Flamenco, ambient y metal: una fusión de sonidos casi imposible “sin interés por transgredir”

Alejandro Luque

Cádiz —
21 de noviembre de 2025 21:00 h

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Marco Serrato es sobradamente conocido en Sevilla como bajista del grupo metalero Orthodox, aunque también ha militado en formaciones como Hidden Forces o Sputnik Trio, y colaborado con músicos como Dani Llamas o Raúl Cantizano. Dada su versatilidad, no le sorprendió que el festival malagueño Canela Party le hiciera un encargo singular: componer un espectáculo para uno de los cantaores flamencos más en boga de la actualidad, el manchego Israel Fernández. Después de fichar a varios cómplices y tratar de sintetizar su experiencia en diversos estilos, en agosto de 2024 Serrato y los suyos se metieron en el estudio de grabación antes incluso de presentarse en vivo: había nacido Frente Abierto, un proyecto que va mucho más allá de las fusiones flamencas al uso, y que se hará oír este sábado en el Monkey Week de El Puerto de Santa María (Cádiz).

Eso sí, según afirma el músico, la base flamenca ha sido respetada en todo momento. “El esquema de la soleá o de la seguiriya está ahí, y en eso encontré un buen lienzo sobre el que volcar los colores de todas las historias en las que he estado metido hasta ahora”, comenta, quien además de contar con Fernández, fue incorporando a otros cantaores como Lela Soto, Inés Bacán, Sebastián Cruz o Ángeles Toledano. “La idea era que, más que sentir que funcionaba, el resultado nos gustara a nosotros. Ese fue el baremo con el que hemos jugado, pero a veces también apretamos el puzzle si no encajaba a la primera. Los proyectos en los que he trabajado no están pensados para agradar a las masas, y en este caso ha sido igual: nos hemos guiado por la intuición y los gustos personales”.      

Eso sí, en la agenda de Serrato y sus compañeros no entraban dos palabras muy socorridas para hablar de fusiones arriesgadas: transgresión y provocación. “No tengo ningún interés en eso”, asevera. “Habrá quien le parezca un crimen acompañar una caña como lo hacemos, pero mi objetivo no es transgredir ni provocar, sino hacer algo que yo, como oyente, echo de menos. Estoy convencido de que la transgresión tiene algo reaccionario en su núcleo, en el fondo siempre le da un poco la razón a aquello que está transgrediendo. No tenemos nada que dinamitar”.

El misterio del mercado

Lo mismo puede decirse de la intención de escandalizar a los puristas: “A estas alturas me parece absurdo. La gente se escandaliza por cosas extramusicales, por una portada con cualquier tontería, por cualquier declaración salida de tono, pero no por un sonido determinado”, explica. “A muchos les sorprendería que Inés Bacán, a sus 73 años, es la que menos se asusta de lo que hacemos. Tiene mucha sensibilidad artística y ha estado en muchos fregados. Es la prueba viva de que el flamenco siempre ha estado en el mundo”.

Por no estar a la contra, Frente Abierto no posa ni siquiera como proyecto anticomercial. “Ni siquiera tenemos una visión del mercado, es algo que se nos escapa. Musicalmente sí vemos el hueco, pero no sabemos si el mercado, tan extraño y volátil, lo verá como nosotros. A veces pienso que ni siquiera los que controlan el mercado saben por dónde van a ir los tiros. Seguir todo eso desgasta mucho, yo prefiero hacer lo que me motive artísticamente, y a partir de ahí, que venga lo que sea”.

A la hora de pensar en referentes inspiradores, el primero que le viene a la cabeza a Serrato (aparte del magisterio metalero de Black Sabbath, The Obsessed o Candlemass) es la Liberation Music Orchestra del jazzero Charlie Haden, “una forma abierta de meter cosas y sonoridades distintas en el mismo saco”, dice. “Nos preguntamos cómo no se ha hecho algo así antes en el flamenco. Lebrijano probaba cosas interesantes en discos como Lágrimas de cera, el propio Agujetas, paradigma de pureza, también ha sido valiente en trabajos como Cien años atrás. Eso me ha inspirado más que Niño de Elche con Toundra, o los discos más populares de Camarón o Morente, que a mí personalmente nunca me sirvieron para entrar en el flamenco, sino que más bien me supusieron un obstáculo. Y he echado de menos un poco más de valentía en este campo. Cuando han querido fusionar, se han limitado al jazz o al rock suavecito de sota, caballo y rey”.

Zonas fronterizas

Por el costado flamenco, Raúl Cantizano atesora también una amplia experiencia en adentrarse en territorios movedizos. “Frente Abierto hace un acompañamiento al cante pero desde otro lugar, casi como traductor”, comenta. “Se trata de poner en común el lenguaje del rock, el riff de guitarra, la métrica que le es propia, con el cante. En ese sentido, los cantaores no se acostumbran a cantar a su aire, porque tienen una banda de cinco personas detrás, y tienen que ir todos a una. Se trata de crear un nexo, una especie de bisagra entre unos y otros”.

El guitarrista sevillano, acompañante de artistas tan diferentes como Rocío Márquez, Niño de Elche, Andrés Marín o María Moreno, afirma haberse “criado en ese mestizaje, en esa zona fronteriza que es un terreno muy cómodo para mí. También hago flamenco tradicional y voy a tablaos, pero donde más me gusta moverme es teniendo una pata en lo jondo y otra en otros mundos”.

También David Cordero se siente a gusto en esos territorios poco definidos. El creador y productor de música ambient trata de “aportar lo mejor de mí dentro de las necesidades del proyecto, y de paso intentar aprender”, asegura. “En el momento en que sales de tu estilo, ya estás empezando a pisar fango, pero esa es precisamente la parte atractiva, sobre todo ver cómo encaja mi mundo dentro de esa fusión. Si hubiese sido un proyecto más cómodo, quizá no hubiese sido tan divertido. En la música no tiene que haber certezas”.

30 'omegas'

Para este creador afincado en Cádiz, “por suerte en la música ambient no hay tantos ortodoxos como en el flamenco o el metal, siempre hay un abanico muy amplio de opiniones, gustos y colores. No hay mandamientos ni normas arraigadas, así que este tipo de mezclas no duele a nadie. Pero al final el veredicto tiene que darlo el público”.

Más crítico se muestra Marco Serrato sobre el flamenco, que “solo se mira a sí mismo, y a las cuatro cosas que dan trabajo y dinero. Todo deriva hacia la rumbita y el flamenquito”, considera. “Que el Omega siga siendo tenido como referente de encuentro con el rock lo dice todo, ¡debería haber ya, después de tanto tiempo, 30 omegas! Esto habla de la digestión lenta del flamenco y del público en general”.

“Nosotros nunca trabajamos según las reacciones del público. Hemos demarcado el territorio y el estilo, veremos qué pasa a partir de ahora”, concluye Serrato. “Lo que te aseguro es que en un solo disco no va a quedar esto. Aunque no le guste a nadie”.

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