Las instalaciones culturales y turísticas de Zaragoza serán pioneras en protocolos de seguridad frente al coronavirus
En junio se desarrollarán las auditorías presenciales y documentales, que empezarán por las instalaciones turísticas y proseguirán por las culturales. El Ayuntamiento de Zaragoza será pionero en la certificación de protocolos de seguridad frente a la COVID-19 en equipamientos culturales y turísticos que expide la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR). “Desde el Ayuntamiento seguimos preparando las instalaciones para regresar a la actividad y atender a los ciudadanos, porque queremos garantizar tanto la seguridad de los trabajadores como las óptimas condiciones de los servicios para las visitas de los usuarios”, ha explicado la consejera de Cultura y Proyección Exterior, Sara Fernández.
El alcance del proyecto incluirá las instalaciones del Auditorio de Zaragoza, los teatros Principal y del Mercado, las tres oficinas de turismo de la ciudad, el palacio de La Lonja, el Centro de Historias y los museos Pablo Gargallo, Teatro Romano, Foro Romano, Termas Romanas y Puerto Fluvial. El proyecto se enfoca en “asegurar la experiencia de participación del público en las instalaciones municipales más emblemáticas desde la perspectiva turística y cultural, favoreciendo tanto el retorno de los zaragozanos a estos espacios y el reencuentro después de este periodo tan complicado, como en el futuro la llegada de visitantes de fuera de la ciudad”, ha explicado Fernández.
El proyecto se plantea con una implicación directa de todos los responsables en la puesta en marcha de los protocolos y en la realización de las auditorías internas y externas, así como la aplicación de un protocolo común y único para todos pero adaptado a nivel de cada instalación. Se contará con el apoyo de especialistas, la centralización de información y recursos, así como la implantación de planes de formación personalizados.
Todos los procesos que se desplegarán serán auditados por AENOR y se realizará un seguimiento en el tiempo para mejorar y mantener el esfuerzo inicial, de manera que, tras la primera auditoría, que se ejecuta en la puesta en marcha de las instalaciones, se repetirán más auditorías documentales y presenciales cada tres meses durante todo un año.
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