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La cara y la cruz de los damnificados por el seísmo de Italia de hace un año

La cara y la cruz de los damnificados por el seísmo de Italia de hace un año

EFE

Amatrice (Italia) —

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Algunos damnificados por los terremotos que hace un año golpearon el centro de Italia se sienten olvidados y abandonados por las autoridades, pero otros se resignan y ven avances en la gestión del desastre.

“La gente está cansada de estar fuera, quiere volver”, dice a Efe el alcalde de Arquata del Tronto, una de las localidades afectadas hace un año por el sismo, Aleandro Petrucci.

Sin embargo, Rita, una vecina de Pescara del Tronto, que perdió su casa y a sus amigas aquel 24 de agosto, se dice tranquila porque “cuando se vive algo así, no te puedes quejar”.

Son la cara y la cruz de una realidad, la de los damnificados que el 24 de agosto de 2016 perdieron sus hogares cuando un fuerte terremoto de magnitud 6,0 sacudió el centro de Italia y provocó la muerte a 299 personas.

Localidades como Amatrice, uno de las más bellas de Italia, conocida por su “pasta all'amatriciana”, a base de tomate y bacon, quedaron devastadas. También otras como Arquata del Tronto o Pescara del Tronto, o pequeños pueblos como Saletta, Grisciano, Casale, Petrana o Collepagliuca.

Hoy, los miles de damnificados que abandonaron sus casas continúan a la espera de que sus pueblos sean reconstruidos de nuevo.

“La idea es que el pueblo sea reconstruido pero esto requerirá de algo de tiempo, de años”, reconoce Tonino, el dueño de un bar de Arquata del Tronto que aún permanece cerrado.

Mientras sus municipios vuelven a recuperar el aspecto que presentaban antes del desastre, algunos de los afectados viven de alquiler en San Benedetto del Tronto, en la costa, o en Ascoli Piceno y otros se han trasladado a algunas de las casas que el Gobierno italiano ha puesto a su disposición de forma temporal.

En Amatrice, localidad que quedó completamente destrozada tras el sismo, se han dispuesto 36 casas de acero y madera, mientras que en Pescara del Tronto se han colocado 26 y otras 16 más en otra zona muy próxima a este municipio.

Son pocos hogares que acogen a solo una parte de las miles de personas que se quedaron sin hogar.

La opinión de aquellos que entonces lo perdieron todo difiere entre los que sí sienten que han recibido facilidades y atenciones constantes por parte de las autoridades italianas y entre quienes no lo creen así.

En Amatrice, el centro sigue cubierto de escombros aunque los equipos de bomberos ya han retirado toneladas de cascotes y están próximos a liberar por completo la calle principal, Corso Umberto, que unía una parte del pueblo con la otra, para dejar pasar a los vehículos.

Fuera, en las zonas que no sufrieron daños, están las casas que acogen a 36 familias en un espacio que va desde los 40 a los 80 metros cuadrados, con porche exterior y un pequeño jardín, además de columpios para los niños.

En Amatrice, además, hay un centro comercial, varios supermercados y también restaurantes que atraen a turistas y a italianos de diversas partes del país.

El bullicio y la actividad de Amatrice contrasta sin embargo con el silencio que se percibe en otras zonas como Arquata del Tronto, donde ningún vecino ha regresado.

“La situación no es muy diferente a la distancia de un año porque todavía casi toda mi gente está en albergues o en casas de alquiler”, comenta el alcalde Petrucci.

Las 54 casas que serán habilitadas aquí para sus vecinos todavía se están edificando y no estarán terminadas al menos hasta septiembre u octubre.

Petrucci lamenta que los trabajos de construcción de las viviendas avancen con lentitud y opina que es fundamental que estén terminadas para septiembre, cuando comienza el periodo escolar, para que las familias puedan regresar y matricular a sus hijos en una nueva escuela que se está edificando.

Los vecinos de Pescara del Tronto se encuentran en una situación intermedia. Sí que disponen de 26 casas que acogen a otras tantas familias y de una iglesia, pero carecen de supermercados y se ven obligados a ir a hacer la compra a Ascoli Piceno, a unos 30 minutos de distancia, adonde tienen que trasladarse en coche.

Se está construyendo una carnicería, al igual que un centro comercial, pero no podrán ser utilizados por los evacuados hasta dentro de varios meses.

Bruna, que espera una casa temporal para poder vivir y mientras visita a los padres de su pareja en las casas de Pescara del Tronto, confiesa sentirse “un poco abandonada” por el Gobierno italiano porque “uno pensaba que las casas ya estarían construidas del todo un año después, que las ruinas las habrían retirado” y no ha sido así. Laura Serrano-Conde

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