Labordeta, último juglar de la España vacía

Mariano Gistaín

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Labordeta (1935-2010), vindicado en la hermosa película documental que han dirigido su hija Paula y Gaizka Urresti, vuelve a traer la sencillez y la humanidad a las gentes que se ven amenazadas por lejanos designios. Antes fueron los pantanos, la emigración y la dictadura. Ahora, los molinos eólicos y las placas solares.

Labordeta empezó en Teruel cantando a los leñeros: “Camino de la ciudad van los leñeros: bajan leña, bajan fuego, bajan hambre y soledad”. 

Aragón, al ser un despoblado, ya no puede reclamar a Labordeta que le cante. Ya no hay nadie en tantos pueblos, y él tampoco está. Si lo llamaran, él iría de nuevo, como fue siempre a tantos pueblos año tras año. Hay pueblos que existen porque les iba a cantar el Abuelo. Existieron con él, que iba dando la vida. El ritual anual de Jorcas. 

Labordeta era un validador de soledades.

Esos pueblos a lo mejor solo tienen uno o dos habitantes, y quizá esos uno o dos ya están muertos y son presencias como las de Comala de Rulfo, o sobrevivientes como el último de Ainielle de La lluvia amarilla de Julio Llamazares, o El último hombre de los Pirineos, riguroso perfil firmado por Severino Pallaruelo... O el clásico Jánovas, víctimas de un pantano de papel, de Marisancho Menjón (que se puede leer completo en internet y nunca se olvida).

Por cierto que Severino Pallaruelo publica en Xordica los relatos Un secreto y otros cuentos

El Abuelo Labordeta empezó en Teruel cantando Los leñeros: “Largas horas, largos días, tristes meses, tristes años”. 

“De vuelta de la ciudad van los leñeros, se quedaron sin la leña y con hambre y soledad”.

Los leñeros regresan de la ciudad y no han ganado nada, es el negocio, amigo. El bosque en llamas porque nadie lo cuida ni lo vive. Explica Vicente Pinilla, director de la Cátedra DPZ Despoblación y Creatividad, que los incendios tienen que ver con la despoblación. Le entrevistan en El Diario de Teruel porque ha dado una charla en Alcañiz, famoso estos días porque la Cámara de Cuentas ha echado las ídems del Circuito de Motorland. También dice Vicente Pinilla que “los Grupos de Acción Local son la vanguardia contra la despoblación”. Teruel aspira a ser la sede de la Agencia Espacial de España. 

Labordeta fue un retén del desamparo. 

El documental Labordeta, un hombre sin más es precioso, emocionante, didáctico. La vida de un poeta en su diario íntimo, tan íntimo que nadie supo de su existencia. Su mujer, Juana, sus hijas, Ana, Ángela, Paula, sus nietas, los cincuenta mil nietos que acudieron a la Aljafería, a las Cortes de Aragón, a darle la despedida. Los 731 pueblos de Aragón (más los seiscientos y pico despoblados). 

Lo que hizo Labordeta fue dar existencia a cada persona. Y al recorrer todos los pueblos una y otra vez, dio existencia a Aragón, una existencia personalizada, de la máxima intensidad humana. El trato preferente a cada persona –el reconocer y valorar la existencia de primera–, y la disponibilidad para ir a donde le llamaran hicieron que Labordeta fuera el factor vertebrador de Aragón. Cuando murió el Abuelo la España despoblada se quedó sin ese vínculo sagrado que la mantenía de alguna forma unida al mundo y le daba sentido. Es significativo que el Abuelo murió en 2010 y en 2016 Sergio del Molino publicó La España vacía. Viaje por un país que nunca fue, ensayo que abrió la lata sobre este inmenso vacío.

¡Viva el Abuelo!