Días de Empresa es un espacio en el que eldiarioand quiere contar las historias de las empresas andaluzas. Cómo discurre sus días, cómo nacen y cómo se consolidan, y cómo, desde aquí, desde Andalucía se construye sociedad a través de las iniciativas empresariales.
El legado vivo de la última familia calera de Andalucía
En un contexto donde apremia la velocidad, hay quien sigue defendiendo la espera. En Gordillo's Cal de Morón no se aceleran los tiempos ni se fuerzan los procesos. No se buscan atajos para llegar al último pedido. El secreto es el mimo para no estropear la calidad de su producto y la paciencia para que el fuego haga su trabajo. Así se fabrica su cal de manera artesanal, igual que lo hacían sus antepasados.
“Soy la quinta generación. Mi padre y mi tío me pasaron el relevo y la sexta, mis hijos, ya está en la empresa. Ellos van tirando para adelante con la proyección que este tipo de actividades necesita en el siglo XXI”, dice el director de la empresa, Isidoro Gordillo.
La familia Gordillo mantiene ininterrumpidamente la fabricación de cal artesanal desde, según datos escritos, 1874. Ellos han convertido un oficio en riesgo de desaparición en un referente internacional de calidad, sostenibilidad y patrimonio.
Cocción lenta
La cal de Morón de la Frontera debe su singularidad a su calidad. La localidad sevillana es un lugar “extraordinario” gracias a la proximidad de las caleras “de gran pureza” de la sierra de Montegil y al cultivo del olivo. Estas condiciones, junto a la transmisión del conocimiento de generación en generación, han favorecido que la actividad se haya mantenido durante décadas.
Para fabricar cal artesanal hay que ser paciente. Según Gordillo la cocción de una hornada de 100 toneladas puede tardar entre 8 y 10 días. En el proceso industrializado el tiempo se acorta a unas 8 horas.
Respetar una cocción lenta favorece que la cal mantenga sus propiedades innatas: adherencia, permeabilidad al vapor de agua y al agua, su función bactericida y fungicida…. “Nuestros productos no necesitan aditivos ni ningún componente químico para conseguir estas prestaciones”, subraya.
La calidad como salvavidas
La familia Gordillo estuvo “a punto de abandonar” el negocio cuando la industrialización se asentó en el sector y empezaron a quedarse “solos”. Los bajos costes de producción y la sustitución de la cal por cementos y pinturas plásticas debilitaron su viabilidad económica.
“Nos dimos cuenta entonces que teníamos que apostar por la calidad y no por la cantidad”, afirma Gordillo. Estaba convencido de que tenían que defender “un producto natural, de una riqueza enorme, que había dado de comer a muchas generaciones”.
Esa decisión reorientó el proyecto, que recuperó mano de obra especializada y comenzó a formar a aquellas personas interesadas. También buscaron nuevos mercados donde se valorase el material por sus prestaciones y no por su precio. “Somos más caros en el producto en sí, pero mucho más rentables. Ese es nuestro principal valor”, destaca Gordillo.
Punto de inflexión
En 2011 la UNESCO reconoció el saber tradicional de la cal artesanal de Morón de la Frontera como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La revitalización de su fabricación estaba a la altura del Flamenco y de la festividad de Los Patios de Córdoba.
Esta distinción atrajo el interés de universidades, escuelas de arquitectura y organismos nacionales como el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico con los que Gordillo's Cal de Morón ha estado trabajando desde entonces.
Pero las empresas del sector mantuvieron el pulso: “En la actualidad nuestro competidor es el gran intrusismo que hay. La cal se ha puesto de moda y todo el mundo tiene productos a la cal, que no son de cal”.
Construcción saludable y sostenible
Gordillo defiende la cal como un elemento clave para la arquitectura contemporánea. La empresa, que cuenta con una treintena de soluciones constructivas, “toca todos los palos” y su prioridad es crear ambientes sanos, “libres de componentes orgánicos volátiles”.
Gordillo's Cal de Morón certifica la cantidad de COâ que fija un edificio construido con sus materiales y los beneficios de su cal artesanal han atraído a todo tipo de clientes: desde explotaciones ganaderas a hoteles; de villas de lujo a centros comerciales y sanitarios.
Esta cal artesanal tiene unas “ventajas bestiales” ya que evita condensaciones, hongos y moho, regula la humedad y mejora el confort térmico, lo que resulta especialmente beneficioso para personas con problemas respiratorios o alergias.
“Todo el tema de sostenibilidad me parece maravilloso, pero si se va a quedar en una sellitis no vale de nada. No comparto que una vivienda valga 250 o 300 mil euros o un millón de euros y que, sin embargo, no sea eficiente”, explica Gordillo. Además asegura que “las administraciones tienen herramientas de sobra” para regular estas construcciones y concluye: “Nuestra empresa está moralmente concienciada en ofrecer unos espacios saludables”.
Actuaciones patrimoniales
Gordillo's Cal de Morón trabaja principalmente en mercados europeos como Alemania, Austria, Bélgica y Portugal. También se han asentado en Centroamérica. Además han participado en restauraciones patrimoniales de primer nivel.
Entre sus intervenciones destacan la Catedral de Sevilla, la de Cádiz o la de Toledo, el Pórtico de la Gloria en Santiago de Compostela, los Leones de la Alhambra de Granada o yacimientos como los de Itálica.
“La cal es el conglomerante universal de la historia. Para restaurar un edificio histórico de forma compatible, hay que usar los mismos materiales con los que fue concebido”, defiende Gordillo, crítico con las intervenciones que sustituyen la cal por productos convencionales que acaban generando nuevas patologías.
Futuro garantizado
La empresa, que tiene una plantilla de 15 trabajadores, ha crecido de forma sostenida en los últimos años. Comenzó la década de 2020 con una facturación de 480.000 euros y en la actualidad ha ascendido a 1,2 millones de euros.
“Apuesto, más que por los números, por abarcar nuevos mercados y centrarnos en la calidad: prefiero vender dos cubos de estuco para las paredes de una cadena hotelera que cuatro trailers para construir una manzana de edificios”, dice Gordillo.
Ana e Isidoro Gordillo, la sexta generación, tienen la responsabilidad de salvaguardar el legado familiar y mantener la actividad calera de forma artesanal en Morón de la Frontera. El mimo y la paciencia son las herramientas para amoldarse al “ritmo vertiginoso” de estos tiempos.