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The Guardian en español

El alcalde de Sao Paulo quiere “embellecer” la ciudad pintando los grafitis de gris

Vista de un gran graffiti del brasileño Alexandre Orion, en la fachada de un edificio en el centro de Fráncfort, Alemania.

Shannon Sims

Sao Paulo —

Para gran mayoría de las 12 millones de personas que viven en Sao Paulo, quedarse atascado mirando por la ventanilla del coche los grafitis de la avenida 23 de Maio es algo habitual. Define la vida en esa ciudad tanto como agitar un paraguas en Londres o pasar la tarjeta MetroCard para viajar en el transporte público de Nueva York. En una ciudad que se caracteriza por sus congestiones de tráfico y sus rascacielos grises, las largas hileras de grafitis coloridos y siempre cambiantes (hermosos, feos, políticos y, a veces, ofensivos) son un alivio en medio de la monotonía visual de la ciudad. Hasta que, de repente, una mañana, las paredes se vuelven grises.

Entre los que las pintaban de gris hay un hombre delgado y bronceado, vestido con mono naranja fluorescente y máscara anti-polvo sobre su amplia sonrisa: João Doria, el nuevo alcalde de Sao Paulo. Volver a pintar las paredes de la ciudad cubiertas de grafitis descontrolados es una de las prioridades de su administración, como parte de un proyecto llamado Cidade Linda o “Ciudad Linda”, que apunta a limpiar el paisaje urbano. El programa se lleva a cabo mediante “eventos de limpieza” los sábados por la mañana, en los que los trabajadores cambian las luces rotas de la calle, arreglan las aceras, cortan las ramas rebeldes de los árboles y vuelven a pintar las paredes escritas con aerosol.

“La ciudad está sucia, descuidada y llena de paredes escritas”, declara Doria a the Guardian. “Y esta no es mi opinión, sino la de la gente que vive aquí”. Según Doria, los que pintan con aerosol letras y logos en las paredes son “delincuentes”. En una entrevista para la televisión brasileña afirmó que “probablemente robarían teléfonos móviles” para comprar la pintura.

La firme postura de este político de centroderecha (ex presentador de la versión brasileña de El Aprendiz) ha disparado un debate en todo Brasil sobre el rol social que cumplen los textos en la pared, grafitis y murales callejeros y sobre las diferencias entre cada uno de esos estilos.

La administración anterior había alentado con un subsidio que los artistas del grafiti pintaran las paredes de la avenida 23 de Maio. “Se acabó la indulgencia de la anterior administración”. Ese es el mensaje que Doria está dando con su plan de pintar de gris la misma avenida, según el vicealcalde de Sao Paulo, Bruno Covas. Por ahora, el programa está financiado por empresas privadas y por voluntarios. Según Doria, en cuatro meses la ciudad empezará a pagar las cuentas de la pintura gris.

Reacción negativa

La manera en que los habitantes del centro urbano más poblado de América Latina se sienten con respecto a las famosas paredes de la ciudad pintadas con aerosol es un tema complejo que ha convertido el programa “Ciudad Linda” de Doria en la medida más controvertida de su mandato.

Aunque a grandes rasgos la mayoría de los paulistas está de acuerdo con el proyecto de limpieza, a muchos les preocupa que en nombre de la limpieza vayan a ser sacrificados los grafitis y murales que hacen conocida a la ciudad y que sirven como una forma de expresión en un ambiente urbano muy denso.

La reacción negativa se sintió de inmediato. Ya se organizaron protestas y el clamor de las redes sociales catalogó al proyecto de sinsentido y de forma de censura. En otro golpe al plan, un juez de Sao Paulo prohibió a Doria pintar sobre cualquier grafiti sin consultar antes a la oficina encargada de la preservación histórica de la ciudad, lo que suspendió de manera efectiva esa parte del programa “Ciudad Linda”.

Mauro Sergio Neri da Silva, uno de los artistas grafiteros más conocidos de Sao Paulo (firma como Veracidade), presenció cómo pintaban sobre su grafiti en la avenida 23 de Maio. El gobierno anterior de la ciudad le había pagado para que hiciera grafitis sobre las paredes de la calle. Desde aquel momento, su grafiti se ha deteriorado, como era de esperar. Según Doria, el trabajo de Da Silva ha sido “parcialmente mutilado” por los que escriben en las paredes (conocidos como pixadores). Doria dijo que el “vandalismo” de esas personas justificaba pintar sobre el trabajo de Da Silva: “La directiva era cubrir todos los grafitis en los que alguien hubiera escrito encima”.

Da Silva no está de acuerdo: “La nueva administración eligió deshacerse de estos grafitis de una manera sensacionalista. Aunque dicen que el proyecto iba en contra del vandalismo y de aquellos que escriben en las paredes, al mismo tiempo, también pintaron sobre los grafitis”.

El día después de encontrar su trabajo cubierto con pintura gris, Da Silva empezó a quitar cuidadosamente la pintura gris con una esponja, dejando aflorar los colores brillantes. Pero la policía se lo impidió y se lo llevaron a rastras a comisaría, donde le acusaron de “delito medioambiental”. Varios periodistas llegaron entonces a la comisaría. Cuando Da Silva fue liberado horas más tarde, su caso ya se había convertido en un símbolo dentro del acalorado debate sobre el rol del grafiti en Sao Paulo.

La ciudad de Sao Paulo, conocida como la “locomotora” de Brasil, es un centro económico atascado por el tránsito. En ella tienen su sede la mayoría de las compañías extranjeras. También es donde viven muchas de las personas más ricas del país. La ciudad está densamente poblada, con edificios de muchos pisos y oficinas. El horizonte parece el centro de Manhattan, con la diferencia de que en Sao Paulo los rascacielos se expanden en todas direcciones. Las lloviznas típicas de Sao Paulo dibujan a menudo una palidez grisácea sobre el tráfico.

La gente creativa de Sao Paulo rompe esa pesadumbre con manifestaciones culturales en forma de arte callejero y también en la vibrante escena gastronómica y musical de la ciudad. El cantante de rap Criolo, uno de los más exitosos de Brasil, es considerado a menudo como el portavoz de la cultura pop para las cuestiones urbanas de la ciudad. En conversación con the Guardian, Criolo explica que la “gran tensión” por la desigualdad económica “altera las emociones de todos los ciudadanos”, y que las imágenes en las paredes de la ciudad “son una expresión de la vida de cada ciudadano”.

Durante los últimos 30 años, la ciudad se ha hecho reconocida internacionalmente por sus grafitis. Sin la belleza natural de Río de Janeiro para atraer a los turistas, las paredes dibujadas de Sao Paulo están entre las atracciones recomendadas. Hoy, los rascacielos están salpicados de grandes murales hechos por algunos de los mejores artistas de Brasil, que empiezan sus carreras internacionales en los lienzos de hormigón de la ciudad.

Uno de esos artistas es Eduardo Kobra, que actualmente se encuentra pintando 25 murales en Nueva York. Sus coloridas y caleidoscópicas imágenes inundan las paredes de Sao Paulo. En un signo de los tiempos que corren, otro grafitero había cubierto parcialmente el grafiti de Kobra en la avenida 23 de Maio con una imagen de Doria pintándolo de gris. una protesta explícita contra el programa “Ciudad Linda” que duró lo justo, hasta que los trabajadores de Doria pintaron toda la pared de gris.

La polémica por el programa “Ciudad Linda” se centra en la sutil diferencia que existe entre hacer grafitis (dibujar las paredes) y el pixação (escribir las paredes). Mientras que muchas paredes de la ciudad están cubiertas de hermosos murales, aún más paredes y monumentos están cubiertos por palabras escritas con aerosol negro. Los grafitis son considerados por muchos como una forma de arte callejero, pero escribir las paredes es un delito. Doria planea acabar con las palabras en las paredes imponiendo castigos más estrictos.

Según el artista Kobra, no va a ser fácil: “Nadie puede decir con seguridad qué es escribir las paredes y qué es dibujar las paredes, mucha gente que hace arte callejero se verá impedida”.

Sin embargo, hay un aspecto del programa “Ciudad Linda” con el que la mayoría parece coincidir: la designación de áreas en las que los artistas grafiteros puedan pintar legalmente.

“Es imposible restringir los grafitis”

Según la última versión del plan, se designarán cinco áreas de Sao Paulo como lugares legales para grafitis. Doria promueve la idea de “un museo de arte callejero” para apaciguar a muchos de los críticos originales del plan. Según Da Silva, es “una idea muy positiva”. “Alentaría a la gente que no se anima a hacer grafitis en la calle a poner en práctica su arte”. Pero siempre que se entienda que esos espacios designados son suplementos y no soluciones. “No hay forma de restringir los grafitis a lugares específicos, es imposible”, señala el artista.

Hay quien cree que la polémica que provocó el programa “Ciudad Linda” es un indicador de nuevos tiempos en Sao Paulo. Según Kobra, desde que ocurrió el “controvertido incidente de la avenida 23 de Maio”, la opinión de los ciudadanos, y tal vez incluso la del Gobierno, ha cambiado.

“Creo que hubo un cambio significativo desde que empezó el programa hasta hoy, y creo que ahora la mayoría de la gente está a favor de las obras y los murales públicos”, señala Kobra. “Espero ansioso los próximos capítulos”.

Criolo opina también que las protestas han hecho surgir preguntas fundamentales: “¿De quién es la ciudad? ¿La ciudad tiene dueño o es de todos?”.

Rosangela Lyra, la antigua directora de la marca Dior en Brasil, es una de las defensoras del programa de Doria. Un fin de semana incluso se ofreció para ayudar con la limpieza. “La población está recibiendo muy bien el programa, porque queremos vivir en un espacio público limpio y lindo”, dijo. Lyra ve con optimismo el plan de designar lugares específicos para hacer grafitis y cree razonable cubrir los viejos grafitis con pintura gris. “No es ofensivo”, dijo. “Es una forma de camuflar las paredes de la ciudad: el gris es el color que ya predomina en la ciudad”.

Traducido por Francisco de Zárate

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