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La renta agraria en 2025

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La renta agraria es uno de los principales indicadores económicos para analizar la situación y evolución del sector agrario en España, ya que refleja la remuneración global obtenida por agricultores y ganaderos por su actividad productiva. Incluye la compensación del trabajo, la tierra y el capital empleados en las explotaciones agrarias, y se calcula a partir del valor de la producción vegetal y animal, una vez descontados los costes de los insumos necesarios para producir.

En 2025, la renta agraria en España se sitúa en un contexto de crecimiento y consolidación tras los fuertes ajustes experimentados en años anteriores, marcados por la volatilidad de precios, el encarecimiento de los costes de producción y la incertidumbre climática. La mejora de las producciones, la evolución favorable de algunos mercados y el papel estabilizador de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) han contribuido a reforzar los resultados económicos del sector.

El análisis de la renta agraria en 2025 permite, por tanto, evaluar no solo la rentabilidad del campo español, sino también su capacidad de adaptación a los retos estructurales actuales, como el cambio climático, la sostenibilidad económica de las explotaciones y el relevo generacional. En este sentido, la renta agraria sigue siendo una referencia clave para el diseño de políticas públicas y para la planificación económica del sector primario.

Es el indicador macroeconómico más comúnmente utilizado en el ámbito agrario. Representa el valor generado por la actividad de la producción agraria y mide la remuneración de todos los factores de producción (tierra, capital y trabajo). 

Se elabora con metodología armonizada con Eurostat y sirve para evaluar la evolución económica del sector, compararla internacionalmente y como referencia en políticas públicas y ayudas.

Componetes de la Renta Agraria:

Producción de la Rama Agraria. El total de la producción : 75.676 millones €, máximo histórico, aumenttó un 10,1% interanual. El crecimiento refleja tanto el aumento de volumen como de precio en varios subsectores del campo, impulsados por condiciones climáticas favorables y mejores rendimientos.

Producción vegetal: 43.637 millones de €, con un aumento del 11,9%. El aumento se sustenta en mayores cantidades producidas (+10,8%) y precios percibidos (+1%).

Dentro de esta categoría, destacan cereales, frutas y hortalizas, que han experimentado mejoras significativas en producción y valor económico.

Producción Animal: 30.205 millones de €, con crecimiento del 7,9%. Se reflejan aumentos tanto en cantidad como en precios percibidos por los productores. Entre los productos animales, suben especialmente los valores asociados a huevos, bovino y carne de ave.

Consumos Intermedios: Los consumos intermedios (insumos como piensos, energía, fertilizantes, etc.) también aumentaron en 5,7%, hasta 32.650millones de €. Este componente representa los costes para producir, y su crecimiento afecta a la rentabilidad neta del sector.

Renta por Unidad de Trabajo Anual (UTA): El volumen de trabajo en la agricultura aumentó un 2,9% en 2025, según datos del INE. Por ello, la renta por UTA en términos corrientes se incrementó un 9,7%, hasta situarse en 48.712 € por UTA.

Este dato indica que, de media, cada unidad de trabajo en el campo ha generado más renta que el año anterior.

Renta Agraria de Referencia para 2025: Además de la renta agraria total, el Ministerio ha fijado una renta agraria de referencia que sirve como parámetro para ayudas, planificación económica y tributación en el sector. Para 2025, esta cifra se estableció en 34.624,51 €, ligeramente superior a la del año anterior. 

La renta agraria de España en 2025 marca un año récord en términos agregados, con un crecimiento del 12,9%, impulsado por: 

* Incrementos en la producción vegetal y animal

* Mayor volumen de trabajo agrícola

* Condiciones de mercado y clima favorables.

Sin embargo, también se observa un aumento de costes intermedios, que podría moderar la rentabilidad futura si no se acompaña de mejoras de producción o precio.

Estos resultados macroeconómicos, se elaboran de acuerdo con el calendario y metodología armonizada a nivel de la Unión Europea correspondiente a la primera estimación de la renta agraria nacional que se realiza en noviembre, por lo que no se contemplan los posibles impactos económicos vinculados a adversidades climáticas, problemas sanitarios o de otra índole que tengan lugar en una fecha posterior, como el brote de peste porcina africana. En su caso, estos posibles efectos se recogerán en las tres fases posteriores de estimación de la renta agraria.

El año 2025 es un punto de inflexión para la renta agraria en España marcada por la necesidad de adaptación frente a los desafíos climáticos y los cambios regulatorios. Si bien la transición hacia una agricultura más sostenible y digitalizada presenta oportunidades, los agricultores tendrán que lidiar con una serie de riesgos, desde el aumento de los costos de producción hasta la volatilidad de los mercados internacionales. La capacidad de los productores para adaptarse a las nuevas exigencias será clave para mantener la competitividad y asegurar una renta agraria estable.

En síntesis, 2025 ha sido un buen año para la renta agraria española desde una perspectiva cuantitativa, pero no supone una solución definitiva a los problemas estructurales del sector. Para consolidar y hacer sostenible este crecimiento, será imprescindible avanzar hacia un modelo agrario más eficiente, resiliente y atractivo para nuevas generaciones.

En este contexto resulta prioritario: Acelerar inversiones en tecnologías que mejoren la eficiencia hídrica y productiva, adaptar estructuras de costes ante la mayor asalarización, hacer un seguimiento continuo y analítico de la evolución de la productividad y aprovechar la rentabilidad actual para reforzar la capacidad de innovación.