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Vida y muerte en Gaza
Hussam al Masri, Mohammad Salama, Mariam Abu Dagga, Moaz Abu Taha, Ahmed Abu Aziz, son los últimos cinco periodistas asesinados por el ejército de Israel, cuando se hallaban en el hospital Nasser de Jan Yunis, en la franja de Gaza. Tras el atentado de Hamas en Israel, el 7 de octubre de 2023, matando a más de 1.200 israelíes y secuestrando a más de 200 personas, el ejército de Israel en respuesta ha asesinado a más de 62.000 palestinos. Un auténtico genocidio que pretende acabar con la existencia de Palestina como pueblo. Entre esos más de 62.000 palestinos asesinados hay, al menos, 247 periodistas muertos y más de 500 heridos. El 7 de octubre de 2023 el Ejército de Israel mató a cuatro periodistas: Mohammad Al-Salhi, Mohammad Jarghoun, Ibrahim Mohammad Lafi y Omar Abu Shawish, y desde esa fecha hasta ahora, 247 informadores asesinados. El 16 de abril de este año, Fátima Hassouna quien documentó la guerra de Gaza durante 18 meses, fue asesinada junto a 10 miembros de su familia
Desde octubre de 2023, 247 periodistas asesinados en Gaza, 10 en Líbano, 4 en Teherán y uno en Siria. Y si, en el ataque del 7 de octubre de 2023, 4 periodistas israelíes fueron asesinados por Hamás. El 1 de setiembre, Reporteros sin Fronteras y el movimiento ciudadano Avaaz convocaron una movilización mundial en apoyo al periodismo palestino, ante los crímenes de guerra de Netanyahu y el ejército genocida hebreo. La cifra de informadores muertos en Gaza supera a la de todos los periodistas víctimas de las dos guerras mundiales, más los que fallecieron en las guerras de Vietnam, los Balcanes y Afganistán. El Sindicato de Periodistas palestinos trata de llevar estos asesinatos ante la Corte Penal Internacional, basándose en la Resolución 2222 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que obliga a proteger a los periodistas por los contendientes en un conflicto bélico.
Recientemente, periodistas convocados por la Asociación de la Prensa de Sevilla, nos concentramos para protestar por la muerte de los periodistas en Gaza y contra el genocidio que lleva a cabo Israel contra el pueblo palestino. En otras ciudades andaluzas y del resto de España también hubo concentraciones contra esta barbarie judia y en favor de la libertad de prensa en conflictos bélicos, pues garantiza la información de lo que está pasando, y de los crímenes de guerra que se pueden cometer. Ahora mismo tenemos la guerra de exterminio en Gaza por parte de Israel, la guerra en Ucrania, y otros conflictos bélicos en el mundo, en los que mueren muchas personas. A esas víctimas, la inmensa mayoria civiles inocentes es a quien hay que dar voz, y denunciar su muerte como nos decía Kapucinski.
He leído recientemente el libro “Llueve sobre Gaza”, del periodista, escritor y cineasta italo- argentino Hernán Zin. El libro comienza con el relato del ataque el 25 de junio de 2006 de un Comando de los Comités Populares de la Resistencia en Gaza que a través de un túnel salieron ante el puesto militar hebreo de Kerem Shalom, y mataron a dos soldados que se hallaban en un tanque y secuestraon al cabo Gilad Shalit. Tras este atentado el primer ministro israelí Ehud Olmert inició la operación “Lluvia de verano” que originó la muerte de centenares de palestinos y una represión militar y económica contra los gazatíes.
Nos queda la esperanza de que Europa y el resto del mundo reaccionen y obliguen a Israel a aceptar una paz permanente y la existencia del Estado Palestino. Y sabemos que, ante cualquier situación grave individual o colectiva, la esperanza es lo último que se pierde
Hernán Zin, llevado por su entusiasmo como periodista de guerra, se plantó en Gaza para informar del conflicto. En el libro, Hernán Zin denuncia el escaso valor de la vida en Gaza ante los ataques desproporcionados de un ejército superarmado, contra una población civil y unos milicianos que utilizan cohetes y fusiles AK-47, frente a los poderosos misiles, tanques y aviones judíos. Zin recoge testimonios de vida y esperanza, pero también de muerte y destrucción de familias que sólo quieren vivir en paz en los territorios de los que Israel les ha ido desplazando históricamente.
Los palestinos quieren que se reconozca su Estado y que puedan vivir con sus vecinos israelíes en paz. El conflicto israelo-palestino se remonta a 1948, cuando más de la mitad de la población palestina, entonces 1.380.000 personas, fue expulsada de su territorio. Ahora son unos cuatro millones de palestinos en Gaza, Cisjordania, Libano, Siria y Jordania. La guerra de 1948 supuso para el pueblo palestino el comienzo de la Nakba, o catástrofe, que provocó el éxodo de 700.000 palestinos; muchas familias conservan aún las llaves de las casas que tuvieron que abandonar.
El 29 de noviembre de 1947, Naciones Unidas acordó la partición de Palestina en dos estados: el judio con el 55% del territorio, y el árabe con el resto, exceptuando el área circundante de Jerusalén y Belén. En mayo de 1948, Ben-Gurión declaró la independencia de Israel, reconocida por EEUU, la URSS y muchos otros países.
En la concentración que tuvo lugar en Sevilla en apoyo a Palestina y contra el genocidio que está llevando a cabo Israel, muchos nos emocionamos al ver la respuesta del pueblo andaluz ante el nuevo holocausto que nos ofrece la TV a diario y en directo, y que nos recuerda a los pogromos nazís contra el pueblo judío en los años 40 del pasado siglo. En la concentración de Sevilla hablé con una familia de palestinos, y estaban alegres y entusiasmados por la solidaridad de Sevilla y Andalucía con su causa. Su causa es justicia y un lugar donde poder vivir en la tierra prometida, esa que les niega desde hace décadas Israel ante la pasividad de Europa y otros países. Nos queda la esperanza de que Europa y el resto del mundo reaccionen y obliguen a Israel a aceptar una paz permanente y la existencia del Estado Palestino. Y sabemos que, ante cualquier situación grave individual o colectiva, la esperanza es lo último que se pierde.