita a Corea del Sur

La propuesta de Japón de incluir vestigios de su etapa de industrialización entre los siglos XIX y XX en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco ha enfurecido a Corea del Sur, que recordó hoy que miles de coreanos fueron esclavizados en varios de esos enclaves.

“Nos oponemos a los esfuerzos para destacar su valor solo como instalaciones ligadas a la industrialización sin que se reconozca el hecho histórico de que en ellas se llevaron a cabo trabajos forzados”, dijo hoy el ministro de Exteriores surcoreano, Yun Byung-se, en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.

El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), ligado a la Unesco, acaba de recomendar la inclusión de los 23 lugares propuestos por Japón, entre los que se cuentan astilleros, minas de carbón o un horno de reverbero, anunció la víspera el Gobierno nipón.

La recomendación allana el camino para que estos conjuntos puedan ser listados durante la reunión del Comité del Patrimonio Mundial que se celebra en Bonn (Alemania) entre finales de junio y principios de julio.

Entre los 23 lugares se cuentan sitios como las minas Miike, situadas en la isla de Kyushu (suroeste de Japón), adonde fueron llevados miles de personas de la vecina península coreana, colonizada por Japón entre 1910 y 1945, para trabajar como esclavos.

En total hay siete lugares incluidos en la lista en los que se estima que unos 60.000 coreanos traídos de la península fueron explotados en dichas condiciones.

“Esto constituye una violación de la Convención del Patrimonio Mundial, que protege el patrimonio con base en valores humanos universales”, explicó Yun, que añadió que el Gobierno surcoreano hará todo lo posible para disuadir a los países miembros de la Unesco de que voten en favor de la inclusión de estos vestigios.

El nuevo embajador surcoreano en la Unesco, Lee Byeong-hyun, ya denunció públicamente nada más acceder al cargo el pasado 28 de abril lo “preocupante” que resulta que la iniciativa nipona se lleve a cabo “sin ningún tipo de remordimiento o disculpa”.

Tokio y Seúl mantienen una relación tirante debido a sus diferencias en torno a la percepción histórica de los actos llevados a cabo por el Japón Imperial entre principios del siglo XX y el fin de la II Guerra Mundial.