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Brasil recupera las postales de Navidad gracias a un grupo de voluntarios

Brasil recupera las postales de Navidad gracias a un grupo de voluntarios

EFE

Sao Paulo —

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En medio del frenesí de una de las estaciones de autobuses más grande de Latinoamérica, en Sao Paulo, existe un rincón en el que un grupo de voluntarios anima a los pasajeros a enviar una postal navideña, una oportunidad que también brindan a aquellos que no poseen la destreza de escribir.

La terminal de Tietê enlaza con 1.033 ciudades de Brasil y otros cinco países de Suramérica, pero en estas fechas también conecta sentimentalmente a miles de familias a través de la iniciativa “Cartão Social Socicam”, que desde hace dieciséis años ha permitido el envío de más de 59.000 postales navideñas.

Los muñecos de nieve, el árbol de Navidad, la mesa con mantel de terciopelo rojo plagada de postales con sus respectivos sobres de este reducido espacio contrasta con el carreteo incesante de las maletas de los pasajeros que corren sin despegarse un minuto de la pantalla del teléfono.

Pero aquí no hay cabida para las prisas, como lo demuestran las casi tres horas que ha dedicado Carla Vedia, de 27 años, para escribir con esfuerzo y alguna dificultad cinco extensas cartas para sus seres queridos en el interior del estado de Sao Paulo.

“Colocas ahí tu letra, dedicas tu tiempo, hay una identificación con lo que escribes. Es personal, con su sobre... Tiene más valor que por el Whatsapp. Es más gratificante”, confiesa a Efe esta trabajadora de una escuela municipal.

Los curiosos que deciden acercarse consultan sus dudas con los voluntarios del movimiento juvenil “Bandeirantes”, quienes también se ofrecen para escribir las misivas a las personas que no saben leer o escribir.

“Normalmente se trata de personas mayores que nunca tuvieron la oportunidad de pasar por una escuela y nos piden que les ayudemos. Se emocionan mucho cuando nos hablan y es una experiencia emocionante la verdad”, relata a Efe el estudiante de periodismo Bruno Paroni, de 19 años, que participa en este proyecto desde hace cinco.

Después de tantos años, las historias de película se acumulan en la memoria de Bruno, como la de la joven que soñaba con volver a ver a su hijo en Estados Unidos, pero un problema con su visado hizo que tuviera que ser deportada a Chile y de ahí la mandaran en autobús hasta Brasil.

“Estaba medio desesperada, no sabía cómo contactar con los hijos, no tenía ningún contacto. Empecé a hablar con ella y se derrumbó y al final nos mandó una postal a nosotros agradeciendo por haberla escuchado y por darla un respiro en medio de toda esta correría”, explica.

Luisa Márquez, otra de las voluntarias, recuerda el caso de Rodrigo y su madre Ana María, que no se veían desde hace dos décadas pero ella nunca faltaba a la cita postal hasta que un día se reencontraron en la propia estación; o la del hombre que todos los años solo se acercaba hasta la terminal para mandar poemas a su mujer.

El espíritu navideño también invade a los adolescentes como Eloisa Cristina Masera, estudiante de arquitectura que, pese a ayudarse con su celular para redactar el mensaje, considera que una carta “es una cosa más especial” porque “ya nadie escribe a mano”.

“Le dije que me gustaba mucho, que estaba con 'saudades', esas cosas que se dicen los novios”, revela una ruborizada Cristina, confiada de que va a “sorprender mucho” a su pareja.

En muchas ocasiones son los más pequeños los que empujan a sus padres a acercarse hasta este resguardo de paz y casi a obligarles a gastar unos minutos mientras ellos agarran el bolígrafo y escriben para esa persona con la que no podrán compartir estas fechas tan hogareñas.

Carmen Camargo resuelve las dudas ortográficas de su hija de ocho años, María Eduarda, que traza con esmero cada una de las palabras que va a enviar a sus abuelos, con los que tradicionalmente pasaba el Año Nuevo, en una escena que evoca a “Central do Brasil”, la película franco-brasileña que inspiró esta iniciativa.

“Lo que se intenta es encender ese espíritu navideño y poner un poquito de amor en medio de Sao Paulo”, explica a Efe Aline Cabral, integrante del departamento de comunicación de Socicam, la empresa que administra la terminal e impulsora del proyecto, el cual se desarrolla de manera simultánea en 24 estaciones del país.

María Eduarda ya ha terminado su carta a la que ha agregado unos besos alrededor de su escrito: “Para mi abuelo Francisco y mi abuela Dalcina, les deseo una feliz Navidad con mucha salud. Con mucho amor de su nieta Duda ¡Feliz 2017!”.

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