En la APDHA reivindicamos que la educación es el derecho fundamental para ejercer los demás derechos. Precisamente en el contexto actual, notamos que el modelo de gestión educativa no está cumpliendo con los preceptos básicos que garantizan la creación de ciudadanía libre y democrática, fundamental para edificar una cultura de paz. La ausencia de compromiso por parte de los gobiernos sucesivos, lejos de fortalecer el sistema educativo, lo han precarizado y devaluado de manera sistemática.
No solo a través de los recortes presupuestarios, la privatización de recursos complementarios y la persistencia en la orientación hacia un modelo básicamente productivo, sino también por la desconexión con la realidad del siglo XXI y los desafíos que este momento nos reclama.
Con el deterioro progresivo del acceso a la educación pública y de calidad, podemos percibir como la garantía del ejercicio y disfrute de los Derechos Humanos se convierte paulatinamente en una ilusión de la que vamos despertando a través de las miserias y dramas que viven las familias que son desahuciadas, las que caen en la exclusión castigadas por el desempleo, las que son discriminadas por ser inmigrantes, y un largo etcétera. A no ser que sintonicemos con un medio de comunicación que nos presente otro relato de la realidad completamente diferente.
La facilidad con la que ciertos medios de comunicación de masas generan opinión, unida a la abundancia de nuevos medios con orientaciones ideológicas diversas, además de la escasez y baja repercusión de fuentes de información fiables, nos lleva reflexionar sobre el efecto que las carencias del sistema educativo genera en una ciudadanía cada vez más crédula, menos reflexiva y escasamente crítica con los contenidos difundidos.
En la APDHA desarrollamos actividades de sensibilización con las que pretendemos dar a conocer las situaciones de vulneraciones de DDHH que conocemos a través de nuestra experiencia y labor. Acudimos a centros educativos y tratamos de contribuir a paliar una carencia de contenidos y actividades que deberían estar integradas dentro del programa educativo. Durante las sesiones con adolescentes tenemos la oportunidad de tomarle el pulso al discurso que más cala, las fuentes más legitimadas y las ideas que más persisten entre la población joven.
La desconexión entre actualidad y escuela
El alumnado con el que nos encontramos, habitualmente entre catorce y dieciséis años, recibe información diversa a través de las fuentes que tiene disponibles, fundamentalmente la televisión, redes sociales, aplicación wasap; además de la recibida a través de la familia, el centro educativo, amistades y el conjunto de la sociedad en que se integre. Todas estas fuentes contribuyen a su propia identidad y posicionamiento ideológico. Con las informaciones recibidas y saberes alcanzados, plantean respuestas a los dilemas que les presentamos en forma de casos concretos de vulneraciones de DDHH.
Comprobamos que conocen la actualidad informativa, cuanto más popular es el caso más interés muestran en el tema propuesto, e incluso es frecuente que nos agradezcan que hablemos de los temas que aparecen en los medios de comunicación en el contexto de la escuela. Se nota la desconexión entre actualidad y escuela, aunque se aborden determinadas cuestiones de manera informal por algún profesorado, no está previsto un espacio específico.
Cuando les planteamos la perspectiva del respeto a los DDHH muchas opiniones demuestran empatía con las personas afectadas y la justicia aparece como una necesidad básica imprescindible para todas las personas. Igualmente emerge el discurso del miedo y posiciones conservadoras, repetición de ideas discriminatorias o falsas concepciones que han conocido a través de medios muy concretos.
Notamos como la influencia de los medios de comunicación es intensa. Demasiado a menudo se asumen como ciertos datos erróneos, sesgados y no contrastados que generan opiniones que fomentan el rechazo y la discriminación. Se hace necesario dotar de herramientas eficaces con las que valorar la información y el enfoque de las noticias, fomentar el espíritu crítico y reflexivo con respecto a los medios de comunicación para que puedan valorar de forma autónoma la realidad del mundo en el que viven.
No obstante, lo que hacemos con esta labor de sensibilización en centros educativos, es tratar de abrir una grieta, proponer un análisis crítico abierto, cuestionar los acontecimientos y crear un interés necesario por los Derechos Humanos. La necesidad de integrar contenidos de esta índole en el programa escolar es una evidencia que las instituciones tampoco se ven interpeladas a atender. Al contrario, observamos la precarización de las condiciones que podrían lograr que en las escuelas la educación para la paz y los DDHH sea un pilar básico e ineludible.
La comprobación in situ de estas carencias da sentido a nuestra labor de sensibilización y nos refuerza para seguir apostando por la educación como herramienta básica para el empoderamiento personal y acceso a derechos fundamentales.