Los promotores presentan el polémico rascacielos de Málaga sin el arquitecto, el alcalde y el presidente del Puerto

Néstor Cenizo

Málaga —
17 de noviembre de 2025 15:07 h

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Una década después de que empezara la tramitación para construir un rascacielos en el dique de Levante del Puerto de Málaga, y después de provocar durante todos estos años un intenso debate ciudadano sobre su conveniencia, el diseño presuntamente definitivo se ha presentado ante los periodistas este lunes con elementos muy significativos ausentes o difuminados: el arquitecto firmante, el premio Pritzker David Chipperfield, no ha acudido a mostrar su obra; y la polémica torre ha tenido un protagonismo muy secundario, como el edificio discutido durante una década por la Academia de Bellas Artes, el Colegio de Arquitectos y miles de ciudadanos fuera ahora un mero apéndice del plan.

Por el contrario, los tres encargados de explicar los planes del Grupo Inversor Hesperia y el fondo catarí Al Alfia (a través de Andalusian Hospitality) han incidido en las bondades de todo lo que la rodea y no han ahorrado detalles del “proyecto horizontal”: un nuevo paseo de Levante con el que, dicen, la ciudad ganará 54.000 metros cuadrados destinados a paseos peatonales, vegetación, carriles bici o miradores; un centro de convenciones de 2.500 metros cuadrados capaz de competir en el turismo de grandes eventos; plazas públicas, comercios, restaurantes.

“La idea es muy sencilla: se trata de cómo retornamos el mar a la ciudad y crear nuevos espacios para vivir, pasear y disfrutar”, ha asegurado Jordi Ferrer, CEO de Hesperia, que ha cifrado en 200 millones el coste de todo esto, una parte de los cuales (sin aclarar cuánto) serían fondos públicos. “No es solo la torre, es lo que pasa alrededor de la torre”, ha insistido Rodrigo Antón, director de la oficina de Chipperfield, insistiendo así en un plan que estaba ausente del proyecto vigente hasta hace apenas un año, firmado por el arquitecto José Seguí. Nada se ha dicho del impacto paisajístico.

La apertura del Puerto a la ciudad es la manera de justificar que el proyecto tiene un “interés general” capaz de levantar la prohibición general de dedicar un espacio público portuario al uso hotelero, del que hoy apenas se han dado detalles. Tan sólo, que el rascacielos de 144 metros de altura tendrá un hotel de gran lujo de 382 habitaciones, y que Hesperia está en conversaciones con tres firmas internacionales, aunque prefiere una de ellas. Los nombres no los han dicho por “confidencialidad”.

Su aspiración es que todo esté listo en 2029, pero parece un plazo corto: quedan dos contenciosos por resolver en primera instancia, una decisión final del Consejo de Ministros condicionada a la resolución de esos recursos y, en su caso, un mínimo de tres años de obra.

Ausencias: Chipperfield, De la Torre y Rubio

La ausencia de Chipperfield es significativa porque su firma se está utilizando como garantía de singularidad y calidad. Preguntado al respecto, el director de su oficina española lo ha excusado por “motivos de agenda”, si bien esta presentación ha sido convocada por la promotora en la fecha y hora que ha querido.

La aportación de Chipperfield ya fue mínima en febrero, apenas cuatro frases preconcebidas, cuando la pretendida presentación se quedó muy debajo de las expectativas: se mostraron tres fotografías con la torre borrosa y los periodistas no pudieron ver ni la maqueta, que por lo que se supo luego tampoco definía gran cosa. Siete meses después, y con el proyecto ya analizado por los técnicos del Puerto de Málaga y enviado a Puertos del Estado, no ha aparecido.

Tampoco han estado en la presentación el alcalde Francisco de la Torre (PP) y el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, que defienden un proyecto que cambiaría la imagen de la Bahía de Málaga y que ha generado una importante corriente en contra en estos años.

“El espacio debe ser para el peatón”

Los promotores han defendido los beneficios para la ciudad de su proyecto rebajando el impacto de la torre y enfatizando el de todo lo que traería consigo. “Queremos un Paseo de Levante que conecte el morro con un recorrido peatonal hasta calle Larios, potenciando algunos de los espacios más emblemáticos de la ciudad. El espacio debe ser para el peatón, ahora es una infraestructura logística”, ha señalado Rodrigo Antón, director de la oficina de Chipperfield en Santiago.

De los 54.000 metros cuadrados para uso ciudadano, 29.000 metros cuadrados se sacarían de ese bulevar, y otros 25.000 de las diferentes plazas, tiendas y restaurantes en el propio Morro, llamado a ser “polo de atracción malagueños”. “Queremos que los malagueños vengan”.

Bajo esta perspectiva que realza la reurbanización del entorno, el “proyecto vertical” que tanto debate ha generado en la ciudad se ha presentado como complementario del horizontal. Tendrá una huella de 5.600 metros cuadrados (hotel, auditorio, zona comercial), con una torre de 20x60x144 metros de altura, con un jardín en la cubierta y retranqueos en la fachada de las plantas bajas para generar sombras, y una fachada de vidrio acompañado de un sistema de lamas verticales y horizontales (brique soleil) en las plantas altas.

Se apuesta también por medidas pasivas para mejorar su “comportamiento climático”: ventilación cruzada, vegetación, porches, patios, celosías y láminas de agua. El compromiso es usar “0” combustibles fósiles y “0” emisiones, con una aportación renovable del 100% de la electricidad.

Pendiente de dos recursos y del Consejo de ministros

Ahora, la cuestión se dirime en tres escenarios. Primero, el judicial. Hay dos recursos contenciosos que impugnan la tramitación seguida ante el Ayuntamiento de Málaga para modificar el plan especial del Puerto con objeto de encajar el inmueble. En segundo lugar, el técnico: aquí Puertos del Estado recibió hace un par de semanas el proyecto, proveniente del Puerto de Málaga, donde fue depositado hace ya ocho meses.

Y por último, el político: será el Consejo de Ministros el que levante o no la prohibición general de dar uso hotelero a la parcela, en función de su “interés general”. El ministro Óscar Puente ya ha dicho que no ve la necesidad de pronunciarse antes de que lo hagan los tribunales, pero en realidad nada lo impide. Es lo que exige la Plataforma Defendamos nuestro Horizonte, que ya barrunta movilizaciones para exigir que el Gobierno de PSOE y Sumar dé carpetazo a la idea sin esperar a que se resuelvan los recursos.

En estos años, el PSOE malagueño ha virado: de acoger el proyecto como propio (fue el socialista Paulino Plata quien lo impulsó siendo presidente del Puerto, en 2015) a oponerse frontalmente. Pero queda saber qué pasará cuando esta posición tenga que encajarse en la federal, con otros intereses o perspectivas en juego. Por su parte, Con Málaga (integrada por IU y Podemos) ha pedido hoy mismo a De la Torre que “tenga la gallardía” de convocar una consulta popular sobre el rascacielos del Puerto.

“Esperemos que continúe sin interferencias ni vaivenes políticos”, ha reclamado el representante de Hesperia. “No es un proyecto especulativo. Va a tener un retorno para la ciudad y para los malagueños”.

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